A grosso modo, al pensamiento económico capitalista se lo puede dividir en ortodoxo (liberales) y heterodoxo (keynesianos). Un clásico de la ortodoxia, Jean Baptista Say, decía que la Oferta creaba su propia Demanda y que había que dejar pasar el tiempo para que los Mercados se equilibraran. Con mayor sentido común, Keynes sostenía que sin Demanda es imposible la Oferta y, en consecuencia, la Inversión que puede incrementarla. Y respecto a la esperanza de que a largo plazo se logre el equilibrio, decía: “En el largo plazo estamos todos muertos”.
Cuando se observan los resultados de la encuesta mencionada, no hay ningún punto que esté referido a la falta de demanda. Es decir, si los ingresos de las mayorías no mejoran es muy difícil que una economía se reactive, o sea que los comerciantes vendan más o las industrias pretendan crecer, más aún si son PYME. El 60 % de nuestro PBI al primer trimestre de este año lo constituye el Mercado Interno.
La encuesta entonces, con un claro sesgo ortodoxo, no observa este punto (la falta de demanda por la caída de los ingresos de las mayorías), como si por el solo hecho de tener mayor acceso al crédito, pagar menos impuestos, o combatir la competencia desleal, reducir los salarios, bastaran para mejorar la performance de cualquier actividad.
Por Ariel Gaset, profesor de Economia