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Maldición eterna a los zurdos ambientalistas que impiden el progreso de la humanidad
A medida que se acrecienta la voracidad por los recursos naturales de nuestros paĆses el discurso posverdad (recordamos: āDistorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pĆŗblica y en actitudes sociales.ā) se relanza cotidianamente, cada vez con mĆ”s ferocidad, en los medios de difusión que controlan, los propietarios de casi todo. Y el lenguaje que instalan con la escalada de odio aumenta en la misma medida en que las verificaciones cientĆficas van confirmando las peores sospechas y transformĆ”ndolas en verdades comprobadas por la ciencia.

AgradeciĆ©ndole a Manuel Puig, facilitarnos el tĆtulo para la nota, proponemos como ejemplo de lo afirmado, lo ocurrido con el glifosato:

Aniquilaron la āsubversiónā, ahora vienen por el remanente que les molesta: los āambientalistasā, aquellos que tratan de ponerle algĆŗn freno a su codicia irracional.
Sabemos que este subtĆtulo es polĆ©mico, pero cuando afirmamos que fueron exitosos en el cumplimiento de la orden impartida desde un gobierno āperonistaā, (para los desmemoriados, el de Isabel Perón) lo decimos porque hoy han desaparecido de la realidad polĆtica los āsubversivosā, o sea aquellos que querĆan -segĆŗn la RAE: āCambiar el orden establecidoā.
FĆjense que, en la Ćŗltima contienda electoral, el pueblo debió elegir entre dos opciones, la primera un Ā“capitalismo buenoā la que proponĆa Massa cuando ingenuamente Āæ? pedĆa a los empresarios que fueran sensibles, que tuvieran compasión de los desposeĆdos y pobres en general (o algo mĆ”s o menos asĆ). Un exhorto que hemos escuchado en los Ćŗltimos 40 aƱos en repetidas oportunidades, la primera AlfonsĆn, la Ćŗltima a Alberto el bueno.
La segunda opción: el capitalismo feroz, irracional, que se devora sus propias entraƱas, que es la que estĆ” ejecutando Milei, cumpliendo el rol que le diseƱa su macriavĆ©lico conductor, y detrĆ”s de bambalinas, los Rocca, los EurnekiĆ”n y el resto de los feroces carnĆvoros que comparten, con el hocico ensangrentado, el festĆn de nuestras vĆsceras que estĆ”n fagocitando aquĆ y ahora.
O sea, ratificando lo afirmado: ya no hay subversivos, nadie quiere subvertir el modelo de sociedad que transitamos, en todo caso algunos que quieren āhumanizarloā (SIC), pero no cambiarlo.
Y entonces, para jorobarles la vida, llegaron los ambientalistas.
El mismo escenario se repite en los cuatro puntos cardinales: mega empresas, controladas por un grupo poco numeroso de financistas sin patria ni bandera. Solo para Ejemplificar: Larry Fink, el que controla Bayer, Monsanto, todo el litio argentino, los principales bancos privados del paĆs, etc. Vienen, en nuestro territorio por los recursos naturales, o sea la fertilidad remanente, los acuĆferos y los minerales de nuestra cordillera. Y cuando los pobladores se revelan porque estĆ”n avasallando su derecho a una vida sana sin contaminación, sale a āaniquilarlosā como ya hicieron, mĆ”s que exitosamente, segĆŗn relatamos pĆ”rrafos atrĆ”s, con quienes querĆan cambiar el orden establecido, hace medio siglo.
La ābatalla de GualeguaychĆŗā en la defensa del humedal destruido por especuladores inmobiliarios
En el mundo de la ciencia no existen dudas acerca de la importancia capital de los humedales para la calidad de la vida vegetal y animal, especialmente la del āanimal humanoā.
Prueba de esto es que hace ya mĆ”s de 50 aƱos, en 1971, se firmó el Tratado Ramsar, entre los principales paĆses del planeta, entre otros: Gran BretaƱa, Irlanda del Norte, MĆ©xico, EspaƱa, Suecia, Australia, Noruega, China, Italia, PaĆses Bajos, Japón, Argelia, Francia, Ucrania, incluyendo a nuestro paĆs-
La Convención Ramsar sobre Humedales, tiene por objetivo promover acciones nacionales y la cooperación internacional para la conservación y el uso racional de los humedales. Entre otras razones porque son primordiales para la preservación de la calidad del agua dulce, la formación de los acuĆferos subterrĆ”neos, y la preservación de la biodiversidad que albergan.
En Argentina, uno de los paĆses del hemisferio sur, con mayor diversidad de humedales a proteger existen, hasta el presente, 23 Sitios Ramsar, que abarcan una superficie total de 5.687.651 hectĆ”reas, algo asĆ como la tercerea parte de la Mesopotamia, territorio que aloja muchos de los mĆ”s valiosos del paĆs. Entre los que se encuentran los comprendidos en el sur de la provincia de Entre RĆo, que luego de Corrientes es una de las mĆ”s beneficiadas con estas formaciones naturales. Incluso, en esta Ćŗltima, se encuentra el segundo mayor humedal sudamericano, los Esteros del IberĆ”, que sigue en importancia al Matto Grosso, el humedal mĆ”s grande del mundo, ubicado en la región sur de Brasil, alcanzando en sus extremos hasta Paraguay y Bolivia, con una extensión total de 340 500 km². Es posiblemente el ecosistema mĆ”s rico del mundo en biodiversidad de flora y fauna.
āCASO AMARRASā un caso emblemĆ”tico de demonización de los ambientalistas
Repetimos, para no discutir con cabezas de termo, que āAmarrasā no inventó las crecientes sobre GualeguaychĆŗ, pero tal lo demostrado por la Ciencia (la Universidad Nacional de La Plata), los Jueces locales que intervinieron en la causa, y final y lapidariamente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la destrucción de este enorme humedal protegido, potencia y magnifica el flagelo de las mismas sobre los pobladores locales.
Pero ocurrió, que, con la complicidad de funcionarios mendaces, ignorantes y corruptos, Ud. póngale el calificativo que le corresponda a cada uno de los que intervinieron en la causa, el nefasto proyecto siguió adelante, hasta que finalmente la Ciencia y la Justicia, le pusieron un freno definitivo. Pero es tanto el poder del dinero, que sus promotores estÔn tratando de revertir lo irrevertible: un Fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y en el camino nos explican lo inexplicable: que en realidad todo es un malentendido provocado por la versión moderna de los āsubversivosā: los āmalditos ambientalistasā que con sus delirios (SIC) impiden el progreso económico e interrumpen el trĆ”nsito hacia la felicidad eterna al que nos estĆ”n conduciendo con el modelo de sociedad que ellos lideran, ya sin el freno de los ācapitalistas humanistasā (SIC), que en la actualidad, estĆ”n lamiĆ©ndose sus heridas y considerando, disimuladamente, las oportunidades que tienen de sumarse al modelo vencedor.
