Como tituló con buen tino un colega: “Un símbolo de la libertad tras las rejas” para contar que la simpática escultura de Mafalda fue enrejada para evitar algún tipo de vandalismo o el deterioro a causa del manoseo incesante de parte de los que transitan por una histórica pastelería de la ciudad, de nombre homónimo al genial personaje creado por el historietista Quino.
Risueño, patético, lamentable, clasifíquelo como quiera.
Me pregunto qué pensaría esta Mafalda enrejada sobre los tiempos actuales. Esa niña inquieta y curiosa nacida en 1964, criada en el seno de una familia tradicional de clase media. Que a pesar de sus casi seis décadas de vida no ha envejecido nada y es más actual que nunca. Qué se preguntará este 9 de julio de 2023, después de haber conocido años de violencia política y proscripciones, de atentados y represiones, de militancia y dictaduras, de Guerra Fría e imperialismo. Cómo verá Mafalda esta Argentina semicolonial, influida por la cultura, el idioma y la tecnología extranjera, el octavo país más extenso del mundo y uno de los más ricos con sus recursos naturales, sus empresas estratégicas y la producción de alimentos cooptadas por las multinacionales. Con precandidatos a presidente bendecidos por la embajada de EEUU, a los que lo único que los diferencia es cuánta bala prometen para realizar el ajuste que van a tener que hacer.
Las marionetas se visten con trajes relucientes o apelando a un “outfit” informal, moderno y canchero (esa manera actual de decir “Look”, “la onda” de vestir, el atuendo); eso sí, todos con sonrisas ensayadas y un “loop”, un bucle, interminable de frases determinadas por los “cráneos” de la comunicación de la campaña, ideas fuerza que los precandidatos repiten sin correrse de la partitura, hasta que el asesor de imagen, las encuestas o el rating hagan volantear el discurso.
Nos dan a elegir entre dos, a lo sumo tres platos, de un menú que unos pocos elaboran en una mesa de dinero y poder.
Cuando le preguntaron a Juan Grabois -por ejemplo- porque “Unión por la Patria” le permitió lo que no le permitió a Wado de Pedro respondió con honestidad brutal: “a Wado lo bajó el sistema” y explicó: “el sistema percibió en Wado un candidato competitivo, con posibilidades de ganar, que no representa los intereses del 1 por ciento. No era una garantía. Y aquí llamó sistema -para ponerle algunos calificativos más claros- al Fondo Monetario Internacional; a los mercados -que en realidad son los accionistas de las grandes corporaciones porque mercado hay en la esquina de mi casa y eso también es un mercado-; algunas geopolíticas, algunos intereses geopolíticos; y obviamente el Círculo Rojo. Entonces, ¿qué se garantizaron ellos? El 70% de un electorado que tendrá que elegir entre opciones que abiertamente, sin disimularlo, representan intereses de esa minoría”.
El entrevistador acota: “Por eso subió la bolsa. Por eso subieron los papeles, los activos, bajó el riesgo país, bajó el dólar-meta”. A lo que Grabois asiente y agrega: “En cualquier escenario que ellos prevén, sus intereses están garantizados. Fue un jaque mate para los que representamos los otros intereses”. Entonces el periodista interpreta: “O sea que vos eras menos peligroso que Wado porque vos tenías menos posibilidad de ganar”. Y Grabois responde: “Totalmente… Pero el resultado del partido no está hasta que el partido termina. Y, nosotros, plata y miedo no tenemos. Los desafíos son una cosa linda que a mí me entusiasman, pero más allá de eso, nosotros representamos algo que no está representado”.
Lo siento en mis entrañas, que la elección vuelve a ser una trampa bien elaborada. Pero ya soy grande y me cuesta creer que con mi voto voy a poder alterar las estructuras rígidas de este mundo.
Lo más real a un cambio que viví en mi mediana vida fueron los años kirchneristas, que no fueron una revolución ni de cerca, pero al menos fue una etapa en la que un trabajador podía vivir con dignidad trabajando, creer y poder comprar un auto, un celular, irse de vacaciones, hacer la casa… Cuando había una idea de soberanía a la hora de defender los intereses del país contra los intereses “de cierta geopolítica”. Cómo no recordar cuando en 2005, en la cumbre de presidentes en Mar del Plata, mandaron el ALCA “al Carajo” (Un acuerdo multilateral de libre comercio para las américas firmado en Miami en 1994, en el apogeo del neoliberalismo). La denuncia y pelea contra los “fondos buitres”, la usura internacional. Las políticas de integración y colaboración regional orientadas a conformar esa “Patria Grande” soñada por los Libertadores de América. El resurgir del pensamiento de lo “nacional y popular”. El ponerle el cascabel a los poderes fácticos, al llamado “círculo rojo”, la mesa chica del poder en la Argentina…
Por entonces, sentía que mi voto servía para cambiar algo, para dar alguna pelea, porque el resto de las veces sólo fue una acción de supervivencia, una expresión de la bronca y la impotencia. Elegir el mal menor o, en el mejor de los casos, ir a votar para defender el acto democrático más elemental, las elecciones libres, de una democracia que tanto dolor y muerte costó…
Algunos dirán: «No seas irresponsable, Fosforito. Nos estamos jugando que vuelvan los de amarillo».
En tanto, las sombras ocultas en las altas esferas se ríen de vos y de mi, mientras somos arrastrados por la corriente, aplaudiendo con entusiasmo a títeres disfrazados de líderes.
Y a nadie le importa cómo funciona mientras funcione.
Fosforito
Ciudadano
Absolutamente cierto lo manifestado por el escriba. Es de publico conocimiento de como les va de bien a los países de la Patria Grande con Venezuela a la cabeza. Cuyos hijos abandonan el país de solo desagradecidos que son. al igual que los jóvenes argentinos que se van del país sin reconocer que pueden elaborar un futuro como motochorros, soldaditos o dealers de la droga. Y eso de los títeres y los lideres también es cierto, no olviden que alguna vez aplaudieron a Alberto.
José
Simplemente el desmesurado mal gusto del comerciante.
Sacala, ponela más alto. Alguna idea. Enrejarla es cagarla olímpicamente. Un espanto. Si la viera Quino (qEPD) se larga a llorar. ¿No hay que pagar derecho de autor por esa reproducción? De Mafalda. De la horrible reja a videla.
Se cansaron? Bueno porque es gratis. Si cobraran no dirían nada.
Una pena estas actitudes. Después de todo, han usado a Mafalda.
Saquen ese adefesio. Enrejaron a Mafalda es también una forma de cruel vandalismo, por lo filosófico, estetitico y simbólico.
Libertad a Mafalda.
Bea
Muy buen comentario y estoy totalmente de acuerdo con vos