El escándalo saltó a la opinión pública por una nota publicada por el propio Alito en The Wall Street Journal, en el que se defendió de lo que describió como falsas «acusaciones» realizadas por periodistas del sitio web ProPublica, aunque lo curioso del caso es que el artículo del que se defendía aún no había sido publicado aunque ya se encuentra online con el título: «El juez Samuel Alito se fue de vacaciones de lujo a pescar con un multimillonario republicano que más tarde tuvo casos ante el Tribunal».
En una «nota del editor», The Wall Street Journal aclaró que los periodistas «Justin Elliott y Josh Kaplan, de ProPublica, que se autodenomina «una redacción independiente y sin ánimo de lucro que produce periodismo de investigación con fuerza moral», enviaron el viernes al juez Alito una serie de preguntas por correo electrónico y le pidieron que respondiera antes del mediodía del martes. Informaron al juez de que «hacemos reportajes serios, justos y precisos de interés público y hemos ganado seis premios Pulitzer».
El juez, en lugar de responder, decidió escribir y publicar su respuesta en el Journal y otros medios se hicieron eco de la noticia, como el portal de noticias NBC News.
«ProPublica ha formulado dos acusaciones contra mí: en primer lugar, que debería haberme recusado en asuntos en los que era parte una entidad relacionada con Paul Singer y, en segundo lugar, que estaba obligado a enumerar determinados artículos como regalos en mi Informe de Divulgación Financiera de 2008. Ninguna de las dos acusaciones es válida», afirmó el juez.
Las preguntas que le envió ProPublica hacían referencia a una serie de supuestos regalos que Alito recibió por parte de Singer antes de intervenir en una causa en la que involucra a la Argentina. Y dejan entrever que, de haber recibido esos regalos, el juez debería haberse abstenido de participar en las causas que involucraban a Singer, además de que esos regalos tendrían que figurar en los formularios anuales obligatorios de declaración financiera.
El caso involucra a Argentina porque Paul Singer es administrador de uno de los fondos de cobertura estadounidense que compró bonos o títulos de deuda pública locales, rechazó los canjes propuestos por el gobierno de la expresidenta Cristina Kirchner e inició luego una demanda que llegó al máximo tribunal, donde intervino Alito.
Aunque ProPublica no llegó a publicar su nota, el juez se anticipó y negó que Singer le haya regalado un viaje en un jet privado y una excursión de pesca de lujo en 2008, aunque reconoció que participó de un viaje y también que fue de pesca.
Alito escribió que para el vuelo privado de Alaska, Singer le «permitió ocupar lo que de otro modo habría sido un asiento desocupado». Además, contó que se alojó en una «modesta unidad de una habitación en el King Salmon Lodge, que era una instalación cómoda pero rústica». También dijo que los jueces suelen interpretar el «alojamiento y el transporte para eventos sociales» como regalos «no declarables».
«El vuelo a Alaska fue la única ocasión en la que acepté el transporte para un evento puramente social, y al hacerlo seguí lo que entendí que era la práctica habitual», escribió Alito.
El juez estadounidense también dijo que no tenía «ninguna obligación» de recusarse en ningún caso relacionado con Singer, con quien dijo haber hablado un puñado de veces.
Un año después de estos acontecimientos, Singer presentó ocho apelaciones en contra de Argentina y una de ellas fue aceptada finalmente en 2014.