La propuesta, sencilla y efectiva, invita a vecinos y vecinas a donar frazadas, camperas, bufandas, guantes, calzado y todo tipo de prendas de abrigo en buen estado. A cambio, quienes colaboren acceden a un descuento del 20% en los servicios del lavadero. Pero, más allá del beneficio, lo que destaca es el compromiso de los impulsores por sostener la campaña con criterios de respeto y cuidado.

Al frente de la iniciativa están César Adrián Bonato y Verónica Dionisio, administradores de Eco Car, quienes decidieron orientar parte de su esfuerzo empresarial hacia una causa social concreta. “No se trata solo de lavar autos. Se trata de lavar el alma con gestos que nos reconecten como comunidad”, sostienen desde el equipo organizador.

Uno de los aspectos distintivos de la campaña es la atención puesta en la calidad de lo donado: se selecciona y clasifica cuidadosamente cada prenda antes de su entrega. El objetivo no es solo cubrir una necesidad material, sino contribuir a que cada persona que reciba una donación lo haga con dignidad y sin asistencialismo degradante.

La respuesta no se hizo esperar. En pocos días, la convocatoria fue amplificada en redes sociales y recibió una gran adhesión. La campaña no solo interpeló a clientes del lavadero, sino a numerosos vecinos que se acercaron con donaciones sin esperar nada a cambio. Así, lo que comenzó como una propuesta local se transformó en un pequeño movimiento de solidaridad urbana.

En un invierno donde el frío no solo golpea en los cuerpos sino también en el tejido social, acciones como esta recuerdan que la empatía sigue viva y que, aún desde espacios cotidianos, es posible generar impacto.