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sábado 27 de julio de 2024
domingo 17 de marzo de 2024
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Narcotráfico, narcoestado, narcocapitalismo, anarcocapitalismo… «Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno» (*)

En 2016, el diario brasileño O Globo publicó una entrevista con Marcos Camacho, conocido como Marcola, líder del Primer Comando de la Capital (PCC), una banda carcelaria con gran influencia en San Pablo. Si bien esta entrevista se realizó en un contexto específico, las reflexiones de Marcola sobre el narcotráfico y la crisis socioeconómica cultural resuenan en la actualidad. El líder narco reflexionó sobre su papel en la sociedad, describiéndose como un reflejo de los tiempos actuales, en los que el surgimiento de grupos como el suyo es una señal de los problemas estructurales que afectan a los países periféricos, y los describió como ejemplos de empresas modernas y eficientes, en contraste con el estado, al que consideró lento y burocrático. En cuanto a la solución para estos problemas, fue contundente en su escepticismo: "Como escribió el divino Dante: 'Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno'".
Hace 131 días

El 23 de mayo de 2006, el diario O Globo de Brasil en su Editorial Segundo Cuaderno, publicó una «Entrevista a Marcola del PCC». Él es Marcos Camacho, jefe de la banda carcelaria de San Pablo denominada Primer Comando de la Capital (PCC), que durante este año ha provocado numerosos actos de vandalismo en esa ciudad y
alrededores. La siguiente es la traducción textual del reportaje:

¿Usted es del PCC?

Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnostico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre «la belleza de esas montañas al amanecer», esas cosas… Ahora
estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social ¿Vió? Yo soy culto. Leo al Dante en la prisión.

Pero la solución sería…

¿Solución? No hay solución, hermano. La propia idea de «solución» ya es un error. ¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo? ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una «tiranía esclarecida» que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. ¿O usted cree que los chupasangres (sanguessugas) no van a actuar? Si se descuida van a robar hasta al PCC. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal del país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta «conference calls» entre presidiarios…) Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.

Marcos Willians Herbas Camacho, alias «Marcola»

¿Usted no tiene miedo de morir?

Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombresbombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en
medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva «especie», ya somos otros bichos, diferentes a ustedes. La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común. ¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases,
de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…! Yo leo mucho; leí 3000 libros y leo al Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país. No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. ¿Ustedes no escuchan las grabaciones hechas «con autorización» de la justicia? Es eso. Es otra lengua. Está delante de una especie de post miseria. Eso. La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandados son una mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio.

¿Qué cambió en las periferias?

Mangos. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio… ¿Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y «colocado en el microondas». Ustedes son el estado quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Ustedes nos transformaron en «super stars» del crimen. Nosotros los tenemos de payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos «globales». Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros «clientes». Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos.

¿Pero, qué debemos hacer?

Les voy a dar una idea, aunque sea en contra de mí. ¡Agarren a «los barones del polvo» (cocaína)! Hay diputados, senadores, hay generales, hay hasta ex presidentes del Paraguay en el medio de la cocaína y de las armas. ¿Pero, quién va a hacer eso? ¿El ejército? ¿Con qué plata? No tienen dinero ni para comida de los reclutas. El país
está quebrado, sustentando un estado muerto con intereses del 20 % al año, y Lula todavía aumenta los gastos públicos, empleando 40 mil sinvergüenzas. ¿El ejército irá a luchar contra el PCC? Estoy leyendo Klausewitz «Sobre la Guerra». No hay perspectiva de éxito. Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en los rincones.  Tenemos hasta misiles anti-tanque. Si embroman, van a salir unos Stinger. Para acabar con nosotros… solamente con una bomba atómica en las villas miseria. ¿Ya pensó? ¿Ipanema radiactiva?

Pero… ¿No habrá una solución?

Ustedes sólo pueden llegar a algún suceso si desisten de defender la «normalidad». No hay más normalidad alguna. Ustedes precisan hacer una autocrítica de su propia incompetencia. Pero a ser franco, en serio, en la moral. Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya trabajamos dentro de ella. Entiéndame, hermano, no hay solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: «Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno»

 

(*)

La entrevista había sido publicada por O Globo en 2006 y pertenecía a Arnaldo Jabor, reconocido periodista brasilero, que había aclarado en 2007 que era falsa, es decir que era un juego literario.

El propósito de esta página es informar y brindar material para la reflexión y el estudio de cuestiones que tienen que ver con la bioética. El publicar esa nota tuvo que ver con poder reflexionar sobre el valor de la vida en nuestras sociedades latinoamericanas donde existe un alto nivel de violencia y desapego a la vida propia y del otro. La entrevista es falsa como tal, no su contenido que refleja una realidad latente en nuestra región. Ante la inquietud de algunos lectores de la página de la Red, aclaramos la condición de la misma y reproducimos un comentario sobre la publicación de esta entrevista que aparece en la página Hunnapuh, por estar en todo de acuerdo con él.

Rodolfo H. Terragno, político y empresario de medios argentino, publica un interesante artículo que titula “Lasciate ogni speranza” en alusión a la famosa frase que adorna la entrada al infierno de Dante, en el que analiza el montaje que se hizo del “discurso” de Marcola a la sociedad en algo parecido a lo que vivieron nuestros abuelos con la emisión radial de “La Guerra de los Mundos” de H.G. Well, montada por el actor Orson Welles a principios del siglo pasado o similar a lo que vimos en la película V de Venganza basada en el famoso Comic de Alan Moore, que utilizan un inteligente pero cruel discurso para exponer la realidad de la incapacidad del gobierno ante el crimen y resaltar el miedo que esto causa en la población.

La emisión radial de que habla Terragno ocurrió 68 años atrás, en vísperas de Halloween. Los medios de comunicación –se probó entonces— pueden esfumar los límites entre ficción y realidad.

Un cineasta y periodista brasileño, Arnaldo Jabor, acaba de hacer su propia demostración, de la efectividad del mensaje de Orson Welles. En este caso, la radio fue substituida por Internet.

Autor de libros como Sandwiches de Realidade o Invasão das Salchichas Gigantes, Jabor fue el autor de la entrevista apócrifa pero verosímil a Marcos Williams Herbas Camacho, Marcola: el jefe máximo de una temible banda (Primeiro Comando da Capital, PCC), que dirige el narcotráfico y el crimen organizado desde la cárcel de San Pablo.

Aprovechando una leyenda, según la cual Marcola lleva leídos 3.000 libros, Jabot lo hizo elaborar un discurso erudito. Su propósito era mostrar que los poderes públicos, en manos de una dirigencia incompetente o corrupta, han destruido (en Brasil como en otras partes) las bases de la convivencia social.

Fuentes: O Globo7/ Red Bioética

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