Muerte de Matías en una celda policial: la madre denuncia irregularidades desde la detención, abandono de persona y la retención del expediente judicial

De acuerdo con el relato de Nonino, el procedimiento estuvo atravesado por “inconsistencias” desde el inicio, que terminaron exponiendo públicamente a su hijo y condicionando todo lo que vino después. La difusión de una acusación grave, que luego ninguna autoridad asumió como propia, tuvo un impacto inmediato en una comunidad pequeña, donde el joven quedó marcado antes siquiera de poder ejercer su derecho a defensa.

“A mi hijo lo detienen y enseguida sale un titular enorme diciendo que era cabecilla narco, cuando ni siquiera podía pagar la luz de su casa. Después la fiscal, Gisela Guadalupe Muñiz, dice que ella no lo puso y que fue la policía. Pero el daño ya estaba hecho”, afirmó.

Matías no tenía antecedentes penales y debía declarar el domingo siguiente a su detención, algo que nunca ocurrió. Murió horas antes por autodeterminación, mientras se encontraba alojado en una celda policial bajo custodia del Estado.

Quien debía vigilarlo se quedó dormido

Según su madre, y de acuerdo con la información que pudo reconstruir a través de la fiscal y de sus abogados, la persona encargada de vigilarlo no cumplió con su función y esa situación habría quedado registrada en las cámaras de seguridad. “A mí me dicen que se ve que el policía que tenía que cuidarlo estaba durmiendo”, explicó. Incluso, lejos de abrirse de inmediato una investigación administrativa, Nonino denunció que ese mismo efectivo fue ascendido tiempo después, lo que profundizó su indignación.

Matías debía declarar el domingo 23 a las 10 de la mañana, y la fiscal fue notificada de su muerte alrededor de las 8.30. En tanto, el informe de Gendarmería Nacional arroja que el cuerpo ya se encontraba rígido y frío, lo que indicaría que llevaba varias horas sin vida. “Si el cuerpo llevaba horas muerto, entonces alguien no hizo su trabajo. Y ese alguien es el policía que tenía que cuidarlo”, sostuvo.

A partir de allí, la mujer comenzó a poner en duda la forma en que fue encontrado el cuerpo y la versión oficial que sostiene que se trató de un suicidio. Remarcó que la familia nunca pudo acceder a la escena ni ver el cuerpo en el lugar, por lo que todo lo que sabe proviene de lo que le informaron terceros. “Ni yo ni nadie de mi familia vio el cuerpo de Matías en la celda. Entonces, ¿cómo sé que no acomodaron la escena?”, planteó.

Dudas sobre su muerte

Según le informaron, el joven habría sido hallado con un nudo y una sábana, pero insiste en que jamás pudo constatar personalmente ninguno de esos elementos. “¿Cómo sé que esa escena no fue armada?”, cuestionó, y remarcó que la autopsia solo puede determinar la causa de muerte, pero no necesariamente las circunstancias en las que ocurrió.

Tras el hallazgo, intervino Gendarmería Nacional y se activó el Protocolo de Minnesota, utilizado en muertes ocurridas bajo custodia estatal. Aun así, la familia quedó excluida del proceso. Nunca vio el cuerpo en la escena y, cuando finalmente lo recibió tras la autopsia, describió la situación como devastadora. “Nos lo devolvieron sin coser y tuvo que hacerlo mi otro hijo. Hasta los empleados de la funeraria salieron descompuestos y dijeron que nunca habían visto algo así”.

Mientras atravesaban ese dolor, la familia tampoco pudo acceder al expediente judicial. Durante casi un mes, les dijeron que la causa estaba fuera de Feliciano y ni siquiera los abogados querellantes pudieron verla. “Yo llamaba todos los días. Mi abogado pedía la causa y le decían que no estaba, que estaba en Paraná. Nadie nos explicaba nada”, afirmó.

Fue en ese contexto que el abogado Rubén Temporetti, exfiscal de Feliciano, le advirtió que nunca había visto una situación similar. “Me dijo que jamás pasó que un expediente se sacara de Feliciano y se mandara a otra ciudad. Esto no es normal”, subrayó.

Por esa razón, la querella solicitó que las pericias no sean realizadas por el Ministerio Público Fiscal de Entre Ríos, sino por un organismo ajeno —como la Policía Federal, Prefectura o Gendarmería— para garantizar transparencia y evitar posibles encubrimientos.

En ese marco, Nonino advirtió además que el celular de Matías continúa en manos de las autoridades y podría contener información clave. “Hay gente que dice que en su teléfono hay cosas muy graves, que involucran a gente de la fuerza. Yo solo pido que no lo rompan, que no lo manipulen y que se investigue todo”, señaló.

A todo esto, denunció la madre, la difusión del caso generó en el pueblo un clima de miedo, con comentarios de efectivos policiales y situaciones que produjeron intimidación. “Había policías diciendo ‘uno menos’. Los chicos tenían miedo hasta de ir al velorio. Se sentían vigilados”, recordó. Incluso sostuvo que “fue la misma policía la que salió a contar la muerte; ni el resto de mi familia lo sabía y el hecho ya estaba en redes sociales”.

Misa y pedido de justicia

Por último, a casi un mes de la muerte de Matías, Paula Nonino insistió en que su reclamo no es político ni personal, sino profundamente humano, y adelantó que, pese a ese contexto, amigos y familiares realizarán una misa y una movilización pacífica para pedir justicia.

“Yo no quiero violencia, solo quiero verdad sobre qué pasó con mi hijo”, expresó. Y concluyó: “Si mi hijo hizo algo mal, que lo juzguen. Pero el Estado no tiene derecho a encerrarlo, no cuidarlo y devolvérmelo muerto. Yo no acuso porque sí: yo pregunto, y nadie responde”.