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Nota escrita por: Ricardo Monetta
17 agosto, 2025

17 agosto, 2025

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Reunión cumbre en Alaska: Donald Trump, Vladimir Putin y la disputa por el nuevo orden mundial
Por: Ricardo Monetta
La reunión en Alaska entre los líderes mundiales de EE.UU. y la Federación Rusa ha puesto en marcha una serie de actos diplomáticos en una transición geopolítica de alcance histórico que pretende reconfigurar los equilibrios mundiales, desplazando el eje del poder político, económico y cultural desde Occidente hacia Oriente. Es que durante las últimas décadas, las placas tectónicas del sistema internacional han comenzado a moverse lentamente, abriendo diversas líneas de fractura que delimitan los contornos del mundo que se viene.
Por: Ricardo Monetta

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Nos estamos adentrando en un escenario nuevo, cambiante y extraño para muchos, en que la guerra entre Rusia y la OTAN, por mandato de los EE.UU., teniendo a Ucrania como mascarón de proa de una guerra por delegación, es solo una manifestación de un proceso de transformación mucho más profundo que anuncia un cambio de época nunca antes conocido.

Es en este contexto que se hace necesario encontrar la manera de terminar con esta absurda guerra teniendo como campo de batalla al Estado de Ucrania, que en realidad empezó en 2014 con el golpe de Estado contra el gobierno de Víktor Yanukóvich, presidente de Ucrania, propiciado por los EE.UU. en lo que se llamó “el golpe de Euromaidán”, para sustituirlo por el actor de teatro Volodímir Zelenski, entrenado por el MI6 británico. De ahí en más la guerra se instaló en la frontera de la Federación Rusa y el territorio ucraniano.

Dicho esto se llegó a una situación en la que todos supuestamente querían la paz, pero nadie daba soluciones concretas. Donald Trump tenía urgencias varias que resolver, ya que no había conseguido ningún logro positivo, tanto en el orden económico, a pesar de haber desatado un conflicto por los aranceles de los cuales tuvo que retroceder, también en el intento de acompañar a Israel en la guerra de los 12 días, traicionando a Irán con un falso alto el fuego y con la instalación de una “guerra de falsa bandera” entre Azerbaiyán y Armenia para desestabilizar a Irán.

Estando Trump en medio de convulsiones internas, presionado por el lobby israelí en el Congreso y dentro de sus propias filas en su gabinete con Marco Rubio y J. D. Vance, ambos neoconservadores, es que se decidió a jugar fuerte invitando a Putin a una reunión para acordar los pasos en busca de una paz duradera que le daría, en caso de lograrla, un brillo diplomático en busca de un supuesto Premio Nobel de la Paz.

Esa reunión se concretó el viernes pasado en Anchorage, Alaska, de la cual nadie sabe qué se resolvió luego de tres horas de conversaciones. Lo más “jugoso”, que provocó la irritación de los patéticos líderes europeos, fue el recibimiento que le brindó Trump a Putin con una alfombra roja confiriéndole el estatus de alto rango diplomático a quien supuestamente sería su adversario en la diagramación del nuevo orden mundial junto con China. En diplomacia, muchas veces los gestos valen por mil palabras. Por eso el saludo afectuoso, más la invitación a subirse a su limusina dejando de lado la que había traído el presidente ruso, hacía presumir que el “hielo” diplomático, supuesto tratándose de dos posiciones antagónicas, se empezaba a derretir ante la desesperación de los europeos, que empezaban a clamar por una participación en las conversaciones sobre el presunto tratado de paz y las concesiones que debían ofrecer cada una de las partes.

Lo único que se ha podido establecer es que se ha restablecido un mecanismo completo para las reuniones entre Rusia y los EE.UU. al más alto nivel, sin ultimátum ni amenazas. El presidente ruso explicó personalmente y en detalle al mandatario de EE.UU. las condiciones de Moscú para poner fin al conflicto. Al cabo de tres horas, el jefe de la Casa Blanca se negó a aumentar la “presión” sobre Rusia como lo reclamaban los líderes de la OTAN, que son uno de los grandes perdedores de la guerra y quieren imponer condiciones inadmisibles. Ambas partes atribuyeron directamente a Kiev y a Europa la responsabilidad de lograr o no los resultados futuros en las negociaciones.

Por supuesto que esta novela recién nos ofreció el primer acto.

Ambos líderes tienen proyectos que van más allá de las instancias bélicas. Los dos tienen intereses comunes en materia energética, industrial y comercial. Trump quiere reconstruir su papel hegemónico en un mundo que configura como multicompetitivo. Sabe que a la vuelta de la esquina está, silenciosamente agazapada, nada menos que China, que ya consolidó su unión con Rusia y que la empresa no va a ser fácil.

La pregunta es: ¿hasta qué límite pretenderá la OTAN llevar a cabo su propuesta belicista? Para mí, solo falta ponerle el último clavo al ataúd de un continente que todavía se aferra a un supuesto supremacismo, que se engalana con monarquías anacrónicas, con falsa moralina y decadencia democrática.

3 comentarios

  • Korea del Centro

    Gran triunfo diplomático de la Federación de Rusia y por extensión, de los Brics. De los dos me quedo con Rusia que no anda fomentando conflictos y robando recursos alrededor del mundo.

  • De los dos me quedo con los Estados Unidos de Norteamérica…

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  • ciudadano conciente

    Creo que el autor de la nota nos muestra con objetividad el proceso de PAZ o GUERRA que , a continuación de la inauguración de este encuentro, seguirá seguramente en uno u otro sentido. Estemos atentos porque se juega el futuro de nuestro planeta. Esperemos que sirva para ahuyentar los riesgos de la Tercera Guerra que sería fatal para todos, aunque puede continuar el peligro por el genocidio israelí en Gaza.

Responder a Ambas caras lo dicen todo....

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