La norma busca reforzar las pensiones y prestaciones vinculadas a la discapacidad, un reclamo que se venía sosteniendo con fuerza en las calles. El propio Milei había defendido el veto como una decisión central de su programa económico y como símbolo de la lealtad de “los 87 héroes”, en alusión a los legisladores oficialistas que le aseguraban blindaje en la Cámara baja. Sin embargo, la votación expuso fisuras en La Libertad Avanza, donde algunos diputados se apartaron de la línea presidencial tras semanas de tensión interna y el desgaste político que dejó el cierre de listas nacionales.
El debate comenzó con 166 votos a favor de habilitar la discusión, paso que ya anticipaba la derrota del oficialismo. Una vez en marcha, las intervenciones dejaron en claro la grieta discursiva en torno a la discapacidad.
La pulseada no concluye en Diputados. El proyecto pasará ahora al Senado, donde el panorama se perfila aún más adverso para el oficialismo. Si la Cámara alta insiste también con la sanción, el veto presidencial quedará definitivamente anulado.
Para Milei, la votación representa no solo un revés legislativo, sino también un síntoma de pérdida de control político: su primer veto formal se enfrenta al rechazo de la mayoría parlamentaria y abre un frente de desgaste con sectores sociales ampliamente movilizados.