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Operación serrucho

Fue un pedido de Patricia Bullrich, quien pasarÔ a manejar a través de su excompañero de fórmula la totalidad de las fuerzas del Estado en una etapa de creciente conflictividad social. La vicepresidenta electa, que aspiraba a ocupar ese mismo lugar, perdió influencia en la interna libertaria. La pregunta por el rol que tendrÔn las Fuerzas Armadas a partir del 10 de diciembre y los coletazos políticos de la decisión.

5 diciembre, 2023

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8:19 am

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Con la designación de Luis Petri como futuro ministro de Defensa, Javier Milei finalmente delegó el manejo polĆ­tico de la totalidad de las fuerzas del Estado en manos de Patricia Bullrich. A diferencia de Mauricio Macri, la excandidata presidencial de Juntos por el Cambio parece que sĆ­ tendrĆ” su ā€œsegundo tiempoā€, aunque bajo el gobierno del libertario. Ya habĆ­a sido confirmada la semana pasada al frente de Seguridad, cargo que negoció mano a mano, sin intermediarios, con el presidente electo. Ahora, colocó a un hombre de su riñón, a la sazón su excompaƱero de fórmula, en un Ć”rea clave que controlarĆ” por extensión y que le permitirĆ” acumular un poder aĆŗn mayor al tuvo en su paso anterior por la función pĆŗblica. Todo a lo que aspiraba, en suma, Victoria Villarruel, como fiel representante y lugarteniente de los intereses de la familia militar. La decisión, que se venĆ­a cocinando en las Ćŗltimas semanas, desplaza a la vicepresidenta de un rol que ella habĆ­a reclamado para sĆ­ y que el propio Milei le habĆ­a prometido pĆŗblicamente en varias entrevistas, y la encorseta –contra su voluntad– a su rol institucional como presidenta del Senado.

Cerca de Bullrich afirmaron que, si bien el desembarco de Petri en Defensa ā€œfue una decisión exclusivamente de Mileiā€, la excandidata pidió por Ć©l durante la reunión cara a cara que tuvo con el presidente electo la semana pasada. La sintonĆ­a entre la futura ministra de Seguridad y el presidente electo es total. ā€œSe tienen respeto mutuo. Ella se tragó su orgullo y lo apoyó. Y ahora trabaja para que le vaya bienā€, describieron. Para mĆ”s datos, aseguraron que comparten ā€œuna lectura comĆŗn del momento y de lo que pide la sociedadā€, una idea que seguramente traerĆ” cola en una etapa en la que se avizora una creciente conflictividad social y en la que todo indica volverĆ”, recargada, la ā€œdoctrina chocobarā€.

Villarruel, en recƔmara

Al menos hasta el balotaje, Villarruel tenĆ­a prĆ”cticamente asegurado el control tanto de Seguridad como de Defensa, donde tenĆ­a planeado designar funcionarios de su cĆ­rculo mĆ”s cercano. Para ambas carteras sonaban respectivamente el diputado electo Guillermo Montenegro –hijo de militares– y el coronel retirado del EjĆ©rcito Jorge Eduardo Lenard Vives, ex responsable de investigaciones de la Aduana durante la gestión de Gómez Centurión. Los dos son integrantes de la fundación que ella preside, OĆ­d Mortales, que tal como reveló este medio es el nuevo sello de la vieja Fundación Tridentina para los Valores ClĆ”sicos, fundada por el teólogo Gustavo Corbi, quien tuvo un cargo en la SIDE durante los primeros meses de la dictadura.

A juzgar por su Ćŗltima decisión, Milei finalmente optó por dejar en un segundo plano esa agenda vinculada al negacionismo –al menos no darle una visibilidad que tuvo en la campaƱa– y se inclinó por una solución polĆ­tica: incorporar ā€œa la fórmula completa de Juntos por el Cambioā€ a su gabinete, tal como se comunicó oficialmente desde la ā€œoficina del presidente electoā€.

Villarruel, de todos modos, se mostró dispuesta a dar pelea y dio muestras de seguir tallando en la agenda de defensa. Este lunes envió sus ā€œcondolenciasā€ a las familias de los andinistas fallecidos en la Cordillera, que estaban perdidos desde el miĆ©rcoles pasado, y agradeció a las autoridades chilenas, ante las que dijo haber intercedido, ā€œpor su colaboraciónā€ en la bĆŗsqueda. Antes, se habĆ­a fotografiado en reuniones con la cĆŗpula de la Prefectura y en el Departamento Central de la PolicĆ­a Federal.

Relegada al Senado, Villarruel podrĆ­a tener de todas formas ā€œun rol activoā€ en la negociación de leyes en la materia, con su propia agenda, segĆŗn trascendió desde La Libertad Avanza. De acuerdo a la plataforma electoral de LLA, estarĆ­an en carpeta la construcción de cĆ”rceles ā€œpor sistema de gestión pĆŗblico-privadaā€, la ā€œmilitarizaciónā€ de los institutos penitenciarios, la ā€œeliminación de los salarios de los reclusosā€ y la baja de la edad de imputabilidad, entre otras iniciativas.

Bullrich y Petri coinciden con la mayorĆ­a de los puntos de esa agenda. El flamante ministro de Defensa se mostró mĆ”s de una vez cercano a las ideas de Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, tristemente cĆ©lebre por las torturas a las que somete a las personas privadas de su libertad. El Ćŗnico contrapunto en la materia se produjo durante la campaƱa, cuando Villarruel cuestionó a Bullrich por haber propuesto grabar las comunicaciones entre las personas privadas de su libertad y sus abogados. ā€œEso es ilegal, Patriciaā€, le espetó en un Tweet.

En veremos quedarÔ, a partir del 10 de diciembre, un tema caliente: la militarización de la Seguridad Interior, con la participación de la Fuerzas Armadas en el control de las calles. Durante la primera gestión de Bullrich en el Ôrea se ensayó un primer intento con el decreto 683/18, que ampliaba el marco de acción de las FAA y habilitaba una extensión de sus tareas a, por caso, el combate del narco. Ese decreto fue modificado parcialmente durante el gobierno de Alberto FernÔndez. Bullrich propuso en campaña desplegar a las fuerzas en Rosario y el conurbano. Allí podría surgir un fuerte contrapunto con Villarruel, dado que, como ya dijo, pretende resguardar a las fuerzas de involucrarse en ese tipo de conflictos.

La ruptura con Macri

AdemĆ”s de eclipsar a Villarruel, la ascendencia de Bullrich en el universo de Milei tiene otro efecto colateral: su alejamiento cada vez mĆ”s marcado de Mauricio Macri. Ella ya avisó que deja definitivamente la presidencia del PRO a partir de febrero, lo que la deja en libertad para asumir su nueva piel de libertaria, una mĆ”s en su camaleónica trayectoria polĆ­tica. Pero ahora asoma una independencia definitiva respecto del expresidente. Desde que negoció por su cuenta su desembarco en el gabinete, la relación terminó de quebrarse. ā€œPatricia siempre va a responder a Patricia. Larreta primero, y ahora Macri, la subestimaron y no la entendieron. AsĆ­ les fueā€, disparan desde su entorno.

Macri, por su parte, quedó desautorizado. Uno de los vértices del pacto de Acassusso pasaba por la designación de Cristian Ritondo como presidente de la CÔmara de Diputados, por lo que su intención de mostrarse como garante de la gobernabilidad del nuevo gobierno, terminó por diluirse. Sus espadas legislativas, ahora, pasaron de decir que se proponían «cogobernar» a «votar ley por ley». «Pasa que esto ya no es Socma», graficó un dirigente del PRO sobre la situación en la que quedó el expresidente.

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