Rosa había nacido en 1919 en Moisés Ville, un pueblo de inmigrantes judíos ubicado en el campo de Santa Fe. Se formó como obstetra, profesión que ejerció hasta que su vida dio un giro marcado por el terrorismo de Estado durante la última dictadura militar argentina (1976-1983).

El 6 de octubre de 1978, su hija Patricia Roisinblit —embarazada de ocho meses— y su yerno José Pérez Rojo fueron secuestrados junto con su hija mayor, Mariana, de apenas 15 meses. La niña fue devuelta a la familia y criada por su abuela Rosa, pero Patricia y José permanecen desaparecidos.

Para dar a luz, Patricia fue trasladada al centro clandestino de detención que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Allí, en un sótano y en condiciones infrahumanas, nació su segundo hijo, que fue inmediatamente apropiado.

Más de dos décadas después, en el año 2000, gracias al trabajo que las Abuelas de Plaza de Mayo llevaron adelante durante décadas, Rosa logró reencontrarse con su nieto, Guillermo Roisinblit. Fue uno de los más de 140 nietos recuperados hasta la fecha por la organización, aunque aún restan alrededor de 300 por encontrar, según datos de Abuelas.

En su comunicado, la institución expresó: “Abuelas de Plaza de Mayo despide con tristeza a la queridísima compañera Rosa Tarlovsky de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo hasta 2021, cuando por su avanzada edad pasó a ser Presidenta honoraria de la institución”.

“Sólo nos quedan palabras de agradecimiento por su entrega, su solidaridad y el amor con el que buscó a los nietos y nietas hasta el final”.

Rosa Roisinblit fue reconocida como una de las principales referentes en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia en Argentina. Su legado permanecerá unido al de las Abuelas de Plaza de Mayo, organización que desde hace casi medio siglo sigue trabajando para restituir la identidad de las niñas y niños apropiados durante la dictadura.