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viernes 13 de diciembre de 2024
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Director: Claudio Gastaldi
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Nota escrita por: Fosforito
domingo 3 de septiembre de 2023
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Víctimas del cielo

“Cómo te ven te tratan: si te ven mal te maltratan y si te ven bien.. te contratan” (Mirtha Legrand) Tengo buenas y malas noticias para vos: -"La belleza es lo que te da la felicidad"- (Shopping Disco Zen. Los Redonditos de Ricota)

En Argentina, en los años 90, con la puesta en moda de la cola less, nació el culto al culo, un becerro dorado que fue creciendo y creciendo en tamaño y en número de adoradores. Muchachas (y muchachos, en menor medida) dispuestas a soportar dolor y entregarse en el altar del nuevo dios: culos en la tele, culos en las marquesinas, culos en las revistas, culos en la lotería, culos en las canciones, culos en el desayuno y culos en la cena, culos en los sueños y culos en la vigilia… culos, culos, culos.

La reciente muerte de Silvina Luna, la chica común, pero bonita, salida de un reality, modelo y actriz, causó consternación en el mundo del espectáculo. Los programas y noticieros la siguen llorando a moco tendido y apuntan toda su artillería hacia el cirujano criminal que le inyectó veneno en el cuerpo.

Hacía más de una década que la modelo experimentaba el calvario de las consecuencias por las cirugías estéticas a las que había apostado para trabajar en el teatro de revista: “Tuve muchas presiones. Y muy pocas herramientas también… El cuerpo hegemónico era todo. Se usaban las tetas grandes y el culo acá arriba. Y yo me dejé llevar por eso, por buscar una seguridad en el exterior y querer cumplir con ese estereotipo”, contó.

Una historia como la de tantas chicas que sueñan con salir de la medianía o la pobreza, de hacerse famosas o mantenerse en la ola, y alcanzar un nivel de vida más alto, que trabajan o buscan relaciones que puedan financiar sus costosos deseos materiales, como cirugías plásticas para aumentar el tamaño de sus culos y senos.

Así, como saber patear una pelota o aguantar los golpes puede ser una salvación, tener un buen culo también es una posibilidad para abrir las puertas al cielo frívolo del mundo superficial.

La popularidad de la cirugía de aumento de glúteos, conocida como «gluteoplastia», aumentó en paralelo con el auge del culto al culo. Se pasó de la delgadez extrema a los cuerpos de curvas prominentes, de los cuerpos anoréxicos a los cuerpos de plástico.

Mientras más inalcanzable sea el modelo de belleza a seguir, mejores negocios para los que lucran con la belleza.

Todo vale a la hora de realzar, redondear, remozar y esculpir culos, ya sea mediante injertos de la propia grasa, rellenos con prótesis de siliconas o inyectando ácido hialurónico o cualquier otra sustancia ajena al organismo. Todo a la orden de la próspera industria de la belleza que invita -sobre todo a las mujeres- a responder a patrones de belleza y juventud a costa de riesgos, dolores e importantes desembolsos: grandes compañías de cosméticos y cuidado de la piel, clínicas, farmacias y laboratorios, salones de belleza, gimnasios, entrenadores personales, vendedores de suplementos nutricionales y equipos de ejercicio, influencers de belleza que promocionan productos y servicios a través de sus plataformas y obtienen ingresos de colaboraciones con marcas, la publicidad y los medios de comunicación que desempeñan un papel determinante en la promoción de estándares de belleza y en la comercialización de productos y servicios relacionados con la belleza.

En las redes sociales puedes subir una foto de tu recepción, tu nueva canción, un poema original, la nota sobresaliente de tu última tesis, tu mascota extraviada, pero nada tiene tanta repercusión, tantos vistos y “me gusta” como un buen culo.

Y ahora, en lugar de reflexionar sobre la presión de la belleza, todos los culpables parecen obsesionados con el cirujano.

 

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