Congreso de la Nación y Corrupción: «El manjar de los Dioses»

Si esto mismo lo hubiéramos hecho con «este» Congreso, hace tiempo que las vacantes hubieran estado vacías de toda legitimidad. Porque después de haber asistido en esta última semana a las maniobras extorsivas y de seducción económica para obtener el beneficio de la sanción o no de una ley, casi a pocas horas, donde un grupo de diputados radicales se reúne con el presidente en la misma Casa de Gobierno para «dialogar» y encontrar la fórmula dialéctica de justificar el cambio ominoso de voto, donde se jugaba la suerte de millones de jubilados, solo tiene explicación en el grado de inmoralidad política en la que están inmersos la mayoría de los legisladores de ambas Cámaras.

Ya resulta repugnante el clima de «normalidad» y naturalización de todos los actos gubernamentales de este gobierno, que nos miente a cara descubierta todos los santos días. ¿O acaso es normal que, pese al rechazo legislativo ya confirmado, el gobierno haya usado $80.000 millones de los cien otorgados en gastos reservados para la SIDE, en un caso extraordinario de eficiencia ejecutiva a la hora de ejecutar el presupuesto? Pero nadie, ni ningún fiscal, se preocupa y pregunta: ¿Dónde fue ese dinero? ¿Cómo se va a recuperar si el proyecto de ley fue rechazado?

El senador Kueider votó a favor de los gastos reservados de la SIDE

Donde en un gobierno, «billetera mata galán», y la falta de escrúpulos de los destinatarios elegidos se presta a esta mascarada de democracia, el destino solo podrá modificarse por la acción del pueblo.

Miren, quien suscribe estuvo 12 años conduciendo un programa de TV que se llamaba Sin Concesiones en el Canal 2. Estaba acreditado en el Congreso y todos los meses viajaba a Buenos Aires y asistía a los debates. Desde 1996 hasta 2008, presencié muchas maniobras de especulación y negociaciones, ya sea para obtener beneficios para sus provincias o algunos en provecho propio. Pero nunca con tanto cinismo y caradurez por parte de legisladores que saben que por su propia incapacidad no van a ser reelegidos y forman parte, o no, para dar el número de quórum o para votar, o no, una ley.

Pero era otro tipo de legisladores, con trayectoria política y con los fundamentos y la preparación jurídica necesaria para sustentar sus proyectos. Eran otra clase de legisladores. No crean que les sobraban virtudes, pero se podía dialogar sin insultos.

Ahora, antes de votar un proyecto que beneficie ya sea a los jubilados o a la cultura, se tropiezan para votar en contra mientras dan discursos encendidos, aunque sean considerados «degenerados fiscales». Hay de todo en este «mercado persa» legislativo.

También están los arrepentidos, que de sus bolsillos profundos cuelgan títulos y cargos, pero se supone que en otros bolsillos más profundos y secretos llevan papelitos con el número de cuenta, y cuando les confirman la transferencia, corren felices a completar el trato. Ya conocíamos el teatro de la Banelco, pero eran unos pocos, aunque avezados legisladores. Y cuando pensamos que con cada cargo entregado a un parlamentario de la UCR se cubren muchas jubilaciones. Pero no les importa a los radicales que ya entregaron su historia «patricia» en Gualeguaychú en 1998.

El diputado entrerriano Galimberti, una renuncia «justo a tiempo».

Estamos en un momento en que las atrocidades sociales y económicas se atribuyen a las víctimas. En ese discurso sobreactuado y mentiroso, se cambiaron los nombres de las cosas para que se olviden de cómo realmente eran. Por eso, para los jubilados y los ciudadanos más humildes, la desigualdad y la pobreza pasaron a denominarse destino inevitable.

Y si todo esto fuera poco, las fuerzas de seguridad, formadas supuestamente para proteger a la sociedad, son mandadas por una ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que exuda crueldad por los cuatro puntos cardinales de su cuerpo, directamente proporcional a la ineficacia en todos los cargos ejecutivos de gobiernos anteriores, lo mismo que la canciller Mondino, quien dijo que para qué una ley para los jubilados, «total, se van a morir igual». Ese razonamiento de «casta inescrupulosa» es el que poseen los dirigentes del neoliberalismo macrista y el anarco-capitalismo distópico de Javier Milei.

Para los libertarios:

Por ahí viene la patria
con la mirada sucia,
sin una caricia,
sin un cobijo.
Densa. Muy densa.
Con el hambre a cuestas.
Pesa y avanza, avanza…
En el frío de la noche,
los enajenados,
los expulsados,
los que no encajan,
los que sobran, tiemblan…
Nuestros sueños se han
poblado de lobos…