Cargando clima...

DOS ORILLAS
Director: Claudio Gastaldi
16 noviembre, 2025

Publicidad

16 noviembre, 2025

Actualizado:

Actualizado:

Cargando clima...

Cotizaciones
Cargando cotizaciones...

Última hora:

Luis Caputo anunció que a partir del lunes se levanta el cepo

Nota escrita por: Ricardo Monetta
16 noviembre, 2025
¿Es democracia, la democracia burguesa?
Por: Ricardo Monetta
Un repaso por los orígenes y las contradicciones de la democracia moderna, atravesada por el poder económico, la manipulación mediática y la captura de las instituciones. Una reflexión sobre cómo la llamada “democracia burguesa” se aleja de sus ideales fundacionales mientras reproduce desigualdades, condiciona gobiernos y resignifica, a su conveniencia, hasta las palabras más sagradas.
4 min de lectura
Por: Ricardo Monetta

Compartir:

Cuando debatimos sobre democracia, se nos viene a la mente el origen griego de la palabra, como síntesis del gobierno del pueblo. Su origen estaba dado en que había necesidad de crear una forma de gobierno donde se debata “el logos”, para presentar un argumento donde se demuestre por qué es preferible la justicia a la injusticia. Luego Platón le daría forma política con La República.

Cuando, el 19/11/1863, el presidente de los EE. UU., Abraham Lincoln, dijo que la democracia es “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, no se imaginaba lo lejos que estaba de la realidad por las deformaciones que sufrió con el curso de la historia. Por lo menos en las democracias liberal, capitalista o burguesa.

No se puede obviar la aclaración de que, con todas las deficiencias y tergiversaciones por parte del poder económico, esta democracia es preferible a cualquier dictadura porque es perfectible de ser mejorada.

Pero actualmente, en la práctica, la teoría es ninguneada, cuando no violada todas las veces en que los que mandan encuentran “limitaciones”, a través del poder real que ha cooptado sus instituciones, especialmente la Justicia.

Las ideas de la clase dominante son las ideas “dominantes”. Es decir, el oprimido piensa como el opresor, las víctimas votan a sus verdugos. Para ello los medios de comunicación —los hegemónicos en manos de la élite dominante— se encargan de que no pensemos, o pensemos como ellos dicen que hay que pensar. Nos educan para obedecer, ser súbditos obedientes.

El Himno Nacional Argentino le da a la libertad un carácter sagrado, pero el neoliberalismo también. Si hasta Milei grita “libertad”, y también Meloni en Italia, y lo gritaron Ayuso en Madrid, y también Videla, Franco y Pinochet. Con notable habilidad nos quitan nuestras palabras y les cambian el significado. A tal punto que ya no sabemos de qué se trata.

En “esta” democracia burguesa se escuchan frases como esta: “Me importa tres carajos lo que voten, se los veto”, amenazó Milei al Parlamento cuando los legisladores amenazan sus deseos (o sus intereses). La corrupción en la compra de voluntades de legisladores no es exclusiva de la Argentina, aunque sea más evidente y descarada. El Poder Judicial, tanto en la Argentina como en muchos países, responde a los que mandan o a un poder que los colocó ex profeso para asegurarse la impunidad (caso Macri). Sancionan con rigor y rapidez a los de abajo y son indulgentes con los de arriba.

La democracia burguesa es, de por sí, conservadora y de derecha. Siendo el dinero, como es en el capitalismo, el único dios verdadero, esta democracia representativa emana corrupción e ineptitud por los cuatro costados.

Los gobiernos débiles, las corporaciones, han sido y son cómplices de los regímenes y partidos de extrema derecha. Además, son impulsores y financistas de las violencias fascistas, sobre todo en países donde se ponen en juego peligros para sus intereses económicos. Sin ir más lejos, en la Argentina, el golpe del ’76 fue estudiado y preparado por empresarios argentinos y extranjeros, la oligarquía agrícola-ganadera, economistas argentinos y de EE. UU., medios de comunicación (La Nación, Clarín), el Poder Judicial y la participación especial de la Iglesia Católica. Por supuesto, las Fuerzas Armadas, que ejecutaron el golpe y aterrorizaron al país con detenciones arbitrarias y torturas de militantes y opositores.

O sea que, por más que sea un gobierno democrático y progresista, ello supone una redistribución de la riqueza, lo cual desestabiliza la renta de los poderosos y hay que actuar en consecuencia. Por eso es como dijo un tal Gramsci: “Muchas veces representa solo los intereses capitalistas”.

TEMAS

Deja el primer comentario

Escribe aquí abajo lo que desees buscar
luego presiona el botón "buscar"
O bien prueba
Buscar en el archivo