Europa atraviesa un tiempo de sometimiento político, económico e ideológico a Estados Unidos. Entre la OTAN como brazo armado, la dependencia energética forzada y el alineamiento de sus líderes, el Viejo Continente aparece debilitado, desindustrializado y sin autonomía, atrapado en la lógica de un imperio decadente que aún busca sostener su hegemonía.
En esta columna, Ricardo Monetta analiza el agravamiento del conflicto entre Israel e Irán y advierte sobre la posibilidad de una guerra de escala global, con el involucramiento directo de Estados Unidos, Rusia, China y otros actores estratégicos. Denuncia la manipulación mediática, la decadencia de las élites europeas, y el uso del imperialismo como mecanismo de supervivencia del capitalismo global. Una mirada crítica sobre los intereses geopolíticos que podrían empujar al mundo a un nuevo abismo.
En un escenario global marcado por el colapso energético, el agotamiento de recursos estratégicos y el avance de las potencias sobre zonas de influencia, esta columna reflexiona sobre el trasfondo ideológico, económico y militar del conflicto Rusia–Ucrania. Desde la reactivación del complejo industrial militar hasta el vasallaje europeo frente a EE. UU., un análisis sobre el rumbo geopolítico de Occidente y la lógica suicida de la guerra como respuesta al declive.
Cuando todo parecía encaminarse hacia un alto el fuego que serviría de transición a la paz definitiva, los "monstruos de la guerra" emergen en forma siniestra, anulando las capacidades cognitivas de los supuestos líderes de la Comunidad Europea, que no se resignan a que el brazo armado asesino de la OTAN durante décadas pueda ser derrotado y humillado como lo está haciendo ante la Federación Rusa.
Un espectro recorre Europa: el espectro del militarismo y la guerra. Detrás de esta fiebre bélica se esconde algo más que la supuesta amenaza de Rusia. El declive económico y la lucha por el dominio geopolítico juegan un papel fundamental en la creciente militarización de Europa.
Cuando, hace más o menos dos años, una maniobra entre EE. UU., Inglaterra y Ucrania hizo detonar explosivos en el gasoducto doble entre Rusia, el proveedor, y Alemania, se cortó el suministro de gas que permitía a Europa, sobre todo a Alemania, avanzar en una recuperación económica. A los demás países también les proporcionaba una energía para uso doméstico a precio razonable. Pero, en los planes de los "anglófilos", deseaban que, junto con la supuesta derrota de Rusia en la guerra con Ucrania y contra la OTAN, también se derrumbara Alemania. La consideraban, debido a su capacidad industrial, un nuevo adversario para el orden que se imaginaron establecer. La voladura de esos dos gasoductos, Nord Stream 1 y 2, significó un duro golpe a la economía europea, ya que se vieron obligados a comprarle gas natural licuado a quien los había destruido, a un precio tres veces superior al que pagaban a Rusia.
En las últimas décadas, los patrones de acumulación de capital en el mundo han cambiado drásticamente. La globalización económica, la financiarización y la reconfiguración del poder económico, tanto a nivel local como global, han sido los motores de esta transformación. Las esperanzas de equilibrio económico que se vislumbraban en los setenta se desvanecieron sin dejar rastros. Ahora, sin importar en qué lugar del mundo nos encontremos, son las élites quienes configuran las transformaciones en la creación, distribución y concentración del capital.