La falacia ad hominem es un error lógico que ocurre cuando se ataca a la persona que presenta un argumento en lugar de refutar el argumento en sí. El objetivo de esta falacia, cuyo nombre significa «contra la persona», es desviar la discusión y desacreditar a la fuente sin abordar la validez de su punto de vista.
En segundo lugar, es la forma más chabacana e intelectualmente pobre que han encontrado los antiperonistas viscerales y de cabotaje, que tampoco son santos ni orinan agua bendita, de generar un enemigo simbólico que permite construir un relato falaz para generar un mecanismo simple de creación de una grieta en la sociedad, como si en el mundo K, exclusivamente, orbitaran los malignos de la tierra y, del otro lado, las virtuosas personas de bien, como suele decir el funesto desquiciado que hoy ocupa el sillón de Rivadavia.
La conciencia social está tan adormecida y tan cancelada la visión crítica, que la mentada sociedad de masa en su punto más exultante y peligroso, ha vuelto a configurarse de la mano, primero de la derecha y luego de la ultra derecha libertaria minarquista.
Hay una inercial tendencia a la imitación de modelos que son impuestos por el marketing político en medio de una sociedad líquida, vacíos totalmente de contenidos ético e ideológico. Sólo se trata de vender urbi el orbi una expresión política como si se tratara de una simple mercancía. El ámbito social funge de mercado y los políticos de agentes de venta, que intermedian entre los electores y los partidos políticos.
Recordemos, por caso, cuándo y cómo comenzó a imponerse entre los partidos más grandes y populares de la Argentina, la clásica estética PRO, cuya muestra más representativa se afincaba en palabras. (Ideolecto), gestos, expresiones y en imágenes. Veamos sólo algunos ejemplos, de muchos.
La palabra “equipo” prontamente reemplazó al término grupo o colectivo tan característicos del radicalismo, el PJ y otras facciones partidarias vernáculas.
Algunos semiólogos Y lingüistas aseguran, con inobjetable razón académica y empírica, que las palabras suelen muchas veces desnudar ideologías. De allí el término Ideolecto.
La vestimenta bien descontracturada y muy casual, como los sacos sin corbata y la ropa híbrida (entre formal y desportiva), acompañada siempre de cuerpos que exhiban horas semanales de gimnasio y ranning. El ejemplo más prototípico de esa conversión corporal es, sin dudas, el reconvertido dirigente rural Alfredo De Angeli, el hijo no deseado de don Humberto Volando y nieto desconocido del abogado agrarista, prócer del Grito de Alcorta, Dr. Francisco Netri.
Y finalmente, las imágenes clásicas del partido vecinal de CABA (PRO), como esas fotos de grupos multitudinarios de mujeres y hombres, con sonrisas impostadas, la respiración contenida para esconder algún kilo de más que aumente la cavidad abdominal, si es posible tomada en amplios espacios verdes, al estilo de las publicidades americanas que exhiben familias modelo, donde todo aparece perfecto y armonioso.
Y para cerrar, un modo muy informal de llamar a los compañeros de militancia por sus nombre disminuidos (Maru, Fer, ) sobrenombres (Nacho, Pato, por Bullrich antes de que migrara a LLA)o sus nombre de pila (Mauricio, Horacio), en lugar del compañero fulano de tal o el correligionario con nombre y apellido, salvo en algunos casos muy especiales en que se utilizaba el disminutivo del nombre de pila, para diferenciarlo de su padre o abuelo, también correligionario, que tenía idéntico nombre (Eduardito. Rodolfito, Enriquito, Carlitos).
Volviendo al busilis de la cuestión a dilucidar o meollo del asunto, esa falacia agreste y deslucida con pretensiones de definición moral motejada laxamente como KIRCHNERISMO, por estas horas, ha quedado, finalmente, absoluta e incontrastablemente destruida y sepultada, demostrando su anémica validación conceptual. A partir de las declaraciones del abogado libertario Diego Spagnuolo, letrado particular de Javier Milei y ex titular de la ADIS, sumado a las denuncias por la criptomoneda Libra y a las irregularidades en ANMAT por el fentanilo, no pueden caber dudas a ninguna persona de bien, que la más excecrable e impúdica corrupción tiene hoy como protagonistas nuevamente a la segunda generación de los Menem y a Karina Milei, a quien su hermano Javier, en un reportaje con el lascivo y lambón animador Estéban Trebuc, motejó como la “pureza moral” del gobierno libertario, pretendiéndola ascender al sitial de reserva ética de la República.
Dicho lo cual, a esta altura de los acontecimientos, ha quedado en evidencia que todos los partidos que han sido gobierno, sin excepción, han tenido gravísimos casos de corrupción y funcionarios/funcionarias corruptos/as, aunque algunos más que otros, pero todos al fin, en términos cualitativos. Con lo cual nadie, en su sano y honesto juicio, puede arrojar la primera piedra.
Por eso, cuando los actuales gerentes de la política entrerriana o los intratables e indigeribles personajones de la UCR de otros lares se refieren con desdén y falsamente a la temeraria opción entre “somos nosotros o la corrupción K”, con cuya falacia pletórica en adjetivaciones satura y empalagan el GIC Rogelio Frigerio (lejos, lejísimo de ser un hombre de estado, titular de un próspero gobierno y menos todavía de la fantochada que su gestión será la más transparente de la historia), están faltando canallescamente a la verdad y saludando con sombrero ajeno.
La UCR cuenta con mujeres y hombres con suficientes volumen intelectual y político que bien pueden, apontocados fielmente en los principios fundacionales de la UCR y su profesión de fe doctrinaria, representar y constituir – como lo hizo muchas veces en el país y once veces en la provincia) una opción real y seria de gobierno.
Reitero una vez más: la UCR nada, en absoluto, tiene en común con la LLA.
Debemos despabilar a nuestras bases de correligionarias y correligionarios que, hastiados y moralmente cansados de sufrir tantas decepciones y estafas electorales y políticas, han caído en esa suerte de desafiliacion emotiva, al decir del Dr. Julio Greco. Tenemos que reconstruir este partido detonado que anda a la deriva, mal conducido por apóstatas que entregan convicciones a cambio de conveniencias personales, para luego, salir a la sociedad a convocar a toda la ciudadanía, como con encomiable hidalguía y visión de futuro lo hizo Raúl Alfonsín a partir de 1982, logrando reconciliar a la ciudadanía con la política, entendiendo que la participación de todos y todas es la condición necesaria para que los fariseos de la política que sólo ven en ella oportunidades personales o de reducidos grupos, sientan que la UCR no tiene dueños ni patrones y que “naides es más que naide” en nuestro partido.
Basta entonces de apretarnos extorsivamente con el fantasma del Kirchnerismo. El peligro, claro está, anida en la derecha perversa, antirepublicana, reaccionaria, inhumana y anti radical que encarna el actual gobierno libertario.
Si son hombres y mujeres de bien y todavía se sienten radicales, tienen ahora la inmejorable e histórica oportunidad, apelando al honor, de RENUNCIAR a la integración en la lista violeta que lleva por nombre ALLÁ, un verdadero amontonamiento amorfo y procaz de personas, recordando siempre y en cada momento, que “todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de la muerte”.
Rubén Pagliotto. Abogado. Ex Precandidato a Diputado Nacional por la Lista 1 “Militancia Activa” ( UCR).