“Bronca porque se hacen los moralistas y entran a correr a los artistas»

Una dictadura encarnizada particularmente con la cultura y la educación, tristemente recordada por “la noche de los bastones largos” en la que la Policía Federal reprimió brutalmente con esos palos infames, a estudiantes y docentes que resistieron la intervención, el atropello y la destrucción de la Universidad pública, por parte de ese gobierno de bárbaros e ignorantes.

De todos modos, la «Marcha de la Bronca» es pertinente para gritar la indignación contra todos los poderes autoritarios del mundo que buscan destrozar la sociedad y la cultura. Uno de los capítulos claves de esa intención tanática es atacar a los artistas, perseguirlos y censurarlos. La máxima expresión de este proceso, ha sido la última Dictadura Militar que secuestró, torturó y desapareció a miles de artistas argentinos. Muchos otros tuvieron que escapar al exilio.

Una vez recuperada la democracia, la libertad de expresión entró en un período complejo, supeditada a la cooptación oligopólica de los medios de comunicación hegemónicos. Aun así fue posible y apreciada por la mayoría de la población como un derecho y un valor fundamental, esencial al sistema.

Tal vez por eso repugne especialmente este nuevo gobierno que ha tomado al arte y la cultura como uno de sus blancos para atacar. No solo con políticas de desfinanciamiento del sector, sino de manera más directa con ensañamientos hacia aquellos que se han mostrado críticos a las políticas de devastación económica y humana del pueblo que en dos meses significa una tragedia y una miseria planificada hacia su vida y su dignidad.

Es el caso, particularmente preocupante ,de la cantante Lali Espósito quien insidiosa, abusiva y violentamente, ha sido objeto de las agresiones de quien ocupa el ejecutivo nacional. Permanentemente descarga su ira sobre la artista, con insultos y acusaciones impropias de quien debe el respeto irrestricto a todos los ciudadanos, a quienes, en teoría, debería representar.

Sin embargo, con una suprema cobardía se aprovecha del Poder que detenta para perseguirla y descalificarla, con todo el riesgo que eso representa como incitación a la violencia de los energúmenos que lo siguen.

Ella ha defendido, en inferioridad de condiciones, su posición, con una valentía y un coraje admirables, inversamente proporcional a la pusilanimidad de quien la provoca. Merece el respeto y la admiración esta artista que no se amilana, no retrocede, a pesar de la violencia que enfrenta con las invencibles armas de la dignidad y el talento.

Creo que como sociedad debemos comprometernos a cuidar a nuestros artistas, como expresión de nuestros derechos a la cultura, a la belleza y el sentido a la existencia que propicia el arte.