En 2015, en absoluta soledad y con el apoyo del entonces senador Raymundo Kisser, Pagliotto presentó las primeras denuncias contra Urribarri, revelando irregularidades millonarias en el manejo de fondos públicos. Apenas dos meses después, su estudio jurídico fue atacado, un hecho que marcó el inicio de un largo camino de riesgos personales. Desde entonces, él y Mulet cuentan con custodia policial permanente, una medida que incluso enfrentó intentos de ser retirada.
El caso, sin embargo, no se limita a corrupción administrativa. En una de sus denuncias más impactantes, Pagliotto señaló la existencia de una mesa de dinero en el Senado provincial con presuntas conexiones con la banda rosarina “Los Monos“, una de las organizaciones narcocriminales más peligrosas de Argentina. Según sus informantes, esta operación se sustentaba en el narcotráfico, mediante el estiramiento de cocaína, una práctica que multiplica su valor económico exponencialmente.
“La corrupción no es solo un desvío de fondos, es un sistema que se alimenta del crimen organizado”, reflexiona Pagliotto, quien asegura que el atentado a su estudio no provino del círculo de Urribarri, sino de estas conexiones profundas del Senado entrerriano de aquel entonces, con el narcotráfico.
Aunque recientes decisiones judiciales, como la prisión preventiva de Urribarri, representan un avance, Pagliotto mantiene cautela. “Siempre hay recovecos”, advierte, recordando los años de dilaciones y las múltiples estrategias de la defensa del ex gobernador para evadir la justicia.
Para el abogado, el verdadero desafío radica en el cambio cultural que debe acompañar estos procesos. “La ciudadanía debe entender que la lucha contra la corrupción no es solo un tema judicial, es una causa social. Es nuestra responsabilidad exigir transparencia y justicia”, enfatiza.
“El caso Goyeneche: corrupción, encubrimiento y el costo de no actuar con transparencia”
El fallo que destituyó a Cecilia Goyeneche como fiscal anticorrupción de Entre Ríos ha generado intensos debates, pero para Pagliotto, la cuestión central es clara: su destitución no es un acto de venganza ni un ataque a la lucha contra la corrupción, sino el resultado de su propio accionar irregular y de su incapacidad para apartarse oportunamente de un caso donde su imparcialidad estaba seriamente comprometida.
“La doble vara de la transparencia: cuando la fiscal que combate la corrupción termina socavando la confianza en la Justicia”
Cuando Goyeneche descubrió que su esposo tenía vínculos societarios con Pedro Opromolla, uno de los principales imputados en el caso Contratos de la Legislatura, debió haber dado un paso al costado. Su permanencia en la causa, pese a esta conexión, no solo minó la legitimidad de la investigación, sino que además comprometió gravemente la credibilidad de la Justicia en su conjunto.
Por más encomiable que pueda ser el trabajo previo de Goyeneche en otras investigaciones, en este caso su conducta no estuvo a la altura de las exigencias éticas que demanda su cargo. La corrupción no solo se combate señalando a los demás, sino también asegurando que nuestras propias acciones sean irreprochables. Al no apartarse de manera inmediata, Goyeneche incurrió en un comportamiento que, en mi opinión, no solo fue inapropiado, sino deliberadamente encubridor, dijo Pagliotto.
Si queremos reconstruir la confianza de la sociedad en la Justicia, debemos ser implacables con los funcionarios que, como Goyeneche, violan los principios básicos de integridad y transparencia. La lucha contra la corrupción no puede tener excepciones, ni siquiera para quienes, en apariencia, se presentan como sus más fervientes combatientes.
Con valentía y sin guardar expectativas desmedidas, Rubén Pagliotto sigue siendo una de las voces más firmes contra la corrupción en Entre Ríos, enfrentando un sistema que intentó silenciarlo, pero que no logró apagar su búsqueda de la verdad.
FM del Este 100.5