El cuestionamiento de la UCA al Indec
Es cierto que la pobreza bajó entre el primer semestre de 2024 y el primero de 2025. Difícilmente podría haber ocurrido de otro modo, ya que se está comparando este año con el peor momento del ajuste de shock de Milei.
Lo primero a señalar es que la UCA es contundente al decir: «sobrerrepresentan la magnitud del alivio social” y reclamaron una «urgente revisión de las mediciones».
Como es sabido, el Indec mide la pobreza meramente por ingresos. Entonces, la baja de la inflación y especialmente la desaceleración de las canastas básicas (total y alimentaria), combinado con una recuperación parcial de los salarios (particularmente de los ingresos informales), lleva inevitablemente a una disminución en la cantidad de pobres del país.
El Indec informó que la pobreza en los principales centros urbanos se redujo al 31,6% y la indigencia al 6,9%, frente al 52,9% y 18,1% registrados un año atrás. Para la UCA, el dato implica una mejora innegable, pero está sobreestimado.
Por eso, los privados no cuestionan que esta tendencia de baja en la pobreza se haya producido, pero sí afirman que es de menor magnitud que lo que estimó el organismo estadístico que dirige Marco Lavagna.
Canastas desactualizadas y cambios en la EPH
Uno de los principales cuestionamientos es que las canastas básicas utilizadas por el Indec se construyeron con patrones de consumo de 2004-2005 y nunca se actualizaron con la información de 2017-2018. Esa falta de revisión metodológica, en un escenario de fuertes recomposiciones tarifarias, limita la capacidad de reflejar con precisión la situación real de los hogares.
Credebilidad cuestionada
Los responsables del cuestionamiento afirman que «es fundamental diferenciar entre el fenómeno de la pobreza y los instrumentos utilizados para medirla, porque de esa brecha depende la credibilidad de la estadística oficial y el diseño de políticas públicas».