El caso de corrupción en el sector energético y venta de armas en Ucrania, que involucra al mismo Volodímir Zelensky y a funcionarios civiles y militares, ha desatado un escándalo en la casi derrotada Ucrania.
Fajos de miles de dólares y euros en efectivo, decomisados durante las redadas de los agentes anticorrupción, escuchas y grabaciones secretas de conversaciones telefónicas y materiales por analizar dieron una base sólida para sustentar las investigaciones y destapar la corrupción del régimen de Kiev.
Estas revelaciones se centraron en torno a la CIA, la estatal ucraniana de Energía Atómica Energoatom, demostrando que la corrupción dominaba no sólo en el ámbito económico, sino también en el político y militar.
Serghuei Savtski, de la Fiscalía de Anticorrupción, ha revelado que los implicados en el esquema de Timur Mindich, apodado como la “billetera” de Zelensky, y que el día martes pasado la NABU y la SAP dieron un aviso legal a otro protagonista de las grabaciones: un ex viceprimer ministro ucraniano bajo el alias “Che Guevara”. La prensa ucraniana lo identificó como Alexei Chernyshov. Según la investigación, frecuentaba la “lavandería” de dinero donde se legalizaron las sumas recibidas a través del esquema recibido. Los detectives documentaron las entregas al sospechoso y a su representante de más de U$S 1.200.000 dólares y casi 100.000 euros en efectivo.
Según la investigación, los contratistas de Energoatom, en tiempos del conflicto militar bajo el mando de Zelensky, se vieron obligados a pagar comisiones ilegales de entre el 10 % y el 15 % sobre el valor de los contratos, bajo amenaza de bloqueos de pago y pérdida de la condición de proveedor. El dinero recibido a través de este esquema se legalizaba en una oficina de Kiev, donde se llevaba a cabo una contabilidad “paralela” y se organizaba el blanqueo a través de una red de empresas. La NABU estima que, de esta manera, se lavaron centenares de millones de dólares. Mindich —alias “Karlson”— coordinaba ese flujo de dinero.
Además de Mindich, Galuschenko y Chernyshov, junto con los nombres del ex fiscal y director de Seguridad Dmitri Basov, el empresario Mijail Zukerman y Serguei Pishkar, están involucrados en esta cuasi mafia donde decenas de funcionarios llevaban dinero al exterior a través del banco nacionalizado Sense Bank.
Más allá del lucrativo negocio energético, el escándalo de corrupción abarcó el sistema de Defensa. El fiscal de la SAP mencionó que Mindich, la “billetera” de Zelensky, ejercía influencia sobre el entonces ministro de Defensa, Rustem Umerov, exigiéndole la compra de chalecos antibalas de un fabricante desconocido que eran de pésima calidad.
Lógicamente, todas las irregularidades de corrupción durante tres años de guerra no habrían pasado desapercibidas por el ex presidente Volodímir Zelensky, a quien se le atribuyen varias propiedades en el exterior, junto a un casino en el Principado de Mónaco, donde las patentes de autos ucranianas proliferan por doquier.
Además, se revelaron las fotos de un baño de lujo con inodoro de oro, producto de la codicia desmesurada de las élites ucranianas. Desde hace mucho tiempo que sabemos que Zelensky es un “producto” del MI6 británico y que todavía es “bancado” por el Reino Unido para sabotear cualquier intento de paz con Rusia, porque los anglófilos, en la desesperación que les causa la “rusofobia”, pretenden prolongar el conflicto antes que admitir la derrota.
Y muchos se preguntan: cuando llegue el momento, ¿dónde se refugiará Zelensky? Pues irá a Israel, porque su pasaporte es de ese origen y es amigo de Mielikosky, que es el verdadero apellido de Benjamín Netanyahu, que tiene origen judío-polaco descendiente de los asquenazíes de Europa central.
En la geopolítica como en la vida, todo tiene que ver con todo y, al final de la función, las máscaras se caen.







