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Nota escrita por: Ricardo Monetta
15 septiembre, 2025
Los verdaderos motivos de la presión de EE. UU. sobre Venezuela
Por: Ricardo Monetta
La escalada de presión de Estados Unidos sobre Venezuela responde a décadas de intervenciones, sanciones y planes de golpes de Estado, impulsados por la ambición de controlar los recursos naturales y frenar la influencia de gobiernos y bloques latinoamericanos que buscan autonomía frente al poder norteamericano. Desde Hugo Chávez hasta Nicolás Maduro, Caracas se convirtió en un símbolo de resistencia al intento de imponer la hegemonía estadounidense en la región.
6 min de lectura
Por: Ricardo Monetta

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Es indudable que la desesperación de Donald Trump en apurar los distintos frentes de conflictos bélicos en los que está involucrado su país hace que aumente la presión sobre países ricos en recursos naturales, como en este caso Venezuela.

No olvidemos que Donald Trump ha pedido al Pentágono habilitar una política intervencionista en América Latina, sobre todo en México y Venezuela, con el burdo pretexto de combatir el narcotráfico. Se ha ejercido una enorme presión sobre México. Más precisamente, el 2 de septiembre, los ojos del mundo estaban puestos en la celebración en la República de China por el aniversario de la victoria sobre Japón; se hizo explotar un pequeño barco con 11 personas a bordo cuando se podría haberlo apresado con las fuerzas navales que recorrían el Mar Caribe, sin comprobarse si eran narcotraficantes de verdad o una operación de “falsa bandera” a la que son tan adeptos. No sin antes ofrecer una recompensa millonaria por la captura de Nicolás Maduro.

Todo esto forma parte de un intento de reformar la dominación hegemónica en el hemisferio occidental, retomando la formulación de lo que era el Departamento de Defensa, y aplicar a rajatabla la Doctrina Monroe de 2023 de que América es para los estadounidenses, o se “ellos”. Donde inauguraba el “nuevo colonialismo”.

Ya durante el primer gobierno de Trump, hombres de confianza como Mike Pompeo, director de la CIA, pergeñaron en 2019 un semi golpe de Estado, nombrando presidente a un ignoto ciudadano llamado Juan Gualdos, obligando a muchos países de Europa a reconocer al nuevo jefe de Estado. El mismo diario Wall Street Journal publicó que Trump había urdido ese plan en alianza con oligarcas de Venezuela, incluyendo a Leopoldo López, uno de los más ricos del país. Ese intento de golpe fracasó, y entonces Trump redobló la apuesta aplicando serias sanciones que ya habían comenzado con Obama, hasta convertirlas en un embargo total, como lo han hecho desde 1960 con la Isla de Cuba por haber desafiado al imperialismo, hasta el día de hoy. Y todos los votos en la ONU son a favor de Cuba, menos los de “primos, socios y delincuentes”: EE. UU. e Israel.

Ese bloqueo perjudicó enormemente a Venezuela, que había sido un país petrolero desde hace cien años. Imaginar si esa doctrina se aplicara a Arabia Saudita: ¿qué ocurriría? Pues que colapsaría, porque es el único recurso que tienen.

El hecho que trastocó todo y permitió que Venezuela se recuperara fue el proceso revolucionario que inició el comandante Hugo Chávez, que nacionalizó el petróleo que estaba siendo saqueado por las petroleras yanquis ExxonMobil y Standard Oil de los Rockefeller. Con el títere de Carlos Andrés Pérez se llevaron más de 300 mil millones de dólares. EE. UU. ha respaldado varios golpes de Estado en Venezuela, pero siempre fueron abortados. Venezuela siempre ha sido una “espina” en la aplicación de la Doctrina Monroe. Además, impulsó la conformación de un bloque sólido latinoamericano, junto a Lula, Néstor Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa, que lo terminaron de confrontar, evitando la conformación del ALCA en Mar del Plata en unas jornadas históricas, debiendo retroceder George Bush y Condoleezza Rice.

Hugo Chávez era un nacionalista de izquierda y lanzó la Revolución Bolivariana porque estaba influenciado por Simón Bolívar, que luchó contra el colonialismo español. Y fue, respaldado por los intentos de golpes de Estado de EE. UU., que se radicalizó y empezó a hablar de Socialismo del Siglo XXI. Por eso, en 1998, año en que ganó las elecciones, comenzó a hablar de la importancia de construir un mundo multipolar. Sin embargo, hoy se habla de parte de China y Rusia de la construcción de un mundo multipolar, que fue anticipado por Hugo Chávez.

Por eso, la izquierda latinoamericana se convirtió en enemiga de las aspiraciones de EE. UU. de dominar el sur global, y fue precisamente el presidente Chávez el primer líder de esta parte del mundo que se alió en ese entonces con China, por razones históricas, luego de la ruptura sino-soviética y el viaje de Nixon a China con Henry Kissinger, buscando una alianza no estratégica, sino con el propósito de aislar a la URSS en plena Guerra Fría. La izquierda latinoamericana fue condenada por el maoísmo como revisionista. Por eso fueron Chávez y Rafael Correa, en Ecuador, quienes firmaron numerosos acuerdos con China, que luego se continuaron con Maduro.

Luego de la implosión de la URSS, la nueva Federación Rusa profundizó los lazos comerciales con Venezuela, Cuba y Brasil con la elección de Lula.

Por eso es que Venezuela es un objetivo principal de EE. UU., al que hay que agregar el apoyo de Venezuela a Irán, formando una amistad que enervó a EE. UU. e Israel a través del lobby sionista en EE. UU. La relación de Venezuela con Irán también incluye el apoyo con tecnología petrolera para la recomposición de la estructura petrolera, que a causa del embargo de EE. UU. había mermado considerablemente la producción de petróleo, su principal fuente de ingreso.

Esas sanciones comenzaron con Obama, que dictó una resolución donde decía que Venezuela era una amenaza a la seguridad de EE. UU. (sic). Aunque no se crea, esta fue la razón de Obama para dictar sanciones sin pasar por el Congreso. Esto motivó las sanciones a través de ONG falsas, la corrupta USAID, recientemente desarmada, para organizar un paro petrolero de los trabajadores, sobornando a los representantes de los trabajadores. Venezuela y Ecuador pasaron a ser los dos países que vendían su petróleo por fuera del dólar, con una moneda que se llamó el Sucre, lo que llevó a sancionar por parte de EE. UU. a los países que comercializaran con Venezuela.

El comandante Chávez fue un adelantado en eso de independizarse del dólar.

Por eso, hay que tener en cuenta la importancia del proyecto político estratégico de Venezuela, ya que representa un ejemplo de resistencia continua al intento colonialista del imperio del Norte, más allá del petróleo.

Lamentablemente, en Latinoamérica, los gobiernos que se sucedieron con los “socios” de Chávez no cultivaron el mismo fervor revolucionario de emancipación de los pueblos.

Un factor que indispuso a EE. UU. es que Chávez quería impulsar un tercer mundo con repúblicas de África y Asia, y sobre todo el apoyo militar y bélico de parte de Rusia.

Hugo Chávez se murió, atacado misteriosamente por un cáncer inducido. Si mataron a John Kennedy, a Isaac Rabin, a Yasser Arafat, a Olsen Palmer de Suecia y a otros tantos en la lucha contra el imperialismo, uno más no le importó al mundo.

Fuentes: Con información de Rebelión/ RT/ CELAG

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