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jueves 12 de diciembre de 2024
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Nota escrita por: Ricardo Monetta
martes 19 de marzo de 2024
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La historia después del Horror (Parte Tres: La complicidad civil)

El Proceso militar que determinó la instalación de la dictadura más siniestra de nuestra historia no pudo haberse llevado a cabo sin la participación y complicidad de distintos sectores de la sociedad civil, política, empresarial, financiera y religiosa, cada una de diferentes maneras. Se trató de un verdadero golpe cívico-militar que fue cuidadosamente planificado, como ocurrió con el golpe a Yrigoyen en 1930, que fue horadando a su gobierno a través de los medios y de la oposición política. El lema de la Sociedad Rural, tanto ayer como en el 76 era que: "Cultivar el suelo era servir a la Patria." En este caso, la Patria era el sector agropecuario "atropellado" por la industrialización y el populismo. Esos dos factores habían puesto en peligro no solo sus intereses, sino también los de la sociedad en conjunto, a la que pretendían salvar apoyándose, cuando no, en los militares. Por un lado para liquidar todo tipo de movimiento popular y a su dirigencia. Por otro lado, reprimarizar la economía.

Desde principios de 1975, las entidades del agro comenzaron un plan de movilización activa contra el gobierno democrático. La SRA, las Confederaciones Rurales Argentinas y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO) cumpliendo con sus declaraciones de 1974, conformaron un Comité de Acción Agropecuaria, y llamaron a un lock-out patronal de 24 horas en el mercado de las carnes para el el 03/03/75. La protesta pedía por la liberación de los precios que consideraban que eran precios políticos.

Mas tarde en mayo, la FAA y CRA organizaron un paro agropecuario por tres días que precipitó la renuncia del Ministro de Economía, Alfredo Gómez Morales. Los elevados precios del petróleo junto con la caída de los términos de intercambio provocaron una crisis en la balanza de pagos, que aunada por la disputa con el movimiento obrero, junto con la inflación, precipitaron la caída del Ministro, que fue reemplazado por el tristemente célebre Celestino Rodrigo. Y para entonces, Celedonio Pereda presidente de la SRA proclamaba que no se podía continuar con las experiencias colectivistas (sic), y que debía ponerse en funcionamiento la economía, respetando la propiedad privada (como si en la Constitución no figurara).

Además, la política de ataque a la «libre empresa» y la baja rentabilidad propiciada por el gobierno peronista constituían un excelente caldo de cultivo para el desarrollo de concepciones extremistas, a nivel de los productores pequeños y medianos a través de entidades que constituyen ramas políticas del extremismo. Digamos, !una versión del gaucho marxista!

El reclamo por la rentabilidad empresaria del sector era asociado a la lucha «antisubversiva de las Fuerzas Armadas. Ya en Septiembre de 1975 Martínez de Hoz presentó a los altos mandos Militares el plan Económico a implementar en caso de la toma del poder, y que venía trabajando con sus equipos desde hacía meses.-Por otro lado Celedonio Pereda se entrevistó con Antonio Cafiero para reclamar la devaluación de la moneda por el atraso cambiario( igual que ahora). Por entonces El Cronista Comercial decía que: «En el país no hay un golpe de Estado. sino un estado de golpe».

La CRA captó un vacío de representatividad reclamado por los grandes propietarios de la pampa húmeda. La crisis avanzaba. El titular de CARBAP vaticinó lo que estaba por venir: «Son los hombres que integran los que deben salvar a las instituciones para que estas salven a la República, pero si los hombres no actúan en función del interés nacional, nadie podrá sorprenderse, de que tanto el gobierno como las instituciones legislativas, políticas, gremiales, empresarias y sindicales desaparezcan aplastadas por el peso de su propia incapacidad o inoperancia». Ahora sí el «campo» anticipaba una proclama golpista».

Ese 24 de Marzo de 1976 se produjo el golpe de Estado más sangriento de la Historia de la Argentina. Las instituciones empresariales más importantes apoyaron el derrocamiento de Isabel Perón. La SRA saludó la llegada del «golpe» y auguraba la reincorporación del país a su destino de «grandeza». En el mensaje de congratulación al nuevo Presidente Videla, la SRA prestaba su colaboración para lo que fuera necesario. De todas las instituciones rurales, la SRA fue la más servil a la dictadura y especialmente a Martínez de Hoz, al que consideraban la mejor garantía.

El 2 de Abril de 1976, Martínez de Hoz lanzó el plan económico de la dictadura que tenía como objetivos principales restablecer el poder político y económico de la gran burguesía agraria y los grandes grupos financieros a través del socavamiento de la industria local y el mercado interno.

Desde hace décadas organizaciones de derechos humanos y organizaciones sociales han impulsado denuncias sobre el papel de los grupos empresarios en los procesos represivos. Dos empresas fueron emblemáticas en la desaparición de personas: Ford SA y Mercedes Benz. En el caso de Ford, la planta de Gral. Pacheco fue inaugurada en 1961.

En los años setenta se produjo un proceso de movilización u organización de las bases que eran representadas por unos doscientos delegados de fábrica, que no solo profundizaron sus demandas a la patronal, sino que se enfrentaron de modo creciente a la Dirección General del Sindicato de Mecánicos y SMATA. El delegado Pedro Troiani, miembro de la comisión interna, fue secuestrado y torturado dentro de la Planta de Gral. Pacheco en abril de 1976. En su declaración ante la Justicia dio cuenta de la importancia de la militancia gremial en el funcionamiento de la empresa.

Entre marzo y mayo de ese año, en la planta hubo 25 trabajadores secuestrados, la mayoría integrantes de la comisión interna y el resto militantes gremiales que permanecieron jurídicamente «desaparecidos». Los testimonios ante la justicia de los militantes secuestrados que sobrevivieron, relataron que fueron llevados en camionetas F100 provistas por la misma empresa (algo similar a lo que ocurrió en Ingenio Ledezma en Jujuy, con los camiones provistos por las Familias Blaquier) y que fueron llevados a una comisaría de Tigre que funcionaba como centro de detención. La participación de las empresas en el proceso represivo no se limitó a proveer apoyo logístico, sino que en otros casos extremos, como en Acindar, alcanzó un máximo nivel ya que en el mismo predio de la fábrica operó un cuartel militar, instalado en la zona del «quincho» donde se torturaba a los detenidos para arrancarles información.

El caso de Mercedes Benz, que colaboró con el régimen nazi de Hitler utilizando mano de obra esclava. La planta en Argentina se estableció en González Catán en 1951. El proceso represivo en la fábrica a mediados de los setenta frente a severas disputas entre los trabajadores y los gerentes de la empresa. En el marco de una medida de fuerza que demandaba la reincorporación, la agrupación Montoneros secuestró el 25 de Octubre de 1975 al jefe de Producción de la planta, Heinrich Metz, que luego de pago de un rescate de US$ 7 millones de dólares, que luego se descubrió que la empresa fraguó la cifra para disminuir la declaración de impuestos. De los 16 trabajadores de Mercedes Benz secuestrados durante la dictadura, solo dos reaparecieron. Y sus historias fueron decisivas para aportar los testimonios y documentar lo que fue la persecución y tortura seguida de muerte a los líderes gremiales.

Un interrogante quedó flotando en la investigación sobre las desapariciones de Mercedes Benz: ¿el Director General era Juan Manuel Fangio? ¿Era posible que no se hubiese enterado de nada?

Continuará

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