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La educación en clave de poder y territorio
Transcurridas ya dos dĆ©cadas del S.XXI, la encrucijada en que se halla la educación es mĆ”s visible que nunca. Los campos comunicacional y laboral han puesto en tela de juicio la efectividad de la educación de los Ćŗltimos veinte aƱos. Como nunca habĆa sucedido, en este proceso electoral, se pusieron en evidencia los grandes fracasos de las columnas vertebrales de la formación, especialmente en el campo de las Ciencias Sociales, debates que se creĆan saldados irrumpen en la escena dejando casi sin respuestas al sistema educativo: la democracia como sistema de elección y representación ciudadana, la verdad como herramienta liberadora, en manos de los medios masivos de comunicación, la polĆtica como ejercicio del intercambio de ideas, la vida como valor social, entre las mĆ”s evidentes.

En el trabajo āGeopolĆtica del Saber: biografĆas recientes de las universidades latinoamericanasā Marcela Mollis (2006)-1- referĆa que: En tiempos de diferencia, pluralidad y fragmentación existe una fuerte inclinación a asumir que una tendencia relevante es representativa de la totalidad.( )Los territorios del poder, la geo-historia del poder, nos conducen a interpretar la estructura de las reformas educativas a la luz de la construcción de nuevas identidades. Estos trĆ”nsitos hacia nuevas identidades se co nstruyen en territorios de relaciones de poder, tales como āespecialmente- las instituciones universitarias interactuando con el orden internacional y global que prescribe cierto tipo de reforma como Ćŗnico modelo posible. Dado que las relaciones de poder se recrean al interior de las instituciones universitarias nuestra preocupación con respecto a la reflexión que las ciencias sociales deben plantearse es la siguiente: Āæhasta quĆ© punto estas nuevas relaciones de poder son compatibles con los valores democrĆ”ticos que caracterizaron a las instituciones universitarias latinoamericanas?
La idea de Marcela Mollis, en el marco de estos tiempos electorales, es sintetizable en: Āæhasta quĆ© punto estas nuevas relaciones de poder son compatibles con los valores democrĆ”ticos? El progresismo de la segunda mitad del S.XX parecĆa haber ganado la batalla en relación a pensar la educación como un derecho y mĆ”s precisamente como un derecho igualador. El acceso a todos los niveles educativos imponĆa la obligatoriedad de la escuela primaria y secundaria y otorgaba la posibilidad para quien lo desee, de asistir gratuitamente al nivel superior.
En relación a ello, Marcela Mollis observa que durante la dĆ©cada del noventa comenzó a naturalizarse una matriz de corte elitista, en la cual la participación masiva fue considerada ingobernable, y por ello se justificaban la āexclusiónā y el aggiornamento de la doctrina de la seguridad nacional impuesta por el gran imperio del norte, junto a la pretendida legitimidad de la āeliminación del otro amenazanteā. Las reformas educativas que se sucedieron en gran parte de los paĆses latinoamericanos durante los noventa, en la Argentina la Ley Federal de Educación (1995) pretenden poner estos conceptos en juego dentro del sistema. La idea de educación āapolĆticaā estĆ” dando como resultado una sociedad ( mayoritariamente en la etapa etaria entre los 20 y 30 aƱos) que apuesta y apoya las ideas de ausencia del estado y anarquĆa polĆtica. Por otra parte, el reinado neoliberal de esos aƱos, estĆ”n floreciendo hoy en extremos ultraindividualistas que imponen como Ćŗnico parĆ”metro la competencia dentro del mercado económico, hasta el punto de pensar en la destrucción de los organizadores bĆ”sicos como el Banco Central, pero mĆ”s profundamente en entender que, cuestiones puramente humanas como la salud y la familia, pueden estar dentro de los parĆ”metros de la mercancĆa, con la venta de órganos y de niƱos. M
Marcela Mollis hace hincapiĆ© en la legitimidad de la eliminación del otro amenazante; estas ideas que fueron gestĆ”ndose en las escuelas, donde durante las dĆ©cadas del S.XXI emergió el bullying como expresión de que Ć©l o la diferente debe ser excluida, estigmatizada, cancelada y finalmente eliminada, como victoria del lĆder y su grupo, irrumpió ya en el discurso polĆtico, en las tribunas, sin la mĆ”s mĆnima reacción de la ciudadanĆa. Spot publicitarios que invitan a āeliminarā āterminarā ādesaparecerā al adversario, como Ćŗnica propuesta de construcción social es consecuencia directa de esa legitimación. Expone Mollis: Los espacios pĆŗblicos, colectivos, que alienten la participación de los actores, fueron considerados peligrosos.
Mientras en los aƱos ā70 estos se combatĆan con las fuerzas armadas, en esta Ć©poca se combaten con discursos impuestos desde los medios masivos de comunicación, primero y reforzados por las redes sociales despuĆ©s, discursos que demonizan las marchas, las concentraciones, el reclamo ciudadano.
Se pregunta Marcela Mollis Āæacaso nuestras universidades, otrora promotoras del pensamiento crĆtico-reflexivo, representan para el poder hegemónico doctrinario territorios democrĆ”ticos del saber que fueron conquistados por el establishment neoliberal? ĀæCómo y hasta quĆ© punto el capitalismo globalizado transformó las condiciones sobre las que opera la democracia polĆtica, y quĆ© tipo de democracia es compatible con el capitalismo globalizado?
Caminamos peligrosamente hacia la consideración social de que la escolaridad obligatoria no es necesaria y que el derecho a acceder gratuitamente a la formación superior es un gasto que no deberĆamos pagar quienes (aparentemente) no hacemos uso de ella.
Tal vez sea momento de pensar alternativas que, en el marco de la educación como derecho, contenga a quienes necesitan trabajar para poder estudiar o que buscan carreras cortas con salida laboral rĆ”pida. Si bien en las expectativas de los jóvenes la tradición de las profesiones liberales sigue estando vigente, las urgencias económicas hacen que, estar entre seis y diez aƱos en el sistema universitario ya no se presenta como óptimo para gran parte de la juventud, ni para las familias que ven que se alarga el tiempo de sostener a sus hijos e hijas económicamente. Esto tambiĆ©n impone el retraso de los planes personales, que por otra parte en Ć©pocas donde todo se quiere āyaā, hace que sea un factor mĆ”s que impone pensar en formas nuevas dentro del sistema educativo. Marcela Mollis reflexiona ĀæCómo se construye una respuesta institucional que resista esta tendencia? ĀæCómo se reconstruye la comunidad āeducativa- frente a la heterogeneidad de identidades fragmentadas que impulso la reforma ānoventista- investigadores incentivados, consultores internacionales, enseƱantes part-time, docentes contratados?
Las experiencias ultraindividualistas no son las mejores, el resultado de paĆses como Chile, es que la juventud emigra en busca de espacios formativos accesibles y fundamentalmente gratuitos como se da (hasta ahora) en nuestro paĆs. Por otra parte, en otras experiencias que suelen citarse como imitables, como los paĆses nórdicos, la realidad es que: por una parte el aporte estatal es muy superior al que tenemos vigente aquĆ y, por otra, el marco de aporte en materia de impuestos es altamente regulado y afecta proporcionalmente a quienes mĆ”s ganan.
Para finalizar y siguiendo la lĆnea de pensamiento de Marcela Mollis cabe preguntase si en este contexto de liderazgo gerencial y mediĆ”tico hay lugar para las humanidades, la ciencia y la cultura ĀæCómo se formarĆ”n los profesionales, cientĆficos y humanistas del Siglo XXI? Lo que sĆ estĆ” claro que tal vez como nunca antes, la decisión estĆ” en manos de la sociedad, y en un solo acto, el de ir a las urnas. ĀæEstaremos a la altura de las circunstancias o simplemente ejecutaremos el acto final de la mano invisible del mercado, que se puso en funcionamiento en las reformas educativas de los aƱos noventa?
Lic. Verónica López
TekoÔ Cooperativa de Trabajo para la Educación.
1- Profesora de Historia General de la Educación y Educación Comparada. Facultad de FilosofĆa y Letras. Universidad de Buenos Aires (UBA)
