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viernes 13 de diciembre de 2024
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Nota escrita por: Ricardo Monetta
domingo 1 de octubre de 2023
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JAVIER MILEI: Un producto modélico de épocas confusas y de opacidades políticas brumosas

Hace ya bastante tiempo que en nuestra Argentina, la grieta que más nos separa es la que se amplía entre los que piensan y los que se niegan a hacerlo. Y esto no es un concepto con rango discriminatorio. De ninguna manera. Es que vivimos en una época en que el uso y abuso de lo comunicacional le ha quitado al ciudadano común el ejercicio nato de desarrollar un espíritu crítico que le ayude a comprender procesos sociales y políticos cada vez más complejos. Y es por esta confusión donde los poderes fácticos se apoderan de esa inercia de pensamiento del hombre común, quien ha delegado a la estructura mediática que piense o actúe por él.

Y es entonces en ese escenario de vacío intelectual que aparece en el firmamento político Milei, con una personalidad de rara avis de la política con ideas totalmente distintas a las que estaban acostumbrados los ciudadanos a consumir en épocas preelectorales. Uno como ciudadano obligado a razonar el momento político que vivimos, a afirmar que nos enfrentamos en general a un proceso de largo deterioro de ideas, conceptos y situaciones de vida que bien podrían pensarse como ejes centrales de la batalla cultural, que no se ha abordado en profundidad y con seriedad desde un modo más complejo, o si lo prefiere, que ni siquiera se ha enfrentado con valentía intelectual y política, o peor aún, que ni siquiera aquello que se denomina campo intelectual y político, se ha querido mirar con vocación ética de juzgar menos y observar y escuchar más a la sociedad que nos interpela.

Es evidente que, entre otras cosas, Milei ha «captado» el clima de bronca y desencanto que se viene gestando en la Argentina y que no es reciente, pero que se profundizó con la pandemia. Tanto es así que no sería arriesgado pensar que el fenómeno Milei es producto de la pandemia, no desde el punto de la salud, ya que no nace allí, pero sí estalla en ese momento y sobre una sociedad que viene sufriendo una descalificación de una estructura social muy herida. Esto creó un «síntoma» que fue explotado por Milei, como lo es el «asalto a la idea de la libertad», que estaría cercenando su decisión.

El caldo de cultivo de la germinación de Milei fue en la pandemia donde se expusieron ideas caras al pensamiento progresista, que fueron cooptadas y re vinculadas desde la derecha y la ultraderecha con capas etarias sociales dañadas por un sentimiento de angustia interminable. Por eso, intentar pensar problemas complejos requiere pensamientos incómodos que plantean preguntas incómodas. El problema se complejiza cuando también es el Estado, desde hace mucho, pero mucho tiempo, es responsable del malestar de sus trabajadores, cuando los descuida o los maltrata, empujándolos a un «darwinismo social» en la lucha por la supervivencia digna.

¿Por qué se le entregó con tanta facilidad a la derecha la concepción ética de la función pública que la transformaron en la «meritocracia» individual? Es entonces que esos trabajadores menospreciados fueron arrojados a las imitaciones VIP, pero degradadas, cuando es el mismo Estado el que tiene a esos trabajadores en trabajo seminegro o monotributista. Otro tabú que explotó Milei, que por ser tabú elude el planteo es por el mundo del trabajo, que el sujeto político que vota a Milei. Que es el que lleva a sus casas todo lo que pide por plataformas, mientras mira algo en una plataforma. El sujeto político que vota a Milei está en el maxikiosco, en el taxi, en el telemarketing, en quienes trabajan para Google y otras plataformas como emprendedores comerciales, también entre quienes generan contenidos en YouTube y los cobran o para TikTok.

Ese sujeto político está ahí, y nunca lo miramos. Menos aún el sistema de política profesional que sigue pensando en el mundo del trabajo desde una mirada «fordista», cuando ese modo laboral ya casi no existe en el mundo.

Por otra parte, Milei tiene la épica de un sistema de creencias, casi religioso. Allí reside algo de su potencia. También en la audacia de tirar sobre el «paño» de la mesa política ideas totalizadoras, como la de la dolarización, que no se anima a explicarla en su totalidad, pero que ha calado hondo en sectores sociales que CREEN ingenuamente que con la dolarización, no solo mejorarán sus condiciones de vida y sus salarios, sino que también frenará la inflación, que es como el «águila» de Prometeo, que todos los días le come el hígado a los «prometeos urbanos».

Otra «operación» conceptual de Milei es la identificación del sistema político profesional ligado a la idea de casta, tiene su anclaje en aquellos sectores sociales que sienten que el político profesional está cada vez más alejado de la realidad, que no camina entre la gente, que no se atiende en hospitales públicos, que no educa a sus hijos en la educación pública, que no viaja en colectivo. En definitiva, la casta, (a la que puede sumarse Milei al incorporarse al sistema político) vive en mundo de los beneficios de pertenecer a esa casta, un status cultural, que es un modo de moverse en el mundo social y económico.

En el plano ideológico, Milei se presenta como un antisistema que viene a hacer volar por los aires el mundo de la «casta»; he ahí la máscara y el engaño. Milei no es un antisistema porque es poseedor de un marco teórico y un encuadre político signado en el neoliberalismo financiero, y por ello es que Milei reivindica las figuras de Menem, Cavallo y Alberto Benegas Lynch (padre), que es el referente liberal más citado por Milei y según analistas, el padre de la Criatura (recordemos que Benegas Lynch se graduó como doctor en Economía en la UBA, forjó relaciones con los liberales más importantes del mundo como Friedrich Von Hayek y Leonard Read y el hijo de Benegas Lynch es quien encabeza la lista bonaerense de la Libertad Avanza, y que el jefe del Consejo de Asesores Económicos de la Presidencia, si gana las elecciones, sería Carlos Rodríguez, ex-viceministro de Economía de Menem y presidente de la Universidad CEMA, o sea un «Chicago Boy» que moldeó las ideas de Martínez de Hoz y de Domingo Cavallo ¡qué pedigrí!

El círculo se cierra con la amistad con Mauricio Macri, quien se acercó a Milei, como tiburón que huele sangre, presintiendo que la «Pato» no va al ballotage, y en caso de que Milei llegara a la presidencia, le «acercaría» su élite de funcionarios, acostumbrados a hacer negocios con el Estado con beneficio mutuo.

No sabemos qué ocurrirá el 22 de octubre. Nadie lo sabe. Solo sabemos, como ya lo expresé en notas anteriores, que su candidata a Vicepresidenta, es una negacionista confesa, defensora de torturadores y desaparecedores de personas en la última dictadura cívico-militar. También sabemos que en Milei anidan ideas fascistas y que debemos empezar a pensar, con solo mirar al mundo, a tomar el fascismo en serio. Milei, como el flautista de Hamelin, conduce con su flauta de notas negacionistas al desfiladero de un destino tan incierto como tenebroso…

 

 

  • Para mi es muy simple, la gente, de casi todas la extracciones sociales, está repodrida de la inestabilidad, la inflación, la inseguridad, y los políticos a los cuales no les entiende. Pero no sabe muy bien a que se debe: CUANDO VIENE MILEI Y LE EXPLICA TODO, SIN DISCURSOS, «LE CAE LA FICHA» porque oye lo mismo que él dice privadamente, cuando Milei le grita a todo el mundo, con su mismo lenguaje.

  • Leticia, hablas de democracia y le pedís a los jóvenes que no voten a tal candidato porque no te gustan sus ideas. No tomen por estúpidos a ¨los jóvenes ¨, yo tengo 40 años no soy muy joven y laburo como la gran mayoría y el dinero no alcanza. Seguí votando lo mismo desde hace décadas que gracias a los grandes como ustedes nos va a seguir yendo de 10. Los jóvenes por suerte no son tan estúpidos para creerle el cuentito a los mismos políticos de siempre. Gracias a vos y los que piensan como vos estamos tan mal como país. Saludos coordiales

  • Muy buena nota. Hay que tomar en serio el fenómeno Milei. Es muy serio y peligroso. Es un falso profeta, que vende muchos espejitos de colores y que aquellos que le creen y le compran esos espejitos de colores nos llevan a todos al caos total. Milei y su equipo son muy PELIGROSOS. No lo voten, tomen conciencia, festejemos todos los 40 años de democracia. ¡¡¡Por favor!!! Lo jóvenes; piensen en sus abuelos y en su propio futuro.

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