No concuerdo con el «loco de Turín»; claro que existen los hechos, e incluso más, sobre ellos se narra la historia según los propios intereses e ideales, cuya consistencia los acercará o no a la verdad. Por caso, la historia oficial, que escribieron los que ganaron, la historia mitrista, exhibe una clara intención de ocultamiento que revela que la post verdad no es, en definitiva, tan novedosa ni tan actual.
El general que fundó un diario, con un nombre tan pretencioso de su clase, palideció cuando recibió el documento que daba cuenta de la autoría de Moreno del «Plan de operaciones». Lo escondió bajo siete llaves, pero la verdad puja por salir y se derramó por otras manos. Para muestra, un botón: Moreno publicó la primera edición de «La Gazeta de Buenos Aires» el 7 de junio de 1810, fecha en la que se celebra el Día del Periodista. El objetivo no era solo publicitar los actos de gobierno de la Primera Junta, sino también educar e instruir al pueblo sobre las nuevas ideas que sacudían al mundo. Esa meta era vital para el éxito revolucionario, pues en la visión del «sabiecito del sur», solo podía triunfar con su concurso. Por esa razón, teniendo en cuenta que muchos eran analfabetos, ordenó que La Gazeta fuera leída en las iglesias. El Plan de operaciones, que le fue encargado como programa de gobierno, no solo traía los vientos de la Revolución Francesa y su referencia en el contrato social, sino que anticipa desarrollos marxistas e incluso keynesianos. Es que faltaba al jacobino Moreno, a diferencia de lo que sucedía en Europa, una burguesía local como factor dinámico de la revolución. Imaginó, entonces, en su reemplazo, un pujante Estado que tomara el lugar vacante: «Se pondrá la maquinaria del Estado en un orden de industrias, lo que facilitará la subsistencia de miles de individuos. Alrededor de 200 o 300 millones de pesos serán empleados poniéndolos en el centro mismo del Estado, para desarrollar fábricas, artes e ingenios, y además establecimientos, así como en agricultura, navegación, etc.». Los fondos para el audaz plan serían confiscados a los ricos mineros del Alto Perú. El plan de Moreno tenía un carácter nacional, intervencionista, proteccionista y estatizante, lo cual distaba de las aspiraciones del poder porteño, que se reducía al libre comercio y se identificaba, en sus intereses, con el conservadurismo de Cornelio Saavedra. Esta puja en el destino de los intereses que debía representar la revolución naciente terminó significando la muerte de Moreno en alta mar, en una misión diplomática demasiado parecida a un exilio. Como en «Crónica de una muerte anunciada», todo el mundo sabía ya de su destino. Su mujer Guadalupe recibió pocas horas antes de la partida, el 25 de enero de 1811, una encomienda anónima con un abanico de luto, un velo y un par de guantes negros, junto con una nota que decía: «Estimada señora, como sé que va a ser viuda, me tomo la confianza de enviarle estos artículos que pronto serán apropiados para su estado». Moreno fue envenenado en la fragata inglesa Fame por su capitán. Fue un sacrificio por la verdad y por sus ideales revolucionarios.
Otro periodista excepcional que pagó con su vida el compromiso con la verdad fue Rodolfo Walsh. Siguiendo los pasos de Moreno, revelando los hechos y comprometiéndose políticamente como intelectual, escribió «Operación masacre» cuando la frase «hay un fusilado que vive» lo impactó mientras jugaba ajedrez. Investigó la masacre perpetrada por la autodenominada «Revolución Libertadora», que asesinó a varios militantes peronistas en un basural de José León Suárez. Esta extraordinaria novela de no ficción no sólo reveló los hechos con una impecable investigación periodística, sino que también inauguró un género literario que injustamente se le atribuyó a Truman Capote posteriormente.
Rodolfo Walsh fue asesinado por la dictadura el 25 de marzo de 1977, después de depositar «La carta abierta a la Junta Militar» en los buzones de Buenos Aires. Una pieza periodística y literaria sensacional y reveladora, que ya en ese momento hablaba de lo que el argentino promedio decía no saber pero que, por alguna razón, debía ser cierto, sobre el Terrorismo de Estado y sus terribles consecuencias para nuestro pueblo. El extraordinario periodista pedía para vencer al terror: «Reproduzca esta información, hágala circular por todos los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, de forma oral. Envíe copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación, rompa el aislamiento. Vuelva a experimentar la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote al terror. Haga circular esta información».
INFOBAE Y LA LEY DE SALUD MENTAL
«Lo terrible es que nos traen aquí para que uno no muera en las calles. Y luego todos nos morimos aquí»
(Jacobo Fijman, poeta fallecido en el Hospital Borda)
Después de que se derogara la «Ley de Medios» mediante un decreto de Macri, la información pública continúa siendo monopolizada por los grandes medios hegemónicos, que se asocian impunemente con los intereses del poder económico concentrado. En este contexto comprometido con la posverdad, el lawfare y todas las operaciones mediáticas increíbles, ya no hay lugar para periodistas que se sacrifiquen por la verdad, sino más bien para aquellos dispuestos a sacrificarla. Anoche, mientras veía «Sobredosis de T.V.», presencié cómo Baby Echecopar confesaba sin vergüenza la forma en que comunica los actos de gobierno de Larreta, según éste le proporcione o no la pauta publicitaria, mientras Fantino, con una sonrisa «campesina», lo alertaba de que estaban en el aire. Más allá de los periodistas serviles y complacientes que abundan en esos medios, muy lejos del calibre de Rodolfo Walsh, es necesario reflexionar que solo a través de una verdadera educación del pueblo, alentando un pensamiento crítico como deseaba Mariano Moreno, podremos encontrar algo de esperanza en esta desigual batalla por el sentido de la experiencia.
En el ámbito de la salud mental, en el que tengo experiencia profesional, observo sistemáticamente cómo el portal Infobae difunde falacias sobre la Ley 26.657, la Ley Nacional de Salud Mental. Ayer, escribieron otro capítulo al «opinar» que el cierre de un pabellón del Psiquiátrico Alejandro Korn en Melchor Romero, La Plata, constituía un «agravio del gobierno bonaerense a los psiquiatras: en un cartel oficial insinúa que sus prácticas se equiparan a la tortura», según el titular de la nota. Esta supuesta «insinuación» que supuestamente ofendería a los psiquiatras y a sus voceros de Infobae se deduce de una placa colocada para tan importante evento que dice: «A la memoria de las cientos de personas que vivieron, sobrevivieron y murieron aquí». A continuación, la nota desarrolla una serie de argumentos que desafían la imaginación más delirante en un esfuerzo insidioso y retorcido por defender nada menos que los manicomios. Estas instituciones encerraron y maltrataron a millones de personas durante siglos, hacinándolas y abandonándolas en verdaderos campos de concentración, en los que se sacrificó su mente y su vida. Además, critican el modelo asilar de los hospitales psiquiátricos, que no nace con la ley argentina, sino que surge a partir de la conciencia mundial después de la posguerra sobre el gran parecido que estas instituciones psiquiátricas tenían con los campos creados por el nazismo, que espantaban a la humanidad (sin mencionar todos los «métodos» utilizados a lo largo de la historia para «curar» la locura: palizas, duchas frías, hacinamiento atroz, trato inhumano, sillas giratorias, electroshocks, trepanación del cerebro, lobotomías, etc., que Infobae no considera torturas).
La Ley de Salud Mental de Argentina es ejemplar y ha recibido reconocimiento internacional. Aborda la enfermedad mental en toda su complejidad causal (biológica, psicológica, social, cultural, económica, etc.) y no se limita a trastornos biológicos, como pretende cierta psiquiatría biologicista. La complejidad de la enfermedad fundamenta su abordaje a través de equipos interdisciplinarios, donde el papel del psiquiatra es equivalente al de otras disciplinas (psicología, acompañamiento terapéutico, terapia ocupacional, enfermería, etc.).
La ley también establece el cierre de los hospitales psiquiátricos monovalentes, ya que no sólo no curan a nadie, sino que también violan los derechos humanos de las personas, y propone su reemplazo por alternativas más efectivas que no restrinjan la libertad de los «usuarios», término que se utiliza para referirse a los pacientes (salas en hospitales generales para internaciones breves, hospitales de día, casas de medio camino, cooperativas de trabajo para la inclusión social, etc.). «La libertad es terapéutica», como afirma Franco Basaglia en su libro «La condena de ser loco y pobre». Por lo tanto, la internación (en salas de hospitales generales) debe ser lo más breve posible, hasta que la persona recupere su estabilidad mental.
Del mismo modo, es falso lo que estos medios hegemónicos han planteado hasta la exasperación, que la ley no permite la internación involuntaria, cuando en su artículo 20 deja claro que las internaciones involuntarias están justificadas en situaciones de riesgo inminente para la persona o para terceros.
La ley favorece los intereses terapéuticos de las personas con enfermedades mentales y afecta a aquellos que buscan expandir el mercado de medicamentos. Los obstáculos para su plena aplicación derivan de este hecho, junto con las falacias difundidas por los medios y la falta de implementación. El cierre del pabellón en Melchor Romero fue un paso adelante. En lugar de celebrarlo, Infobae lo considera un agravio.
(*) Psicólogo. MP243