La deuda externa entrerriana, una verdadera Espada de Damocles que se cierne sobre la cabeza de todos los habitantes de la provincia, fue contraída durante la gestión de Mauricio Macri como presidente y mientras el actual gobernador entrerriano, Rogelio Frigerio, era su Ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda.

Cuenta la historia que cuando Bordet asumió su primera gobernación, allá por el año 2015, la provincia estaba sobreendeudada. Su antecesor Sergio Urribarri emitía deuda en pesos que se refinanciaba mes a mes para cubrir gastos corrientes, sumando al capital los intereses. Una bola de nieve que según Bordet no lo dejaba dormir, pensando en cómo desactivar el mecanismo, tal lo consignó el periodista Juan Bracco para el sitio Infobae.

Explica Bracco en la misma nota: “Frigerio era el ministro del Interior de Mauricio Macri. En su rol de negociador con las provincias, articuló la única alternativa viable y a la que echaron manos otros estados provinciales: colocar deuda en dólares y transformar el endeudamiento de corto plazo en uno de largo aliento. El título se lanzó en 2017 y vencía en 2025. Sin embargo, durante la pandemia, Entre Ríos entró en cesación de pagos y forzó una renegociación. Los bonistas amenazaron con una demanda en los Tribunales de Nueva York. Bordet aceptó las condiciones que le imponían y coló las suyas: las menores tasas (5%) serían mientras ocupe el gobierno y el grueso de los vencimientos correrían a partir de 2024, cuando su segundo mandato haya entrado en la historia.”

Para 2024 y 2027 se acumularon pagos por USD 360 millones de capital (el 72%), la tasa subirá al 8,25% – una tasa usurera que responde a la mala calificación de la Argentina como deudor, el alto “Riesgo País” producto de su inestabilidad y desaguisados” económicos- y sumará otros USD 100 millones de intereses.

Pero en la Argentina endeudarse en dólares es una jugada extrema, sobre todo para las provincias que no recaudan en esa moneda y deben recurrir al mercado de cambios -oficial o paralelo- para hacerse de la divisa.

El ex mandatario justicialista, Gustavo Bordet, que se jactaba del orden financiero de la provincia, dijo que le dejó a Frigerio 47 millones de dólares en caja para afrontar el pago de febrero. Pero pasaron cosas… Ganó Milei y “Caputazo” mediante (Una devaluación del 118,5% que llevó el dólar oficial de 365 pesos a 800 pesos), ese dinero que estaba en pesos -porque el rendimiento era más beneficioso- pasó a valer la mitad en billete dólars.

La solución rápida, ante la imposibilidad de reestructurar la deuda o conseguir otro crédito externo, llevó a Frigerio a negociar un «crédito puente» con el Banco Bersa, el ex Banco de Entre Ríos que en desde 1995 se transformó en Banco de Entre Ríos SA (Bersa).

Otra idea brillante de la mano de otro gobierno neoliberal pero con conducción peronista, la de Carlos Menem, ejecutada con mano firme por el también hoy gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, que en aquellos años bajo el pretexto de la modernización, la reducción de costos y la eficiencia, se ocupó de privatizar la banca de varias provincias argentinas.

Frigerio desembarcó en el Menemato de la mano de Roque Fernández que había reemplazado a Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía. Rogelio se convirtió en Subsecretario de Programación Regional; tuvo a su cargo el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial; fue luego Secretario y a partir del 1998 viceministro. Se ocupó de guiar la privatización de los bancos estatales, entre ellos el Banco de Entre Ríos, en tiempos de Jorge Pedro Busti gobernador, con quien tuvo un estrecho vínculo político, tanto así que fue el tres veces gobernador quien le dio pista para su aterrizaje político en la provincia. En 2013, Rogelio Frigerio fue el jefe de campaña de Unión por Entre Ríos, frente que conformó Jorge Busti con el PRO y otros, y que casi logra que el «Minga» De Angeli fuera gobernador.

Hoy, el actual gobernador de Entre Ríos toma de su propia medicina: una deuda de difícil solución que asfixia las finanzas de su gestión y un salvavidas de plomo que le tiró el Banco Bersa -que sólo entre los meses de enero y abril de 2024 se hizo de 10.892 millones en concepto de intereses, más 1.020 millones en accesorios- con el “crédito puente” a 150 días que le otorgó para sacarlo del apremio en febrero último.

“La experiencia es un peine que te regalan cuando te quedás pelado”, dijo con su particular sabiduría de la calle el mítico boxeador Ringo Bonavena.

Tal vez Frigerio esté pasando la nostalgia de no contar con una banca pública provincial, lo que podría ofrecer varias ventajas para el estado, en comparación con no tenerla: Financiamiento a tasa preferencial y en condiciones más favorables que las que suelen ofrecer las instituciones financieras privadas; estabilidad financiera para los tiempos de crisis mediante el mantenimiento de líneas de crédito abiertas y accesibles; servicios financieros a menores costos; el apoyo a políticas públicas, tales como programas de vivienda y desarrollo económico para pequeñas y medianas empresas, flexibilidad durante emergencias como desastres naturales (una inundación, por ejemplo) o crisis económicas. Los bancos públicos pueden ajustar sus políticas para proporcionar alivio financiero a los afectados, como se vio con el Banco Provincia de Buenos Aires, durante el temporal​ del verano pasado.

De alguna manera, las políticas de Rogelio Frigerio, privatización de la banca pública en los ‘90 y promoción de la deuda en dólares como una opción viable para las provincias durante la gestión de MM, ahora le vuelven como un boomerang. O como un Karma, en el que las acciones del pasado generan consecuencias. Con el particular que en la función pública toda decisión tiene efectos que exceden a la persona, trayendo implicaciones para toda la población.

Fuente: DIARIOJUNIO/ Infobae/Ámbito/Elentreríos/Revista Crisis/Noticias Gobierno de Entre Ríos/ Sitio Oficial Banco Provincia/ Sitio Oficial Banco Bersa