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Nota escrita por: Ricardo Monetta
30 septiembre, 2025
Venezuela: ese oscuro objeto del deseo… imperial
Por: Ricardo Monetta
Entre sanciones, amenazas militares y disputas internas en Washington, Venezuela vuelve a ser el centro de la geopolítica mundial. El petróleo, la Amazonia y la ubicación estratégica del país caribeño lo convierten en un objetivo permanente del poder imperial. EE.UU., dividido entre halcones y negociadores, enfrenta además la resistencia de Caracas y el respaldo de Rusia y China.
4 min de lectura
Por: Ricardo Monetta

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El nacimiento del planeta Tierra, al configurarse y poder ser habitado por seres humanos, prodigó de distintas maneras la distribución de los recursos naturales de una manera aleatoria. De tal modo, con el curso de la Historia, le permitió al Homo sapiens explotar esos recursos de tal manera que sus beneficios lo beneficiaran.

Pero hete aquí que algunos de esos “recursos”, como el petróleo, recayeron en países sin estructura industrial, de tal manera que quedaron expuestos a la voluntad de “extranjeros” que ejercían una política dominante y se quedaban con la parte del “león”.

Podemos nombrar muchos ejemplos, pero el que ahora llama la atención es de qué manera EE.UU. ha iniciado una política de extorsión tanto de sanciones económicas como de amenaza bélica si el gobierno de Maduro no accede a sus pretensiones. Pero esta vez ya no va a ser tan fácil como cuando Carlos Andrés Pérez se arrodilló ante la Standard Oil, de Rockefeller, y la Exxon Móbil.

Estuvieron años saqueando al gobierno venezolano, hasta que el comandante Hugo Chávez ganó las elecciones y asumió el poder, y dentro de una de las medidas estratégicas nacionalizó los hidrocarburos con una política nacional, para compensar los U$S 300.000 millones de dólares que se “llevaron” los yanquis. Eso no se lo perdonaron nunca los EE.UU., aun con administraciones diferentes.

Como EE.UU. y Europa están viviendo una crisis de energía monetaria de manera exponencial, que ahora Donald se puso “la canana”, enfundó su viejo Colt y se lanzó a la conquista del mar Caribe, como los piratas de antaño. (Ahora te piratean con saco y corbata, y cuentas off shore).

Cuando parecía que era cuestión de horas la invasión a Venezuela, una fuerte discusión en el gabinete de Donald Trump estalló porque el enviado especial de EE.UU., Richard Grenell, confirmó que tiene canales de diálogo con el gobierno venezolano. Esta declaración, hecha en CNN, contradice abiertamente la narrativa de máxima presión liderada por el secretario de Estado, Marco Rubio (un halcón de aquellos), y desnuda el conflicto sórdido entre facciones que define el verdadero enfoque de Washington hacia Caracas.

Debajo de la superficie aparentemente monolítica de la política exterior de EE.UU. hacia Venezuela, se libra una batalla silenciosa entre dos grupos de poder con visiones antagónicas. Muchos en el gabinete no toleran a Marco Rubio, quien ahora además participará como consejero de Seguridad del Gobierno. Muchos se preguntan cómo es que Marco Rubio concentró tanto poder. Pero nada es casual: él fue designado por un pacto político de la administración anterior (los demócratas) por su rol en la Agencia de Inteligencia en el Senado, y de qué manera contuvo las acusaciones contra Donald Trump por las denuncias ante la Justicia. Eso fue un “favor” político que le brindó Donald y que le pesará a Venezuela.

Lo que detonó como una “bomba” en el gabinete de Trump fue la noticia de que Venezuela había firmado un “pacto” de carácter comercial y militar con la Federación Rusa. Esta ya avisó que cualquier ataque a Venezuela traerá consecuencias no deseadas. Además, la República Popular China dejó en claro que ellos tienen intereses de infraestructura con Maduro y no los piensan romper por un ataque injustificado.

No nos olvidemos de que Venezuela es la puerta de entrada de América Latina a través de la Amazonia, y es clave por tres razones que se cruzan: petróleo, Amazonia y geopolítica hemisférica. El país caribeño sufrió los pesares de la Doctrina Monroe cuando se firmaron acuerdos de sometimiento y sanciones extraordinarias.

En 2019, Trump y John Bolton idearon un plan de invadir Venezuela y Colombia y también con grupos de civiles armados, como lo hicieron luego en Ucrania, en lo que se llamó el Euromaidán. Es el legado del “caos”.

A pesar de la línea roja que está trazada por el derecho de libre determinación de los pueblos —y que EE.UU., con el despliegue militar, violó por el Caribe—, a la luz del Estatuto de Roma es un delito de agresión.

Pero seamos sinceros: ¿cuándo respetaron las potencias occidentales las reglas internacionales puestas por ellos al fin de la Segunda Guerra Mundial?

Fuente: Con información de RT en español

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