Ese día, un primero de julio de 1974, comprendí que debía ser un señor muy importante, para que Jorge gimiera para adentro, como un niño, como lo hacía yo, que tenía cinco años, cuando estaba triste o dolido. Más tarde comprendí que, en esas lágrimas que se estrellaban contra el piso, o se escurría entre los cajones de fruta, se estrellaba y escurría, también, sus últimas esperanzas e ilusiones, sus nostalgias de los días felices, aquellos que le narraban con alegría sus padres. Eso significó Perón para los pobres, los cabecitas, los trabajadores. Fue, primero, el significante de su dignidad, de sus derechos a habitar un país del que siempre fueron convidados de piedra, cosificados, maltratados, explotados. De sentirse parte, dueños, protagonistas de la historia y de esa Patria, apropiada por la Oligarquía. De habitar, por derecho propio, esa casa robada por la aristocracia, tan bien descripta, desde la mirada de la elite, por Cortázar, en su extraordinario cuento “Casa Tomada”. Luego del impacto, el Poder de siempre, la Oligarquía, los Militares, la Iglesia, las vacas y las mieses, recuperaron el dominio y el significante Perón, aún innombrable, comenzó a significar la Resistencia. Durante 18 años, su sentido se entramaba a la esperanza de recuperar el paraíso perdido de los pobres. “Luche y vuelve” era en su brevedad, la frase que sintetizaba esa ilusión. Volvió, con la paradoja de tener que tomar decisiones conflictivas, que separaban lo que había unido en el exilio. Volvió ya viejo y enfermo, con la ultraderecha a sus espaldas, agazapada para traicionar, sanguinariamente, al pueblo trabajador y sus militantes. Aun así, contuvo lo que pudo, en su último aliento de vida, esa barbarie. Solo basta recordar que pudo proteger, en esos aciagos días, al General Prats, asesinado en una operación conjunta, solo tras su deceso. Este recuerdo tiene importancia porque el crimen de Prats, fue el primer operativo criminal coordinado por la CIA, Pinochet y la triple A, es decir, la primera víctima del Plan Cóndor, que terminó de desgarrar con impiedad, las venas abiertas de América Latina. En la Dictadura, sus militantes de base, aquellos que soñaban con construir un mundo mejor, más justo y solidario, fueron, principalmente, los perseguidos, secuestrados, torturados y desaparecidos. Perón y el Peronismo han representado, en sí mismos y en la historia, un significante abierto a múltiples significaciones. Cuando la derecha promete hacerlo desaparecer se refiere, sin dudarlo, a aquel que representa la defensa de los trabajadores, y lo promete, en nombre y en función de los beneficios del Capital. Desaparecer el Peronismo es desaparecer las aspiraciones del pueblo trabajador de vivir con dignidad. A despertarlos de un cachetazo de aquella ilusión por la que le hicieron creer que, con su salario, podían tener un televisor, un aire acondicionado y una casita, como lo escupió con todas las letras y el odio de clase, González Fraga. Hoy los medios hegemónicos, la cultura hegemónica, demoniza el significante asociándolo a la pereza, la violencia, los planes y los choris. Aún más, con procedimientos fascistas, lo demonizan de tal modo que “justifican” su represión en Jujuy, en su nombre (o sus significantes actuales, el Kirchnerismo o la Cámpora). Es necesario comprender la gravedad que implica, para la Democracia incluso, la construcción y demonización de un enemigo que, con solo nombrarlo, alcanza para Gerardo Morales y sus aliados, la validación de una represión brutal, descarnada y sobre todo ilegal. Ese sentido intenta darle el Poder al peronismo, incluso es, su deseo más hondo, esfumarlo para siempre. Eso está claro, falta saber, en estos días de inquietud, si ese riesgo no vendrá de una defección interna, si alguno de todos los disfraces que intentaron cambiar y corromper su rostro, logra imponerse, otra vez, para empañar un movimiento que dio, a los humildes, dignidad, que significó para el pueblo trabajador, sus pocos, únicos e inolvidables, días felices.

2 comentarios
Juan
Your comment is awaiting moderation. This is a preview; your comment will be visible after it has been approved.Amigo de Hitler y Mussolini. Fin
BERNARDO
Para los que quieran leer una historia de J.D. Perón:
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Domingo_Per%C3%B3n
HUGO
Your comment is awaiting moderation. This is a preview; your comment will be visible after it has been approved.El beneficio de la duda, Bernardo, yo también antes pensaba que El Ché era un héroe,luego que me informé descubrí que era un asesino en serie. Lo de Perón es mas o menos lo mismo, un fuerte carisma, personalidad y haber caído justo en el momento justo, como Kirchner en 2003, no significa para nada que sea un enviado de los dioses. A la masa se la cuentan, pero yo lo pongo en duda. Sostuvo Descartes que la duda era para él y los racionalistas en general, lo que le permitía distinguir lo verdadero de lo falso. Yo lo he probado y hasta ahora no me falla, es como un buen amigo.
HUGO
Según lo que he leído,desde 1890 y 1910 , el país experimentó el desarrollo mas rápido y sólido de la historia, luego vinieron los Irigoyen,Uriburu, y todo se fué deteriorando, el mundo fué cambiando, hasta que finalmente llegó Perón para nunca mas irse, murió pèro dejó su nefastos herederos que “tratan de destruir a la Argentina pero no lo logran”, según Mario Moreno, Cantinflas.