“Estamos manifestándonos pasivamente, pacíficamente, en las adyacencias de la planta. Los compañeros pararon la planta en forma solidaria”, indicó. “En este momento van 80 despidos y la empresa prometió 400 despidos sino firmamos un preventivo de crisis”, recalcó. En la planta trabajan 1.200 empleados. En el sector de faena está compuesto por 800 personas en dos turnos. Si se despiden a 400, quedaría un solo turno trabajando.
“Ellos argumentan que somos caros y que hay gastos operativos que no puede pagar la empresa pero todos sabemos que el sector avícola está trabajando bien y está saliendo a flote. No hay tal crisis”, remarcó el sindicalista del STIA. “Esta empresa no está en crisis ni fundida. En Buenos Aires está trabajando al 100 por 100. La planta que está al lado que se llama Beccar está trabajando al 100 por 100. Acá nos esconden, nos desvían los pollos, para que la gente se quede sin trabajo y doblegarlos para que nos descuenten el salario”, remarcó.
Más adelante, Klenner sostuvo que, previo a los despidos, se habían reunido con el personal de la empresa y les habían informado las pretensiones de los empresarios. En la reunión, quedó claro que rechazaban la pérdida del rubro presentismo que representa el 9 % del salario. “Es una empresa que no paga insalubridad, no paga transporte, no paga comedor. Es una empresa tan avarienta que ni siquiera nos da el pollo. Lo tenemos que andar comprando”, dijo.
El contrapunto, remarcó el representante gremial, es otra empresa alimenticia, Molinos del Río de la Plata, que está afincada en esa ciudad que produce arroz y a sus trabajadores les paga transporte, una caja con comestibles esenciales, etc.
La protesta cuenta con la adhesión de la CGT de Concepción del Uruguay y el Mosu (Movimiento Social y Obrero Uruguayense). Además los concejales del PJ de esa ciudad se hicieron presentes en la planta. “Estamos esperando que el gobernador se digne a ver qué es lo que está pasando acá. Estamos hablando de personas, de fuentes de trabajo. Son 80 familias que se quedan sin mutual, sin atención médica”. Klenner dijo que la antigüedad de los despedidos va de los tres a los siete años. “Es mano de obra calificada”, indicó.
El sindicalista intento ingresar a la planta para dialogar con los empresarios pero le negaron la entrada. Y sostuvo que el clima es difícil. “Imaginese como está la gente acá, esperando los despidos. Ya van 80. las expectativas son saber cuándo te llega el telegrama”, dijo.
Por otra parte, remarco que lo que está en juego son las condiciones de trabajo de los empleados del sector. Klenner está convencido de que si prospera el reclamo empresarial, los frigoríficos más chicos procederán de la misma forma, amenazando con despidos si no aceptan rebajas de sueldos. “En el frigorífico del al lado están con severas amenazas de que, si paran, los echan”.
