Las penas del joven Werther es una novela de Goethe, publicada en 1774. Se trata de un amor no correspondido. El joven, vaciado de su amor y desesperado por la frustración, decide dar fin a su vida. En esa época, en la que los jóvenes, tomados por el romanticismo, ponían en cuestión al racionalismo que los empujaba al despojo de sus sentimientos y emociones, se generó una ola de suicidios que imitaban al protagonista de la ficción. Esa fue la razón por la que la obra fue prohibida en varios países de Europa.
Mucho tiempo después, en la década del 70 del siglo pasado, David Philips, sociólogo norteamericano, denominó “Efecto Werther” a los efectos de contagio de la conducta imitativa del suicidio. La conclusión de la investigación científica señalaba el incremento exponencial de las autoeliminaciones luego de que The New York Times publicara en tapa y de un modo sensacionalista esos casos, sobre todo si se trataba de una figura notoria.
En base a esos estudios, la Organización Mundial de la Salud sugirió que las coberturas de estos hechos —lo ideal es que no se publiquen— sigan algunas recomendaciones para limitar el “Efecto Werther”: no reiterar la noticia, no publicar en tapa, no publicar fotos, no inferir ni simplificar las causas, entre otras.
Además, esas coberturas suelen no respetar a la víctima ni a su entorno, revelando su identidad y exponiéndola a una circunstancia sumamente penosa, que se suma a la ya dolorosa pérdida traumática. Los medios pueden, en cambio, informar sobre los indicadores de riesgo del suicidio para que la comunidad pueda identificar e intervenir preventivamente ante situaciones de vulnerabilidad de sus allegados. También pueden comunicar los recursos comunitarios y los teléfonos de ayuda —en Entre Ríos es el 0800-777-2100; recientemente se habilitó la línea 135— respecto de las conductas autodestructivas.
Asimismo, pueden contribuir a crear una atmósfera social luctuosa, en lugar de un clima de exaltación, falta de sensibilidad y empatía con el sufrimiento ajeno, que finalmente actúan como factores que incrementan la vulnerabilidad a las autoeliminaciones.