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¿Vuelve la convertibilidad? Qué hay detrás del proyecto de López Murphy para crear el «Argentum»
El diputado nacional Ricardo López Murphy presentó en el Congreso un proyecto para reemplazar al peso argentino por una nueva unidad monetaria: el Argentum (AG). El cambio propuesto busca quitarle tres ceros a la moneda actual —1 AG equivaldría a 1.000 pesos— y apunta a simplificar transacciones, registros contables y operaciones bancarias desde el 1 de enero de 2026. El plan habilita una convivencia de seis meses entre ambas monedas y faculta al Banco Central de la República Argentina para emitir los nuevos billetes. La iniciativa despertó reacciones inmediatas. ¿Se trata de una nueva "convertibilidad"? ¿Es comparable al paso del Austral al Peso en los '90? ¿O simplemente una medida técnica sin impacto en la economía real? 
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Del Austral al Peso: antecedentes de la quita de ceros

Argentina ya atravesó varias reconversiones monetarias en el pasado:

  • En 1970, se creó el Peso Ley 18.188, eliminando dos ceros.

  • En 1983, se reemplazó por el Peso Argentino, con una quita de cuatro ceros.

  • En 1985, llegó el Austral, quitando tres ceros más.

  • En 1991, el Peso Convertible reemplazó al Austral con una nueva quita de cuatro ceros.

El proyecto del Argentum sigue esta lógica contable: reordenar un sistema distorsionado por la inflación sostenida. No es casual que López Murphy lo proponga luego de más de una década con tasas de inflación de dos o tres dígitos, y con un peso que se expresa hoy en miles o millones para operaciones cotidianas.

¿Convertibilidad 2.0? Una comparación con los ’90

El plan de López Murphy recuerda formalmente a la convertibilidad de 1991, cuando el peso quedó atado al dólar con una paridad 1 a 1. Sin embargo, en este caso no hay anclaje cambiario ni promesa de respaldo en divisas. El Argentum no estará atado a ninguna moneda extranjera, ni se establece un régimen que garantice estabilidad nominal.

Se trata, entonces, de una «convertibilidad nominal», una transformación simbólica y administrativa, más que económica. No modifica contratos ni afecta derechos adquiridos. No congela precios ni salarios. Solo cambia el signo monetario y reorganiza los valores en cifras más pequeñas.

¿Qué dice el proyecto?

  • El 1° de enero de 2026 comenzaría a regir el Argentum, con un valor de 1 AG = 1.000 pesos.

  • Durante seis meses, circularían simultáneamente los pesos actuales y los nuevos billetes AG.

  • El Banco Central podrá emitir billetes, acuñar monedas y sellar los billetes actuales para su uso durante la transición.

  • Todos los contratos, sueldos, saldos bancarios, precios y pagos deberán expresarse en AG desde esa fecha.

  • El proyecto no afecta el poder adquisitivo, y enfatiza que es solo una medida «técnico-administrativa».

¿Para qué sirve?

Según sus fundamentos, el proyecto busca:

  • Simplificar operaciones contables y bancarias.

  • Reducir errores en sistemas informáticos y documentación.

  • Fortalecer el valor simbólico de la moneda.

  • Modernizar la denominación sin alterar obligaciones legales.

López Murphy sostiene que el uso de cifras altas en pesos genera distorsiones, confusión y costos operativos, y que el Argentum sería una herramienta para ordenar el sistema monetario sin medidas de fondo.

En medio de un contexto inflacionario que no cede, y con una economía que aún no muestra señales claras de recuperación, la propuesta de reconvertir la moneda reabre viejos fantasmas. Para algunos, es un recurso habitual en países con crisis de confianza. Para otros, una maniobra sin efecto real si no viene acompañada de políticas estructurales.

Lo cierto es que el proyecto no propone cambios fiscales, monetarios ni cambiarios. Tampoco toca el régimen de emisión del BCRA ni la política de tasas. En ese sentido, no hay «plan económico» detrás, sino una operación de ordenamiento simbólico y técnico que recuerda a las reconversiones anteriores, pero sin un programa antiinflacionario consistente que la sostenga.

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