“El cierre de una radio pública no es solo la clausura de un medio, sino la pérdida de un nodo territorial de producción simbólica, de construcción de comunidad y de memoria oral”, sostuvo. “La relación entre voz y territorio es estructural: la voz es una forma de habitar el territorio, de contarlo, nombrarlo, disputarlo y sostenerlo vivo”.
Cummaudo advierte que en ciudades intermedias como Concordia, marcadas por una fuerte identidad local pero también por una permanente tensión entre la centralidad y la periferia, una emisora municipal no cumple únicamente un rol de comunicación institucional. Es, en sus palabras, una “infraestructura del relato común”.
“Quitarla es, de algún modo, desdibujar el mapa cultural del lugar”, concluyó. Y remarcó que, desde una lectura arquitectónica y territorial, la decisión implica un claro proceso de des-territorialización simbólica. “Al silenciar voces locales, se interrumpe el flujo de significados que hacen al territorio no solo geográfico, sino también político y afectivo”.