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Concordia
domingo 6 de octubre de 2024
martes 30 de abril de 2024
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AstraZeneca admitió que su vacuna contra el Covid-19 puede causar efectos secundarios

El laboratorio anglo sueco AstraZeneca reconoció en documentos legales que su vacuna contra el Covid-19 podría inducir un efecto secundario grave, según informaron medios de prensa británicos. Esta revelación tuvo lugar luego de una demanda colectiva que se inició en el Reino Unido, donde se alega que el fármaco, producto de la colaboración entre esa compañía farmacéutica y la Universidad de Oxford, sería la causa lesiones graves en un número limitado de casos.

Mientras que la compañía ya había señalado en un paper publicado en 2021 la posibilidad de ese efecto adverso en casos muy raros y no reconoce ahora las afirmaciones de que dio un giro en documentos judiciales. En la demanda se sostiene que la vacuna provocó una reacción adversa grave en algunas personas, que afectó de manera devastadora a varias familias.

Este reconocimiento por parte de AstraZeneca podría sentar las bases para un acuerdo de compensación de hasta 100 millones de libras esterlinas, lo que representa unos 125 millones de dólares para los demandantes, informó The Telegraph.

El citado medio indicó que en un primer momento el laboratorio rechazó las afirmaciones, pero luego, en febrero último, aceptó, en un documento legal que presentó ante el Tribunal Superior que su formulación “puede, en casos muy raros, causar TTS”, es decir, síndrome de trombosis con trombocitopenia, que provoca que las personas tengan coágulos de sangre y un recuento bajo de plaquetas en sangre.

Según describe The Telegraph el laboratorio admitió la presencia de estos casos raros en el marco de una defensa legal ante la demanda de Jamie Scott, quien fue el primero en presentarse en 2023 ante la Justicia. El hombre sufrió una lesión cerebral irreversible tras desarrollar un coágulo de sangre y una hemorragia cerebral luego de ser vacunado en abril de 2021. El caso involucra un daño moral teniendo en cuenta que el hospital avisó a su esposa, ambos son padres de dos niños, que moriría.

El AZD7442 de AstraZeneca reduce la posibilidad de desembocar en un Covid-19 severo e incluso en la muerte a causa del virus.

Un tribunal alemán ordena a AstraZeneca que revele datos sobre casos de trombosis

La audiencia territorial de Bamberg, sur de Alemania, ordenó a la empresa AstraZeneca que revele los datos sobre casos de trombosis posiblemente relacionados con su vacuna contra la covid-19.

La decisión se dio en el marco de un proceso de una mujer de 33 años que reclama una indemnización de 250.000 euros por los dolores que tuvo, otra de 17.200 euros por concepto de ingresos que dejó de percibir y hasta 600.000 euros por futuras limitaciones.

El tribunal considera que los datos pueden mejorar la situación probatoria, por lo que AstraZeneca deberá revelar los casos de trombosis sufridos por gente que haya recibido la vacuna entre el 27 de diciembe de 2020 y el 19 de febrero de 2024.

La vacuna, según el tribunal, puede en principio favorecer la trombosis. El fabricante ya ha ofrecido información parcial que ahora deberá completar. Una vez la información este disponible, el tribunal podrá encargar un informe especializado. El abogado de la demandante considera que pueden tardar años antes de que haya una sentencia en firme.

La demandante se querelló contra AstraZeneca después de sufrir una trombosis que la hizo entrar en coma y de la que todavía tiene secuelas. La trombosis se produjo después de haber sido vacunada con la vacuna anticovid de ese fabricante.

La mujer ha recibido reconocimiento oficial por parte del estado federado de Baviera por daños colarerales relacionados con la vacuna. El organismo competente es el Centro de Baviera para Asuntos Sociales y de Familia (ZBFS), que ha recibido hasta ahora 2.712 solicitudes. En 140 casos se ha reconocido un daño relacionado con la vacuna.

Experta argentina explica que la «incidencia es mínima», y aclara que la vacuna es segura y no debe ser retirada.

A través de un informe realizado por la periodista Lucía Bernstein Alfonsín para Página 12, la profesora titular de la Facultad de Exactas de la UNLP, investigadora principal del Conicet y experta en vacunas, Daniela Hozbor, explicó la situación:

“Vale la pena recordar primero –dijo Hozbor– que la vacuna, para que sea usada en la población, tiene que pasar una serie de requisitos que demuestren su seguridad y eficacia. Eso se hace, primero en estudios preclínicos en animales y después en estudios clínicos en humanos, donde se pasa secuencialmente por tres fases”.

En ese sentido detalló: “En la primera se investiga con un número pequeño de individuos, en donde lo primero que se evalúa es si la vacuna es segura. Si esto es así, se pasa a la fase clínica dos, allí se aumenta el número de voluntarios a cientos de personas para tener diversidad, se vuelve a evaluar la seguridad y se comienza a evaluar la inmunogenicidad. Si todo es exitoso, se pasa a la última fase clínica, donde se aumenta el número a decena de miles de voluntarios y se busca que sean de origen multicéntrico para aumentar la diversidad, ahí se vuelve a evaluar la seguridad y se estudia la funcionalidad de la vacuna, es decir su eficacia en términos de prevención”. Recién si todas esas fases son exitosas, la vacuna pasa a población e igualmente allí se sigue estudiando, “porque en ese momento se pasa a millones de dosis aplicadas, por lo que hay todavía más diversidad”, aclaró la experta.

En referencia a la polémica alrededor de la vacuna contra la covid 19 de AstraZeneca, Hozbor advirtió que se tratan de casos “raros”, es decir de baja frecuencia. “En el caso de este síndrome de trombosis con trombocitopenia, se han reportado algunos trabajos en donde se analizó y se observó que ocurre entre 0,2 y 0,3 por cada 100 mil vacunaciones, hasta 1 por cada 100 mil vacunaciones. Esto, en términos de la misma trombosis que provoca la propia enfermedad del covid-19, es bajo”, explicó.

La información que se encuentra en los ensayos clínicos debe ser robusta, por eso se puede pasar a población, pero una vez que se empieza a aplicar la investigación continúa porque puede aparecer algo que no se haya visto en los ensayos clínicos. En ese caso se frena rápidamente y se observa si esa reacción adversa inesperada está asociada o no con la vacunación. Hozbor explicó que así sucedió con el caso de esta vacuna: “Durante la pandemia, cuando se aplicó la AstraZeneca, se vieron reacciones adversas y se observó que provocaba esta trombosis, por eso algunos países frenaron la vacunación e investigaron su asociatividad. De esa manera se demostró que estaba asociada, pero con una frecuencia baja, siendo esta menor de la que provocaba la propia enfermedad, por lo cual se siguió aplicando. Solo algunos países que tuvieron la alternativa de utilizar otras vacunas decidieron no ponerlas en las segundas dosis”.

La experta explicó que lo que se busca es que las reacciones adversas sean las mínimas posibles, pero que “siempre se compara el riesgo-beneficio”. “Obvio que para la persona que le tocó es una reacción gravísima, pero lo que se vio y sigue viendo es que el beneficio es mayor que el riesgo, por lo que no es necesario sacarla de uso”, aclaró.

Hozbor aseguró que las vacunas son “un antes y un después” en la pandemia de la covid, al salvar entre 14 y 20 millones de personas en su primer año de aplicación. En ese sentido, “no se pone en duda su beneficio”, afirmó.

“Que la compañía declare esto está muy bien. Es fundamental que las compañías se involucren, que hagan los estudios, que investiguen y que ayuden a la comprensión –explicó–. Los conocimientos de las reacciones adversas pueden ayudar a mejorar las nuevas generaciones de vacunas y encontrar más y mejor tecnología para reducir aún más los riesgos”.

“Si miramos la historia de las vacunas, es increíble lo que ellas han hecho y lo que siguen haciendo. Hay estimaciones que muestran que las vacunas que se utilizan en todo el mundo en los planes de inmunización salvan cerca de 154 millones de vidas por año, es decir que evitan seis muertes por minuto”, expresó la experta y completó: “Investigar, buscar y asegurar que las vacunas den más beneficios que riesgos es clave para seguir innovando y dar seriedad al trabajo”.