El “Día de las Infancias” fue impulsado por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) en el 2020 para romper con la idea de que la niñez es una experiencia homogénea. La intención era reconocer la diversidad: infancias trans, no binarias, con discapacidad, migrantes o pertenecientes a pueblos originarios.
Con la decisión de Milei, esa mirada queda fuera del lenguaje oficial, y el cambio se alinea con su discurso contra lo que llama “agenda woke”, donde cualquier referencia a la inclusión o la perspectiva de género es presentada como un exceso ideológico.
Tras la publicación del Decreto, organizaciones sociales y especialistas en derechos de la infancia alertaron sobre un retroceso: “Nombrar es reconocer. Cuando se borra un término que incluye, se borra también a quienes representa”, señaló la psicóloga social Mariana Lobos, y agregó: «aunque parezca un detalle menor, el lenguaje construye realidades. El plural de “infancias” buscaba incluir y dar visibilidad a quienes históricamente quedaron fuera del relato dominante. Volver al singular “niño” es volver a una imagen única y cerrada, que deja de lado las complejidades y diferencias que atraviesan la niñez en Argentina».
En un contexto social y económico donde las infancias más vulnerables son las primeras en sufrir el ajuste, la decisión de borrar la diversidad del calendario oficial envía un mensaje claro: el Gobierno no está interesado en ampliar derechos, sino en reinstalar una idea de país que mira hacia atrás.
2 comentarios
Bebe
El tarado del ejecutivo, en su bobo discurso, escrito, por quién sabe que equizofrenico, vestía de Corbata Azul, como Donald Trump.
Daniel
Este tipo de hechos no debería preocuparnos, ni ocuparnos. No perdamos el eje. Este tipo vino a destruir todos los derechos conquistados con esfuerzo, sufrimiento y dolor. Si es por resentido y fracasado, si es por odio, no lo sabemos porque sólo un profesional de la salud mental podría arriesgar una opinión, al menos. Yo me planteo lo siguiente: por más que quiera invisibilizar o borrar la memoria colectiva, no podrá. Las realidades eran preexistentes a los significantes. Lo que se hizo fue poner en palabras lo ya existentes, o legalizar lo ya existente. Por más que quiera borrar «la letra», «las leyes», esas realidades seguirán existiendo: niños, niñas, niños trans, niñas trans; homosexuales, mujeres y hombres trans, travestis, matrimonios del mismo sexo, etc. etc. Ya llegará un gobierno popular que ha de ordenar, nuevamente, este retroceso. Mientras tanto, tenemos el habla, o sea la forma de usar la lengua. Inundemos las redes de «Feliz Día de Las Infancias», de expresiones como «todas, todos y todes», «niñes», «compañeres». Lo que importa es que no cambiamos la forma de pensar, ni de ser, muchos menos la aceptación de la diversidad. Jamás podrá, por decreto. este ser miserable cambiar nuestra ideología y nuestra forma de hablar. La batalla cultural debe seguir dándose. Lo de este monstruo es batalla de y por odio, de y por resentimiento, de y por fracaso. Es un gatito mimoso del poder económico, un títere del Norte.