La denuncia subraya que este acto cruel está penalizado por la Ley 14.346, y busca que las autoridades tomen medidas adecuadas y se apliquen sanciones a los agresores. Froy sostuvo que, al enterarse del caso, decidieron presentarse como querellantes. La primera en saber del caso fue Cecilia Domínguez, una abogada de Concepción del Uruguay, que colaboró en algunos casos representando a Conciencia Animal. Ella junto a otra abogada de Paraná, Juliana Darrigo, y otro letrado se van a presentar como querellantes.
«De ser necesarios vamos a viajar allá porque queremos que esto no quede así», dijo Froy esta tarde. «Más allá de que la ley no va a mandar preso a nadie, esto va sirviendo como base para que se vaya corrigiendo o actualizando la ley de protección animal y en un futuro no muy lejano nuestros legisladores se acuerden de establecer penas un poco más contundentes para casos como estos», sostuvo. La pena para estos casos es la cárcel de 15 días a un año, una condena de cumplimiento no efectivo.
Además, Froy indicó que la intención es que la sociedad sepa que quien comete esos actos van a recibir, más allá de la sentencia judicial o no, una condena social. «Me imagino los padres como estarán porque no creo que ningún padre mande a alguien a matar a garrotazos a un perro o que les permitan ser tan crueles con un pobre bicho», destacó.
Froy dijo que en esa localidad hubo una protesta donde había personas que manifestaban temor a que sus hijos menores saliesen a la calle y se tope “con algún salvaje que los castigue”. Froy dedujo que ese comportamiento violento hacia un animal, sin un castigo de por medio, puede repetirse, pero dirigida hacia un chico menor que ellos, un anciano o un indigente “como se ha visto por ahí”. “Lo que sea crueldad hay que trata de frenarlo ya sea contra animales, personas o cualquier ser vivo”, dijo.
Hace un año, en Concordia, sucedió un hecho similar. De acuerdo a un video que se viralizó en ese momento, se observaba cómo una persona le cubría la cabeza con un trapo a un caballo atado en un domicilio de la Zona Sur mientras el segundo le asestaba un formidable golpe con lo que aparentaba ser una pesada barra o caño metálico que hizo caer al equino. Hubo una pueblada frente al domicilio de uno de ellos. Además, la Justicia investigó el hecho. Individualizó a quienes mataron al animal, pero el caso no llegó a juicio. La causa se archivó porque uno de los autores dijo que lo había matado “para comer”. “Ni siquiera hubo una probation”, indicó.