En la tarde noche de este domingo, el intendente de Concordia, Francisco Azcué, fue víctima de amenazas en los alrededores del hospital Masvernat. Un individuo lo insultó e intentó agredirlo, lo que motivó la intervención policial y una persecución que terminó con la detención del agresor. Todo comenzó cuando Azcué descendió de su vehículo y fue abordado por un hombre que habitualmente merodea la zona “cuidando autos” con un chaleco verde. “Le pidió plata al intendente, no le quiso dar y le habría dicho algo de la ordenanza que prohíbe a los trapitos. Entonces el muchacho lo empezó a insultar”, relató una testigo a DIARIOJUNIO.
La versión policial indicó que tras los insultos, el individuo habría intentado agredir al intendente. Personal de Comisaría Cuarta llegó de inmediato, pero el agresor escapó y se escondió en una vivienda abandonada. Allí resistió el arresto, atacando a los efectivos con una escalera y golpes de puño, hasta ser reducido.
En tanto, fuentes judiciales señalaron que el hombre “todavía no prestó declaración” y que no se advierte ningún trasfondo político en el hecho: “Se trataría de un trapito y un entredicho con el intendente habría hecho reaccionar al hombre. Descartamos cualquier connotación partidaria”, aclararon.
En efecto, el acusado es un hombre que tendría problemas de consumo, con algunos antecedentes, que “siempre se la rebusca en la calle”. Supo dedicarse a la venta de pirotecnia, hasta que otra ordenanza municipal también le cerró esa posibilidad.
El episodio con Azcué, según todas las fuentes consultadas, debe leerse también en clave social: un hombre que, entre problemas de salud y de otras índoles, queda atrapado entre la necesidad de sobrevivir y las restricciones legales que lo dejan fuera de juego.
En este marco, el altercado en el hospital Masvernat refleja un conflicto más amplio entre las ordenanzas de orden público y las condiciones de vida de sectores vulnerables de la ciudad.