La institución, que funciona en una antigua casona declarada patrimonio histórico de la ciudad, atraviesa un proceso de deterioro sostenido. Según detalló Agmer y publicó ayer este medio, las filtraciones y el ingreso de agua en distintas áreas han provocado el daño de techos, paredes y el circuito eléctrico. Además, hay desprendimientos de mampostería, cielorrasos rotos y presencia constante de humedad y moho en las aulas.
Durante los días de lluvia, la situación se vuelve crítica ya que deben colocarse baldes en las aulas y galerías para contener el agua que se filtra, y se han registrado caídas de escombros desde los techos. Una de las aulas tuvo que ser cerrada y reconvertida en depósito por el peligro que representaba, mientras que estudiantes de primer grado fueron reubicados y hoy comparten el aula con segundo grado, debido a que sus espacios habituales no están en condiciones.
En ese sentido, y ante la falta de respuestas por parte de las autoridades, familiares de alumnos, docentes y referentes sindicales realizaron esta mañana un reunión abierta, en la que se decidió suspender las clases presenciales por razones de seguridad, implementar un sistema de rotación de cursos —lo que implicará que un día a la semana un grupo no tendrá clases— y continuar visibilizando el reclamo con una jornada semanal de suspensión presencial hasta obtener respuestas concretas.
Finalmente, AGMER exige la puesta en valor de esta escuela emblemática, así como la construcción de nuevas aulas que cumplan con los requisitos básicos de seguridad, ventilación, iluminación y salubridad. “La Escuela N° 55 necesita respuestas urgentes. No se puede seguir enseñando ni aprendiendo en estas condiciones”, señalaron desde la seccional sindical.
