Por: Dr. Guillermo Peñalver
Durante el evento, el expresidente estadounidense Donald Trump afirmó, en presencia del propio Milei, que un eventual rescate económico de EE.UU. hacia la Argentina dependería del resultado electoral del 26 de octubre: “Si Milei gana, estaremos cerca; si no, nos vamos”, advirtió. Además, confundió esas elecciones de medio término con una presidencial. La frase generó incomodidad en la Casa Rosada, desde donde se intentó minimizar su impacto. No obstante, lejos de apaciguar la situación, Milei optó por avivarla con nuevas declaraciones.
Con orgullo, relató que durante su estadía fue alojado en la prestigiosa Blair House —residencia oficial para visitas diplomáticas en Washington—, destacando que durmió “en la misma habitación que Winston Churchill y Charles de Gaulle”. Para Milei, este gesto simboliza que la Casa Blanca lo recibió como a un “amigo”, tratamiento reservado solo a aliados estratégicos.
Entre la fantasía y la realidad
Este tipo de declaraciones alimenta la percepción de que Milei habita una burbuja política. O, como algunos críticos empiezan a sugerir, una especie de Narnia presidencial: un universo paralelo, como el creado por C.S. Lewis, donde los animales hablan y los líderes caminan entre héroes legendarios.
La distancia entre esa visión épica y la realidad argentina es abismal. Según una encuesta reciente de la consultora Zuban Córdoba, realizada en octubre de 2025, una mayoría significativa de los argentinos rechaza aspectos clave del actual alineamiento bilateral con Estados Unidos, especialmente en función de la afinidad ideológica entre Milei y Trump:
- 60% se opone a un acuerdo de asistencia económica directa por parte del Tesoro estadounidense, percibiéndolo como una maniobra electoral.
- 71,5% rechaza la posible instalación de una base militar de EE.UU. en Tierra del Fuego.
- 62,7% está en desacuerdo con el alineamiento del gobierno argentino con una eventual administración Trump.
A ello se suma el malestar generado por la reciente decisión de la Corte Suprema de EE.UU., que permite el embargo de activos argentinos por una deuda de 310 millones de dólares. Todo esto refleja una crítica generalizada hacia lo que se percibe como una subordinación a intereses extranjeros, en detrimento de la soberanía nacional y de una agenda verdaderamente argentina.
El culto al líder… y a sus delirios
La comparación con figuras históricas como Churchill y De Gaulle no pasó desapercibida. Para muchos analistas, estas analogías rozan el ridículo, no solo por la distancia histórica y simbólica, sino por lo que revelan acerca de la percepción que Milei tiene de sí mismo en el escenario internacional.
Lo más preocupante, sin embargo, no es que Milei se vea a sí mismo como un protagonista de su propia épica. Lo verdaderamente alarmante es que gobernadores, legisladores, intendentes y dirigentes de distintos espacios sigan acompañando sin cuestionamientos a un presidente que, cada vez más, parece desconectado de las prioridades y sentimientos del pueblo argentino.
Siguiendo en Narnia: negar la realidad no la cambia
Milei se niega a reconocer que su viaje a Estados Unidos en busca de más dólares es, en realidad, una muestra más del rotundo fracaso de su programa económico. Hasta ahora, su plan se ha sostenido con recursos extraordinarios y transitorios, no con reformas estructurales ni sostenibles. Hubo un ajuste brutal, pero sin acumulación de reservas ni generación de crecimiento.
Entre los factores que permitieron cierta estabilidad momentánea, se destacan:
- Cosecha récord: el agro aportó más dólares gracias a condiciones climáticas favorables y buenos precios internacionales.
- Blanqueo de capitales: ingreso de divisas bajo condiciones especiales, sin garantías de permanencia.
- Desembolsos del FMI: utilizados para sostener el tipo de cambio, fuga descontrolada de capitales y afrontar pagos de deuda.
- Licuación de salarios y jubilaciones: el ajuste más severo recayó sobre los sectores más vulnerables, incluyendo la transferencia de recursos desde las provincias hacia el gobierno central.
A pesar de todo ello, no se ha generado crecimiento, no se acumularon reservas suficientes para afrontar los compromisos externos y la economía sigue sin mostrar señales de recuperación real. El plan de Milei, en los hechos, ha fracasado.
La pregunta que muchos comienzan a hacerse es tan simple como inevitable: ¿Cuánto más podrá sostenerse esta ficción?
Por: Dr. Guillermo Peñalver
1 comentario
Lucho
Milei es un ridículo , creerse un estadista es corroborar que es un loco de atar total. Es solo un pide fiado y que a la deuda la vamos a pagar nosotros