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“Triste Navidad”: 500 días de acampe de los trabajadores despedidos de Fademi
Ignacio Gervasoni es obrero de la fábrica de baterías Fademi ubicada en Larroque, departamento Gualeguaychú, desde hace 18 años y delegado del Sindicato de Químicos y Petroquímicos de Zárate-Campana. Esta tarde, recordó que hace más de 500 días que un grupo de trabajadores está realizando un acampe en las puertas de la empresa reclamando su reincorporación. Fueron despedidos cuando hacían huelga en reclamo de una mejora de las condiciones laborales. Hay un fallo judicial que ordena la restitución de sus puestos de trabajo que no fue acatado por la empresa. El delegado dijo que además los echaron “sin un mango” ya que no se les pagó la indemnización. “Vamos a pasar la segunda Navidad en el acampe. No será una Feliz Navidad, va a ser una triste Navidad”, dijo esta tarde a DIARIOJUNIO.

El reclamo comenzó en abril de 2024 cuando los obreros pusieron como condición para seguir trabajando la mejora en las condiciones laborales de algunos sectores de la fábrica. “Nosotros trabajamos con ácido y con plomo”, dijo. El ácido está en un tanque que tiene una parte de su estructura corroída. “Es lo que suele hacerle el ácido al metal”, destacó.
Pero la empresa desoyó el reclamo. Los obreros se ampararon en el artículo 26° del convenio colectivo de trabajo que dice que si un trabajador tiene que realizar una tarea que le puede costar la vida o le acarre riesgo físico, puede negarse a realizarla. “Cuando hicimos uso de ese artículo, la empresa obliga igualmente a los trabajadores a prestar tareas en ese sector”, indicó.
Al negarse, la patronal optó por enviarlos a otro sector pero no les daba ninguna tarea específica para descontarles las horas de trabajo. “A nosotros nos empujaron a este conflicto porque ahí teníamos otro tema: los descuentos indebidos”, remarcó.
Desde la Secretaria de Trabajo dictaron una conciliación obligatoria cuando comenzaron las primeras medidas de fuerza. “Fue arbitraria porque lo púnico que hizo fue garantizarle la productividad a la empresa”, indicó el delegado. Finalizada la misma, volvieron los reclamos y nuevamente se dicto otra conciliación. Gervasoni la calificó de igual forma como “pro-patronal”.
Pero, a diferencia de la primera, al finalizar la segunda conciliación, la empresa despidió a seis trabajadores. Cerca de 50 obreros fabriles decidieron suspender las tareas y comenzar un acampe al costado del ingreso principal a Fademi para reclamar la reincorporación de los cesanteados. “Empezaron a llegar carta documento desde la empresa intimando a los trabajadores a que vuelvan a trabajar”, expresó.
Desde la empresa, optaron por despedir a varios más. Gervasoni sostuvo que los echaron por “hacer uso del derecho a huelga”. Actualmente son 37 empleados que quedaron fuera de la fábrica de baterías. Desde el Sindicato interpusieron un reclamo en la Justicia y la Cámara Federal de Apelaciones del Trabajo sacó un fallo a favor de 25 trabajadores ordenando su reincorporación. Pero la empresa no cumplió con la sentencia dictada el 10 de enero de 2025.
Fademi apeló el fallo y llegó incluso hasta la Corte Suprema de Justicia pero el tribunal supremo rechazó las pretensiones de la patronal dejando firme el fallo. El fallo judicial contra Fademi además implica una multa de 1.500.000 pesos argentinos por día corrido (corre sábados y domingos) que la empresa debe pagar por cada trabajador despedido que no reincorpore. De esa forma, se genera una multa millonaria.

La empresa optó por no reincorporar pero tampoco los indemniza a los obreros despedidos. “El reclamo que tenemos hoy en día, después de más de 500 días de acampe, es que se reincorpre a los trabajadores, que se cumpla con el fallo judicial, que se cumplan con las leyes o que se les pague a los trabajadores la indemnización correspondiente”, demandó el delegado. “A los compañeros los largaron a la calle sin un mango y con un despido ilegal”, remarcó. Gervasoni aclaró que el acampe está ubicado a ocho metros del ingreso a la puerta principal sin bloquear el ingreso a la planta.
“La situación real a 500 días del acampe es que, cada compañero está generando deudas, cada familia está pasando necesidades. Nuestros niños están pasando necesidades. Tampoco se está obligando a la empresa a que cumpla con el fallo porque me parece que un juez debería haber ejecutado”, remarcó Gervasoni.
Actualmente, la empresa sigue trabajando ya que un grupo de obreros “se asustó” por la persecución que hizo la empresa. “Vieron la persecución que hizo la empresa ya que ilegalmente los estaban dejando sin trabajo. Y bueno, decidieron entrar a trabajar”, precisó.
Gervasoni aportó además que la empresa logró autorización de la Justicia para tomar trabajadores nuevos. “Los tiene pagándoles dos pesos, en condiciones que no era las que nosotros teníamos”, subrayó. “Esa fue la idea desde el principio: sacarse la representación gremial de la empresa para poder hacer con los trabajadores lo que ellos vienen haciendo durante años, antes de la llegada del sindicato a Larroque”, manifestó.
El delegado sostuvo que hace muchos años estaban en “situación deplorable”. “Nos cobraban los borcegos, teníamos que andar atrás de los patrones rogándoles un par de guantes porque teníamos los dedos afuera y estábamos en contacto con el plomo, con el ácido”, describió. Los filtros de las máscaras tenían una duración que era predeterminada por la empresa. Pero si se saturaban antes, la empresa se los cobraba. Recién les ordenaban dejar de trabajar cuando la concentración de plomo en sangre era del 60 % cuando la ley marca que con el 40 % es suficiente. No tenían ropa de trabajo. Tampoco les daban elementos de higiene como jabón, toalla y dentífrico. “Ni siquiera nos daban una gaseosa porque el gas hace que no se acumule el plomo en los huesos”, destacó. “Los sueldos eran muy bajos y una parte en negro”, añadió.
Cuando el Sindicato llegó a Larroque, se dejó de pagar en negro y se comenzó a aplicar el convenio colectivo de trabajo. “Se empezó a reconocer al obrero como una persona, no como un esclavo”, manifestó.
El delegado expresó que nadie se acercó desde la dirigencia política nacional, provincial ni municipal para saber cómo están los obreros ni sus familias. Para Gervasoni, el motivo del no involucramiento es que el Sindicato rompió con una lógica de sueldos bajos que son los que se pagan en esa localidad del sur de la provincia. Aunque en la fabrica no se pagaban “sueldazos”; eran buenos sueldos comparados con otros sectores. “Las otras empresas quedan expuestas”, dijo. “Sabemos que el intendentes (Francisco Benedetti) es empresario y que el papá del intendente es empresario: es el señor Astillo Benedetti” (ex diputado nacional). A su vez, sostuvo que desde el gobierno provincial tampoco se ocuparon de buscar una solución para el conflicto.
“Otra triste Navidad”, remarcó por ultimo Gervasoni. Y aclaró que la lucha la pueden sostener por el esfuerzo que hacen los afiliados al sindicato de Zarate Campana realizando una colecta solidaria para arrimarles un moto fijo por mes, y una vez por semana les dejan bolsones de mercadería y de carne.

