El animal en cuestión, llamado Scyther, participaba junto a su dueño de eventos de cosplay (La práctica de disfrazarse e interpretar a un personaje de ficción —de películas, series, cómics, videojuegos o anime—, combinando vestuario y actuación) y se volvió “celebridad en internet”, según rezan los fundamentos del proyecto del concejal Mauricio Rey. Por eso, los concejales pro libertarios consideraron justo rendirle tributo con una estatua de 70 centímetros y una base de cemento escalonada.

Sin embargo, no tuvieron el mismo entusiasmo para reconocer a cientos de concordienses que, desde hace 5 años, llenan las calles de color y orgullo reivindicando el derecho a existir, a vivir sin miedo ni vergüenza en una sociedad más justa e igualitaria para quienes históricamente fueron discriminados, perseguidos o invisibilizados. Ciudadanos de Concordia, vecinos como cualquier otro, que son hermanos, hijos, padres y madres, que viven, trabajan, consumen, pagan sus tasas e impuestos y también votan.

En la historia, los perros que recibieron monumentos fueron símbolos de nobleza, servicio o heroísmo: Hachikō en Japón, por su lealtad; Balto en Nueva York, por salvar vidas; Chonino en Buenos Aires, por morir protegiendo a su guía policial. Todos ellos representan valores colectivos. Pero en Concordia, la versión libertaria de la épica canina consiste en un perro disfrazado, homenajeado por “influencer” digital.

La misma mayoría PRO Libertaria que bendice el bronce para un perro disfrazado, al parecer considera -vaya a saber si por ideología, moralina o tan solo aprovechando el empuje de los vientos reaccionarios que están a la moda- “inconveniente” la Marcha del Orgullo.
Una escena perfecta de una dirigencia que confunde “libertad” con odio y que ha convertido la mediocridad y el delirio en política de Estado.
Para completar el sainete, los mismos concejales declararon de “interés municipal” la ocurrencia de rebautizar a Concordia como “Cuna del Principito” (un proyecto de Sastre y Ovelar) mediante un programa oficial del mismo nombre. Es decir: cultura sí, pero solo si es decorativa, inocua y no molesta a nadie.
Y por si faltara algo, estos mismos concejales insisten en renombrar calles y por eso pidieron, en la misma sesión de este jueves, que se convoque a la Comisión Permanente de Nomenclatura Urbana para una reunión el próximo martes por la mañana para tratar cuatro (4) expedientes, entre los que se cuentan: cambiar el nombre de la Avenida Pte. Néstor Kirchner por la de Avenida Pte. José Figueroa Alcorta y restituir el nombre original de la Avenida Costanera de los Pueblos Originarios; es decir por el de Pte. Julio Argentino Roca, un presidente que encarnó una de las facetas más brutales del proyecto oligárquico, racista y represivo de la Argentina, arquitecto del régimen conservador del fraude electoral que dominó la Argentina hasta la irrupción del radicalismo, impulsor del modelo de endeudamiento y dependencia financiera con Gran Bretaña. Un genocida responsable de la matanza de miles de personas pertenecientes a los pueblos originarios para el posterior reparto de sus tierras, unas 15 millones de hectáreas, entre un puñado de terratenientes, militares y banqueros. Un verdadero homenaje de estos concejales al espíritu colonial y oligárquico que los inspira.

Mientras el discurso libertario sigue repitiendo el mantra de Milei acerca de que “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo”, en su versión local se reduce a un rejunte de gestos cargados de intolerancia, provocación y nostalgia por un país en blanco y negro, donde los “otros” no tenían voz, ni bandera, ni orgullo.
En esta Concordia de «libertarios paracaidistas», los perros tendrán monumentos. Las personas, las minorías, las disidencias, en cambio, siguen esperando el derecho a marchar y vivir «su proyecto de vida» sin que los traten como enemigos, zombies o un virus contagioso y peligroso.







5 comentarios
Spinelli
En el Macondo libertario de Concordia, los concejales rechazan el orgullo y coronan al perro cosplay como alcalde del Carnaval. Realismo mágico de la derecha Manaos.
HUGO
Con la cantidad de cosas urgentes que hay para resolver, estos imbeciles se ponen a boludear como si ser concejal fuera una joda. Baches y mas baches, violaciones a los semáforos por miles, y ningún agente de tránsito, carritos sobrecargados con un caballito desnutrido tirando. Son algunas, a mi si fuera concejal no me alcanzaría los cuatro años para trabajar en estos y otros temas. Cantidad y variedad.
Artémides
Que conviden de la que están tomando
Juan Cruz
Luego de leer la nota, se me dibujó una amplia sonrisa que estalló en carcajada. Claro, porque son dirigentes ridículos, o sea que mueven a risa.
Nunca mejorarles la vida a los ciudadanos. Están en la chiquita, con la nuestra.
Si les hace ruido las identidades no heteronormadas, les digo que Concordia cuenta con psicólogos de excelencia. Indudablemente, tienen que replantearse alguna cuestión. «¿Qué ves cuando me ves»? Yo diría: ¿Qué se ven cuando los y las ven?
Daron
desde la asunción de este gobierno intolerante, represivo y misógino, el consejo deliberante es más bien merecedor de ser llamado «CONSEJO DELIRANTE»