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Operación serrucho
Fue un pedido de Patricia Bullrich, quien pasarĆ” a manejar a travĆ©s de su excompaƱero de fórmula la totalidad de las fuerzas del Estado en una etapa de creciente conflictividad social. La vicepresidenta electa, que aspiraba a ocupar ese mismo lugar, perdió influencia en la interna libertaria. La pregunta por el rol que tendrĆ”n las Fuerzas Armadas a partir del 10 de diciembre y los coletazos polĆticos de la decisión.

Con la designación de Luis Petri como futuro ministro de Defensa, Javier Milei finalmente delegó el manejo polĆtico de la totalidad de las fuerzas del Estado en manos de Patricia Bullrich. A diferencia de Mauricio Macri, la excandidata presidencial de Juntos por el Cambio parece que sĆ tendrĆ” su āsegundo tiempoā, aunque bajo el gobierno del libertario. Ya habĆa sido confirmada la semana pasada al frente de Seguridad, cargo que negoció mano a mano, sin intermediarios, con el presidente electo. Ahora, colocó a un hombre de su riñón, a la sazón su excompaƱero de fórmula, en un Ć”rea clave que controlarĆ” por extensión y que le permitirĆ” acumular un poder aĆŗn mayor al tuvo en su paso anterior por la función pĆŗblica. Todo a lo que aspiraba, en suma, Victoria Villarruel, como fiel representante y lugarteniente de los intereses de la familia militar. La decisión, que se venĆa cocinando en las Ćŗltimas semanas, desplaza a la vicepresidenta de un rol que ella habĆa reclamado para sĆ y que el propio Milei le habĆa prometido pĆŗblicamente en varias entrevistas, y la encorseta ācontra su voluntadā a su rol institucional como presidenta del Senado.
Cerca de Bullrich afirmaron que, si bien el desembarco de Petri en Defensa āfue una decisión exclusivamente de Mileiā, la excandidata pidió por Ć©l durante la reunión cara a cara que tuvo con el presidente electo la semana pasada. La sintonĆa entre la futura ministra de Seguridad y el presidente electo es total. āSe tienen respeto mutuo. Ella se tragó su orgullo y lo apoyó. Y ahora trabaja para que le vaya bienā, describieron. Para mĆ”s datos, aseguraron que comparten āuna lectura comĆŗn del momento y de lo que pide la sociedadā, una idea que seguramente traerĆ” cola en una etapa en la que se avizora una creciente conflictividad social y en la que todo indica volverĆ”, recargada, la ādoctrina chocobarā.
Villarruel, en recƔmara
Al menos hasta el balotaje, Villarruel tenĆa prĆ”cticamente asegurado el control tanto de Seguridad como de Defensa, donde tenĆa planeado designar funcionarios de su cĆrculo mĆ”s cercano. Para ambas carteras sonaban respectivamente el diputado electo Guillermo Montenegro āhijo de militaresā y el coronel retirado del EjĆ©rcito Jorge Eduardo Lenard Vives, ex responsable de investigaciones de la Aduana durante la gestión de Gómez Centurión. Los dos son integrantes de la fundación que ella preside, OĆd Mortales, que tal como reveló este medio es el nuevo sello de la vieja Fundación Tridentina para los Valores ClĆ”sicos, fundada por el teólogo Gustavo Corbi, quien tuvo un cargo en la SIDE durante los primeros meses de la dictadura.
A juzgar por su Ćŗltima decisión, Milei finalmente optó por dejar en un segundo plano esa agenda vinculada al negacionismo āal menos no darle una visibilidad que tuvo en la campaƱaā y se inclinó por una solución polĆtica: incorporar āa la fórmula completa de Juntos por el Cambioā a su gabinete, tal como se comunicó oficialmente desde la āoficina del presidente electoā.
Villarruel, de todos modos, se mostró dispuesta a dar pelea y dio muestras de seguir tallando en la agenda de defensa. Este lunes envió sus ācondolenciasā a las familias de los andinistas fallecidos en la Cordillera, que estaban perdidos desde el miĆ©rcoles pasado, y agradeció a las autoridades chilenas, ante las que dijo haber intercedido, āpor su colaboraciónā en la bĆŗsqueda. Antes, se habĆa fotografiado en reuniones con la cĆŗpula de la Prefectura y en el Departamento Central de la PolicĆa Federal.
Relegada al Senado, Villarruel podrĆa tener de todas formas āun rol activoā en la negociación de leyes en la materia, con su propia agenda, segĆŗn trascendió desde La Libertad Avanza. De acuerdo a la plataforma electoral de LLA, estarĆan en carpeta la construcción de cĆ”rceles āpor sistema de gestión pĆŗblico-privadaā, la āmilitarizaciónā de los institutos penitenciarios, la āeliminación de los salarios de los reclusosā y la baja de la edad de imputabilidad, entre otras iniciativas.
Bullrich y Petri coinciden con la mayorĆa de los puntos de esa agenda. El flamante ministro de Defensa se mostró mĆ”s de una vez cercano a las ideas de Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, tristemente cĆ©lebre por las torturas a las que somete a las personas privadas de su libertad. El Ćŗnico contrapunto en la materia se produjo durante la campaƱa, cuando Villarruel cuestionó a Bullrich por haber propuesto grabar las comunicaciones entre las personas privadas de su libertad y sus abogados. āEso es ilegal, Patriciaā, le espetó en un Tweet.
En veremos quedarĆ”, a partir del 10 de diciembre, un tema caliente: la militarización de la Seguridad Interior, con la participación de la Fuerzas Armadas en el control de las calles. Durante la primera gestión de Bullrich en el Ć”rea se ensayó un primer intento con el decreto 683/18, que ampliaba el marco de acción de las FAA y habilitaba una extensión de sus tareas a, por caso, el combate del narco. Ese decreto fue modificado parcialmente durante el gobierno de Alberto FernĆ”ndez. Bullrich propuso en campaƱa desplegar a las fuerzas en Rosario y el conurbano. AllĆ podrĆa surgir un fuerte contrapunto con Villarruel, dado que, como ya dijo, pretende resguardar a las fuerzas de involucrarse en ese tipo de conflictos.
La ruptura con Macri
AdemĆ”s de eclipsar a Villarruel, la ascendencia de Bullrich en el universo de Milei tiene otro efecto colateral: su alejamiento cada vez mĆ”s marcado de Mauricio Macri. Ella ya avisó que deja definitivamente la presidencia del PRO a partir de febrero, lo que la deja en libertad para asumir su nueva piel de libertaria, una mĆ”s en su camaleónica trayectoria polĆtica. Pero ahora asoma una independencia definitiva respecto del expresidente. Desde que negoció por su cuenta su desembarco en el gabinete, la relación terminó de quebrarse. āPatricia siempre va a responder a Patricia. Larreta primero, y ahora Macri, la subestimaron y no la entendieron. AsĆ les fueā, disparan desde su entorno.
Macri, por su parte, quedó desautorizado. Uno de los vĆ©rtices del pacto de Acassusso pasaba por la designación de Cristian Ritondo como presidente de la CĆ”mara de Diputados, por lo que su intención de mostrarse como garante de la gobernabilidad del nuevo gobierno, terminó por diluirse. Sus espadas legislativas, ahora, pasaron de decir que se proponĆan Ā«cogobernarĀ» a Ā«votar ley por leyĀ». Ā«Pasa que esto ya no es SocmaĀ», graficó un dirigente del PRO sobre la situación en la que quedó el expresidente.
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