La vocal del Tribunal de Apelaciones, María Clara Mondragón Pafundi, fue la encargada de dictar la sentencia. En el caso de Ojeda, por los delitos lesiones gravísimas imprudentes, lesiones graves, lesiones graves culposas en cuatro hechos y homicidio imprudente. En los casos de Zárate y Duraez, por homicidio imprudente.

Ojeda se encuentra actualmente en la Unidad Penal N3 de Concordia en prisión preventiva, y continuará alojado allí cumpliendo su pena.

Por otra parte, en el caso de las enfermeras, deben fijar domicilio y comunicar cualquier cambio del mismo tienen prohibido el ejercicio de la medicina, debe realizar dos horas mensuales de trabajo comunitario, no vinculado al servicio de salud. El fiscal Martín Nuñez consideró que la responsabilidad no es la misma que la del cirujano al momento de la operación, pero no podían desconocer que no se podía realizar esa práctica en un lugar clandestino.

El 26 de enero de 2019, Iris Paulina Amaro Batista, de 45 años, ingresó a la clínica clandestina de Ojeda, ubicada en la zona céntrica de la localidad de Concordia. Hasta allí llegó casi a media mañana, a las 9, para realizarse una liposucción, cirugía mediante la cual se le iba a retirar un exceso de grasa. Salió del procedimiento a las 12 y las siguientes horas fueron traumáticas. Se descompensó a las 15, fue internada en terapia intensiva en el hospital Delicia Concepción Masvernat y, dos días después, falleció.

La clínica clandestina estaba ubicada en pleno centro de Concordia, en la calle Entre Ríos N° 876, cerca de la peatonal. Allí las operaciones se llevaban a cabo en condiciones riesgosas y contrarias a las reglas de la práctica médica.