Por eso es que nos deberíamos «asomar» a un mapa de la región latinoamericana para descifrar los intereses geopolíticos y geoeconómicos que constituyen las bases, rutas y centros de comercialización de las drogas. Tanto Colombia, como Perú y Bolivia han sido el objeto de la intervención de EEUU en sus distintas formas. Voy a dar un ejemplo donde las más altas autoridades están implicadas en este gran negocio de la droga.
Cuando en septiembre de 2002 el recién arribado a la presidencia de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, fue invitado a Washington para reunirse con su homólogo George Bush, recibió una inesperada sorpresa. Apenas llegado a Washington, en vez de ir a la Casa Blanca lo llevaron a una oficina del Departamento de Estado, aparte de todos. Le mostraron varias cajas que contenían informes de inteligencia y memorándum que lo relacionaban a él mismo con narcotraficantes del llamado Cártel de Medellín y con estructuras del paramilitarismo en Colombia.
Cuando Uribe Vélez dijo que había entendido el «mensaje», lo llevaron donde lo esperaban miembros de su delegación, que se asustaron por su palidez. Lo contactaron con el National Security Archive, donde le entregaron parte de la documentación antes revelada. Ese día, los «yanquis» tenían mucho poder en Colombia, con siete bases militares para hacer lo que quisieran, y así fue que toda la criminalidad de Uribe y las fuerzas paramilitares fue tolerada por Washington, ya que el narcotráfico y su crueldad son un problema solo cuando no sirven a sus intereses estratégicos.
Es que Washington tiene algo muy poderoso para conseguir sus objetivos sin armas: el chantaje con la información, casi siempre personal, íntima, siempre utilizada contra sus aliados o contra quienes quieren dejar de serlo. Como el caso de la corrupción de Jeffrey Epstein, suicidado sospechosamente.
Pero hay un capítulo del narcotráfico que muy pocos conocen: los propios cárteles de EEUU, organizaciones criminales con sello Made in USA, claves para la actividad del narcotráfico en las distintas regiones del mismo país.
Argumentar que EEUU es solo un país consumidor de drogas, definiendo la crisis interna del narcotráfico al considerarlo víctima de las distintas organizaciones internacionales, es desconocer deliberadamente su involucramiento en el gran negocio del narcotráfico, incluidos bancos financieros como “lavadores” del dinero sucio proveniente de los distintos cárteles.
El fenómeno de las pandillas y las organizaciones criminales tiene también el sello de la administración de Donald Trump, que ha admitido la violencia y la inseguridad generada por la delincuencia interna en ciudades claves como Washington D.C., Chicago, Baltimore, Nueva York y Los Ángeles. Según las autoridades, existen varias “bandas” criminales que operan como consagrados cárteles de EEUU. Solo en Watts, un vecindario de Los Ángeles (California), operan cuatro organizaciones criminales: los Grape Street Crips, los Buntys Hunder Bloods y los Hacienda Village Bloods.
En 2024, once integrantes de Grape Street Crips admitieron su participación en la actividad narco al declararse culpables de poseer, distribuir y conspirar para la venta ilícita de drogas como fentanilo, cocaína y heroína.
La pregunta es: ¿cómo operan los cárteles de EEUU? Los dos grandes cárteles de Los Ángeles, con influencia en gran parte del país, son los Crips y los Bloods. Su estrategia actual consiste en comprar a más bajo precio en Los Ángeles y revender en otras localidades a valores muy superiores. Ambas organizaciones han logrado extender su accionar hacia lugares recónditos de EEUU, como Alaska.
Además, el Departamento de Justicia señala que los cárteles han creado un fondo de dinero para cubrir fianzas y abogados de los más caros. Los pandilleros más “exitosos” han comprado negocios legítimos para “blanquear” dinero, como lavaderos de autos, moteles, concesionarias de autos, etc.
Otro de los cárteles surgidos en Boston, estado de Massachusetts, es el H Block Street, particularmente violento. Es una de las organizaciones más delictivas, temidas e influyentes en Boston y en los más altos niveles.
En los bancos de EEUU se lavan anualmente una suma cercana a los US$ 600.000 millones.
Además, está demostrado que el 87% de la cocaína y demás droga ingresada a EEUU proviene de un “corredor” que es el Océano Pacífico, y no el Caribe como nos quiere hacer creer Donald Trump en su “cruzada” contra Venezuela.
El padre del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, es el hombre más rico del país. Esta nación es el principal exportador de banano y las empresas tienen sede en EEUU. La más importante es la Noboa Trading, que posee la marca Bonita Banana. Los verdaderos dueños son, según Pandora Papers, Daniel Noboa, presidente de Ecuador, y su hermano Juan Noboa. Lanfranco Holding posee el 51% de las acciones.
Pero no nos olvidemos que informes europeos de la misma Comisión Europea aseguran que la mayoría de la cocaína incautada en Europa venía en cargamentos de banano ecuatoriano. El 57% de los cargamentos salidos de Guayaquil traía la droga junto con la fruta. Otro ejemplo de la protegida familia Noboa: el mayor decomiso de la historia de España fue de 13 toneladas de cocaína en los cajones de banano ecuatoriano, el 14 de octubre de 2024 en el puerto de Algeciras. Las investigaciones judiciales al respecto no prosperan porque los fiscales son removidos regularmente y hay que empezar el proceso nuevamente. Como diría mi abuela: “del primero al último”.
Sin embargo, el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio (renegado cubano), afirmó que Ecuador es uno de los grandes aliados del Imperio en materia de seguridad y cooperación en comercio exterior. Lo más absurdo es que el mismo Marco Rubio afirmó que su país destinará US$ 13 millones para “combatir las amenazas terroristas del narcotráfico”.
Yo creía que las fábulas habían terminado de contarse con la caída del Muro de Berlín. ¡Por favor, hagan el bien de avisarle a Donald que la “ruta narco” no es por ahí!
Fuente: América Latina y el Caribe.
1 comentario
HUGO
Me gustaria que Monetta haga una explicación clara sobre el conflicto que lleva 70 años, entre Israel, Gaza y Cisjordania, porqu no es una guerra cualquiera por territorio como Ucrania Rusia por ejemplo, es mucho mas complejo.