La carta fuerte de Valdés es convencerlos que el gobierno nacional necesita de una Corrientes oficialista para sus batallas legislativas. Pero a diferencia de lo que ocurre en Chaco, donde el peronismo está fuerte, y el ‘coqui’ Capitanich, acaba de unirse con sus ex adversario en el justicialismo, el intendente de Resistencia Gustavo Martínez y el ex gobernador Domingo Peppo, presentando un peronismo unido para la próxima contienda electoral. En cambio, el peronismo correntino no termina de constituirse en una amenaza que los inquiete, y por eso no están tan urgidos de cerrar ninguna alianza.

El argumento de Valdés es que la LLA, sola, no llegaría en la provincia, pero que aliada con el radicalismo sería una carta ganadora. Y por su parte el diputado libertario Lisandro Almirón, se ilusiona con que si LLA lo lleva como candidato a gobernador, tiene chances de pegar el zarpazo.

Valdés se volvió muy nervioso de su viaje a la capital: la alianza que fue a buscar no se concretó y teme que si no la logra pueda haber sorpresas muy desagradables en el Taragüi. Pero también sabe que si les concede a los libertarios los espacios que reclaman podría ser terminal para su fuerza política. Y en su partido hay muchos que lo tienen cruzado y están a la espera de un paso en falso suyo, para comérselo crudo, entre ellos el tenebroso Ricardo Colombi, otrora mentor y hoy archienemigo del actual gobernador