En marzo de 2021, el municipio anunciaba que “La Casa de la Mujer” iba a contar con sede propia. «En el marco de las actividades conmemorativas del Día Internacional de la Mujer realizadas durante el fin de semana, el administrador del ENOHSA Enrique Cresto nos entregó la documentación correspondiente a la aprobación, por parte del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, del proyecto para la construcción del edificio propio de la Casa de la Mujer en Concordia», publicaba el Presidente Municipal en aquel momento, Alfredo Francolini, en sus redes sociales. Cuatro años más tarde, la Casa de la Mujer no solo no cuenta con un edificio propio -se sigue alquilando- sino que carece de cualquier tipo de comodidad, según lo que señaló Villalba.

Villalba sostuvo que la mujer a la que acompañaba estaba en situación de vulnerabilidad extrema. Estuvo encerrada desde un viernes a la tarde hasta el lunes de mañana. Además, estaba sin ingerir alimentos desde la noche del domingo. El lunes, Villalba la acompañó a Tribunales a realizar la denuncia. La mujer tiene dos hijas que querían acompañarla, pero decidieron dejarlas en otro lugar seguro al cuidado de otra persona.

En Desarrollo Social le indicaron que la Casa de la Mujer está funcionando en una dirección de la zona céntrica. Luego de que le proporcionasen en la Fiscalía de Género un botón antipánico, fueron hasta la dirección mencionada. Al llegar, se encontraron con la directora del lugar, quien la recibió con mucha “frialdad”. “Nunca la saludaron o le preguntaron cómo estaba o si necesitaba algo”, dijo. “Ni siquiera le ofrecieron un vaso de agua”.

En el lugar se encontraron con un inmueble donde no hay sábanas, almohadas, frazadas o acolchados. Solo colchones finitos. Tampoco una heladera. “No había mobiliario; no había nada”, remarcó. “Es una casa desmantelada donde solo hay personal”, declaró. Las explicaciones que recibió consistían en señalar que el refugio estaba así porque no habían recibido a nadie.

Además, Villalba remarcó que la directora solo dialogaba con ella y “hasta con un cierto grado de violencia”. “Me trataron como si fuera el enemigo, pero le dije a la persona a cargo que el enemigo es la violencia: yo estaba para colaborar”.

La concejal recordó que cuando hicieron la entrega de la Casa de la Mujer, durante el cambio de gestión, lo hicieron dando cuenta del mobiliario existente. Cuando le preguntó a la directora por los muebles, “la respuesta fue: ‘pasaron cosas’”. A su vez, recordó que cuando perdieron las elecciones, entregó el mobiliario, una carpeta, un protocolo y se puso a disposición de las autoridades entrantes. “Jamás cobré por hacer este trabajo; siempre fue ad honorem. Y lo hacía fuera de mi horario laboral, poniendo recursos míos”. A pesar de ello, nunca la llamaron.

Por otra parte, la concejal dijo que antes había 12 camas, se recibía a las mujeres y, a veces, a los hijos de hasta 16 años. “Siempre con derivación de denuncia”, remarcó. Incluso, cuando llegaban con una derivación espontánea, llevaban a la víctima a realizar la denuncia. “Es lo único que te resguarda de saber que te van a dar las medidas y que la Policía y la Justicia están interviniendo”.

A su vez, destacó que se pedía un turno en la Asistencia Pública con un médico, con pediatras si había chicos de por medio, con Fortalecimiento Social si se necesitaba iniciar un tratamiento psicológico. “Llegan personas desarmadas en todo: en lo social, en lo emocional y tenemos que ayudar a que pueda rearmarse para que pueda volver a la vida”, destacó.

Incluso, destacó que en ocasiones hubo personal mujeres policías custodiando las instalaciones debido a que la persona que ejerció violencia tenía antecedentes, era “peligrosa” o solía portar armas. “Ha pasado en dos o tres oportunidades que debíamos tener un personal femenino o un patrullero en la puerta custodiando”. Además, se tomaban otros recaudos como rejas o evitar que ingresen personas desconocidas.

No obstante, lo más importante es la falta de empatía. Villalba remarcó que llegan mujeres en situación de vulnerabilidad absoluta que necesitan que alguien le tome la mano para que sepan que están seguras en ese lugar. “Tenés que mirarla y que sepa que estás con ella; que sepa que cuenta con vos”.

Eran las dos de la tarde del lunes; la mujer no había cenado la noche anterior, ni desayunado ni almorzado. Pero, ante esa situación, la mujer no se quiso quedar. “Me la traje a mi casa”, dijo la concejal. Luego buscó otro lugar y una pastora la llevó a su hogar para contenerla. “Este caso, afortunadamente, lo pudimos resolver, pero ¿cuántos otros casos debe haber que no nos enteramos?, ¿qué estamos esperando?”, se preguntó.

Villalba dijo que es consciente de que la Casa de la Mujer es un lugar donde “no se puede hacer política” porque “no se puede mostrar”. “Pero es un lugar de humanidad; completamente necesario, que salva vidas”.

Más adelante, la concejal —en lo que pareció un reproche a otras ediles que esta mañana no dijeron nada cuando estaba exponiendo el caso— sostuvo que cuando alguien ocupa una banca no «se debe olvidar que está representando al pueblo». “Sos el contralor del Ejecutivo y, si al Ejecutivo se le pasa algo, tenés que ir y hacérselo saber. No discutir, pelear y mentir a favor de eso”.

Por otra parte, manifestó que actualmente hay personal y se está alquilando un inmueble. “Los recursos están”, dijo. Por lo que falta el mobiliario y personas formadas “que sepan atender a la gente; que sepan contener”. Además, debe trabajar en forma coordinada con la Justicia tal como lo hacía antes. “Cuando ingresa una mujer que no sabe dónde ir, o que debe esperar un par de horas para que le dicten la exclusión de lugar al agresor, que puedan levantar un teléfono y tenga dónde ir”.