Es bastante más común de lo que la gente cree que, bajo el manto de un cargo importante —ya sean presidentes, gobernadores o simplemente pertenecientes a las élites dominantes—, de vez en cuando las sociedades se conmuevan por la aparición de escándalos de corrupción o de naturaleza de extrema inmoralidad.
Es por eso que, en los EE. UU., está haciendo furor la aparición, en forma fragmentada, de los archivos de la investigación federal sobre la participación y connivencia del propio presidente Donald Trump en el ya famoso escándalo del magnate Jeffrey Epstein, donde se cuentan más de 1.000 víctimas de escándalos sexuales durante dos décadas.
Esto es lo que se desprende de un memorando publicado la semana pasada por el Departamento de Justicia, en el que se afirma que el FBI realizó una investigación donde están involucradas personalidades del mundo de la alta política, magnates, gente de la realeza británica y toda clase de famosos.
Desde que Trump tomó posesión del cargo, fue renuente a hacer público este material, por lo cual una fiscal del estado de Florida pidió la extensión de su jurisdicción hasta el estado de Nueva York para garantizar la protección jurídica de Trump.
La historia es así: Epstein y Trump mantuvieron una relación de amistad durante 15 años, durante la cual ambos se divertían confraternizando con chicas muy jóvenes.
Epstein había obtenido, de manos de un multimillonario, una mansión en Nueva York donde hacía recepciones de “alta sociedad”, a las que concurrían personas de la talla de Bill Clinton, el príncipe Edward de Inglaterra, famosos del cine de Hollywood y demás figuras del jet set mundial. También Epstein tenía una mansión en Mar-a-Lago, donde se incluye una residencia de Trump, donde participaban de largas fiestas, siempre con chicas muy jóvenes, casi adolescentes. A esto se agregaba la casa de Los Ángeles de Victoria en Nueva York. Durante todo ese tiempo, Trump voló en el jet privado de Epstein. Además, su número de teléfono aparece en la libreta negra de Epstein.
Según reporta The Wall Street Journal, Donald le había mandado una carta de felicitación a Epstein por cumplir 50 años, junto a una foto de una mujer desnuda con la palabra “Donald” haciendo de vello púbico.
El caso es que en la mansión de Nueva York y en la “isla del placer” de Epstein se habían colocado todo tipo de cámaras ocultas y micrófonos, por lo que todas las conductas de los participantes quedaban registradas. Según la información que trascendió, ese accionar de Epstein era guiado por una agencia de inteligencia extranjera, por medio de la cual luego podían extorsionar a los políticos influyentes para que tomaran decisiones favorables a determinados grupos económicos o fuerzas políticas.
El escándalo se inició en 2005, cuando una mujer denunció que Epstein había pagado a su ahijada para que le diera masajes desnuda. La investigación policial rápidamente identificó a una docena de víctimas. A pesar de que en ese entonces se encontraron más de 40 víctimas que se animaron a declarar, el magnate consiguió un trato con la fiscalía por el que se declaró culpable de un solo cargo de prostitución y fue sentenciado a 18 meses de prisión. El mayor peso de la acusación recayó sobre Virginia Giuffre, quien denunció haber sido reclutada cuando tenía solo 16 años para mantener relaciones sexuales con depredadores ricos y poderosos de la política. La pobre Giuffre, ante amenazas, se suicidó en abril de este año. Ella había declarado que había sido abusada por el príncipe Andrés de Inglaterra. A partir de 2018 se desvelaron decenas de nuevas víctimas, y se abrió una nueva causa que llevó a su arresto en 2019, acusado de traficar con niñas, algunas de 13 y 14 años. Es tanto el horror que la administración Trump abrió un “fondo de compensación para las víctimas de Epstein”, que pagó más de 120 millones de dólares a 150 personas.
La pareja de Epstein, Ghislaine Maxwell, está cumpliendo una condena de 20 años por conspirar durante dos décadas facilitándole los abusos.
Más allá de los escándalos sexuales, una vez recopilados los hechos y relacionándolos con los personajes influyentes que concurrían a esas “fiestas”, existe la convicción de que era un “activo” de inteligencia, ya sea de EE. UU. o de otra nación extranjera.
Epstein supuestamente se suicidó en su celda (o lo suicidaron), porque en la grabación de la cámara permanente que tenía hay un salto de dos minutos donde nadie sabe qué ocurrió, pero apareció con el cuello fracturado.
¡Y nosotros que nos asombrábamos de las orgías de los emperadores romanos!
Está visto que la degradación de la condición humana es inherente a cualquier civilización, sin importar el tiempo histórico que se considere.