El liberalismo es un virus ideológico de un potencial pocas veces imaginado. Los variopintos virus de nuestro sistema biológico tienen preferencias por un aspecto u otro de nuestra anatomía viva, los pulmones, el sistema inmune etc. El virus del liberalismo ataca la conciencia y la identidad. Es un virus devastador de la identidad que permite rápidamente enajenar comunidades enteras en función de la supervivencia de las clases dominantes que conducen al mayor predador de la historia: el capitalismo.

La O.M.S. ha alertado, hace ya unos años, sobre el predominio de las manifestaciones en las que el cuerpo es protagonista en los adolescentes, las cuales se han tornado inquietantes con “el incremento de trastornos de la alimentación, el uso de drogas, la psicosomática y el suicidio en niños y adolescentes” (1). Del mismo modo, Beatriz Janin (1) refiere que “el cuerpo es cada vez más el lugar en el que se manifiesta el sufrimiento, pero también es aquello que se muestra, un lugar de exhibición y escritura”.

"Andan el pesar y el placer tan apareados que es simple el triste que se desespera y el alegre que se confía" Miguel de Cervantes