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Malvinas y la muerte adolescente: un poema de memoria y lucha
La guerra de Malvinas dejó cicatrices imborrables en la historia argentina. Este poema del periodista Ricardo Monetta evoca el sacrificio de los jóvenes soldados, la nostalgia que se hizo poesÃa y el recuerdo que arde como llama de recuperación. Entre la entrega, la sangre derramada y la lucha irredenta, una pregunta resuena en las trincheras: "¿qué nos trajo aquÃ?"

Malvinas y la muerte adolescente
En el frÃo océano, Malvinas se hizo nostalgia,
también Malvinas, con el tiempo, se hizo poesÃa,
y el tiempo encendió más la llama del recuerdo,
pero tenemos claro que no basta para la revolución.
Frente a los usurpadores y sus lacayos serviles,
solo podemos tener una respuesta:
que Malvinas, como poesÃa,
es la llama que alimenta la recuperación…
Bebamos nuestras lágrimas en el recuerdo,
comamos solo de nuestro pan,
que de ese sudor amasado
nacerá irredenta la lucha hasta el final…
Será la hora de los discursos de los militares abyectos,
honrándose a sà mismos de la miserable entrega
de sangre argentina como salvavidas espurios
para explicar lo inexplicable, nacido de su cobardÃa polÃtica.
Malvinas fue la hora del sacrificio de sangre joven,
cuando en las trincheras, volaban buitres oscuros
en forma de aviones, cuyo plumaje sajón
enviaba solo mensajes de destrucción y muerte por doquier…
Luego el cielo refleja la luz de la sangre inocente
derramada en los rostros de las vÃctimas,
donde se aprecian los jirones de la historia mancillada…
En cada trinchera, en el fango, soldados adolescentes
se preguntaban: ¿quién, cuándo y cómo me trajo a esta lucha?
¿Quién y por qué me hicieron desertar de mi niñez?
La guerra es una «patria» de siniestra catadura,
donde el dios de los ejércitos no retrocede nunca.
¡Honor eterno a nuestros soldados!
