La discusión giró en torno al proyecto Liotta, cuya inclusión implicaba continuar bajo la órbita de dependencia de los médicos, y la independencia en la identidad profesional del psicólogo. También se debatió el mejor sistema sanitario para el país y la formación de los psicólogos. Ante los desacuerdos generalizados, los organizadores propusieron el 13 de octubre, como un símbolo de unidad, para conmemorar el «Día del Psicólogo», que no existía hasta ese momento. Esta propuesta fue aprobada por el plenario. El encuentro terminó con una represión policial en la Ciudad Universitaria de Córdoba ese mismo día.
En ese entonces, la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA había sido intervenida por el cura Sánchez Abelenda, de la derecha fascista, y durante gran parte de 1975 la carrera de Psicología quedó cerrada. La Ley del Ejercicio Profesional quedó en el olvido (recién fue sancionada en 1985). El período más oscuro para los psicólogos y la psicología en Argentina fue durante la dictadura, con intervenciones, persecuciones y desapariciones, entre las cuales la de Beatriz Perosio fue la más representativa. Este trágico suceso ocurrió el 8 de agosto de 1978. Perosio fue la primera presidenta de la FEPRA (Federación de Psicólogos de la República Argentina). Beatriz fue secuestrada, torturada y desaparecida por la dictadura genocida argentina. Tenía un enorme coraje y las ideas claras, y planteaba que «el derecho a la salud es un derecho inalienable del ser humano, y su garante debe ser el Estado». Se preocupaba profundamente por los niños en su rol de maestra jardinera, y se mostraba inquieta y comprometida frente a las altas tasas de mortalidad infantil. Su vida reflejó un compromiso con el futuro y el deseo de una vida mejor para todos.
Es llamativo cómo hoy, después de tantos esfuerzos por despojar a los estudiantes del compromiso político con la sociedad, desde la Noche de los Lápices, pasando por la banalización menemista y la búsqueda de alumnos apolíticos durante el macrismo, que caló hondo en la vacuidad de la implicación intelectual y social de muchos jóvenes, el proyecto de destrucción de las universidades públicas del gobierno nacional, sus aliados y cómplices, está felizmente generando un efecto boomerang. Este fenómeno ha provocado una profunda recuperación del pensamiento y la acción comprometida en favor de las casas de altos estudios y una revalorización de la educación pública en general. Es conmovedor ver cómo estudiantes que antes parecían evitar hablar de política, considerándola una dimensión corrupta de la sociedad, hoy toman facultades para defender su derecho a la educación frente a un gobierno fascista, sus aliados y cómplices.
En primer lugar, los estudiantes de Psicología honran su futura profesión con una actitud solidaria y empática en los lazos con el «otro», recuperando una ética de los derechos humanos, aquellos por los que luchó Beatriz Perosio y muchos otros que dignificaron la profesión. Si esta lucha es sinónimo de salud mental, por garantizar los derechos a la educación, la alimentación de los niños, el bienestar de los adultos mayores, el futuro de los jóvenes, la salud para todos y, una vez más, la defensa irrestricta de los derechos humanos, entonces, colegas y estudiantes, ¡feliz día!
Sergio Brodsky