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Nota escrita por: Ricardo Monetta
martes 23 de julio de 2024
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Atentado a la AMIA: La historia sin fin

Una de las infamias que carga el Estado Argentino es no haber hecho lo suficiente para la investigación rápida y eficiente de uno de los crímenes más atroces en la historia de nuestro país, donde intereses espurios tanto locales como internacionales jugaron un papel preponderante. Y lo que es peor, se hizo desde el mismo Estado junto con "servicios" del exterior una política de encubrimiento sobre las responsabilidades locales e internacionales que comenzaron con el atentado contra la Embajada de Israel, que luego se clausuró la investigación de la misma y la Suprema Corte tiene bajo siete llaves los hilos conductores de los responsables.
(Las imágenes del atentado a la AMIA usadas en este artículo son del argentino Julio Menajovsky, fotógrafo, fotorreportero, militante, docente y trabajador de la Memoria)

Volviendo a la AMIA, hay que decir que no habían pasado un mes del atentado que mató a 85 víctimas inocentes, cuando el 17 de agosto de 1994 fue a declarar ante el indigno Juez Juan José Galeano, un ex agente de la SAVAK (el Servicio de Inteligencia del destronado Sha Reza Pahleví). Este agente, devenido empresario en Argentina desde 1989, al que el Diario La Nación identificó como Majid Parvas y que sería conocido oficialmente como el «Testigo A». Parvas se presentó en la Redacción de Clarín, donde dijo que tenía pruebas de que Irán y Hezbolá habían perpetrado el atentado y pidió US$ 50.000 por la información. Más grave aún, ese mismo día la SIDE de entonces le presentó al Juez Galeano un pedido de intervención de varias líneas telefónicas, entre las que estaba la de Parvas. Y es que la SIDE tenía intervenidas todas las líneas de la Embajada de Irán a pedido del Mossad. Cuando Parvas fue a Clarín no se le pagó la suma que reclamaba a cambio de información, pero lo derivaron al Juez Galeano. En total, Parvas declaró en ese Juzgado 7 veces. Ahí se armó la historia oficial que hoy Patricia Bullrich, Milei y Stiuso se empeñan en mantener en vigencia, pese a la absoluta ausencia de pruebas.

Parvas, como es obvio, trabajaba en contra de su país, Irán, quizá desde 1979 cuando una Revolución liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini destronó al Sha de Irán, que había sido impuesto por EEUU para que las empresas de USA se quedaran con el petróleo iraní. Luego de la revolución, el nuevo gobierno teocrático nacionalizó el petróleo e instaló una República Islámica, convirtiéndose en la «bestia negra» de EEUU e Israel. Parvas habló del Partido de Dios Libanés, Hezbolá, y de las supuestas células «dormidas» en la Triple Frontera y de la presunta responsabilidad de su país como instigador del atentado e introdujo en el expediente el nombre de Salman El Reda, a quien hoy los gobiernos de EEUU e Israel consideran como el organizador tanto del atentado a la Embajada de Israel como el de la DAIA-AMIA. En realidad, el testimonio de Parvas no contiene información directa sino que es «conceptual», pero que sirvió para iniciar una hipótesis que se convirtió en la central y excluyente.

Tal como iba a suceder con Carlos Telleldín, a quien la SIDE le pagó US$ 400.000 para que acusara falsamente a un grupo de policías bonaerenses de haber volado la AMIA. También Parvas fue pagado, pero solo por US$ 10.000. Ello fue descubierto por el GERAD (Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental) conformado por la UFI-AMIA luego de la muerte del Fiscal Nisman, a fin de aportar una serie de documentos que la SIDE no había aportado a la causa. Fue así que se encontró la constancia de que Galeano había aprobado el pago, hecho por un abogado de la DAIA, y a la vez empleado del banco Mayo, entidades ambas presididas por Rubén Ezra Beraja, quien a la postre sería condenado por encubridor. El intermediario del pago a Parvas fue Ramón Ojeda, un Capitán Retirado del Ejército que había actuado en el Batallón 601 de Inteligencia de la fuerza durante la dictadura.

Antes, la Agencia Venezolana DISIP de inteligencia, cuyo jefe era un cubano que reportaba a la CIA, había sacado de la galera a un superagente, Manou Moatamer, quien se puso a fabular teorías conspirativas, a tal punto que el mismo Carlos Menem puso a disposición el avión presidencial para el juez y los fiscales, el Tango 01, para que fueran a entrevistarlo a Caracas. A su regreso, el Juez fue directamente a la quinta de Olivos para mostrarle el video, pero el presidente, que sabía que todo era un montaje para disimular su encubrimiento, no lo recibió. Lo único trascendente en las declaraciones de Moatamer fue que dijo que en pocos días iba a haber un atentado antijudío en Londres y así fue: una mujer llevó un coche con una bomba a un estacionamiento lindero a la Embajada de Israel, y la hizo detonar con un control remoto con estruendo y rotura de vidrios.

(Las imágenes del atentado a la AMIA usadas en este artículo son del argentino Julio Menajovsky, fotógrafo, fotorreportero, militante, docente y trabajador de la Memoria)

Scotland Yard consideró principal sospechoso de haber financiado ese ataque sin víctimas a Rodolfo Galimberti (cuñado de Patricia Bullrich), quien conocía a muchos palestinos desde su entrenamiento en los campamentos de Fedayines en el Líbano en 1975. En el momento de ese atentado en Londres, Galimberti se desempeñaba como agente inorgánico de la SIDE gracias a su vínculo personal con el «señor» 5, o sea el Secretario de Inteligencia y Jefe de la SIDE, Hugo Anzorreguy. Con el tiempo, una exagente del MI5 británico dijo que sus jefes tenían por cierto que se había tratado de un autoatentado organizado por el Mossad. Todo tiene que ver con todo, porque el autoatentado en Londres fue para hacer creíble la versión del agente venezolano. Todo esto lo sabe Patricia Bullrich, que solía ser su secretaria personal. Está muy claro que la hoy Ministra de Seguridad está vinculada íntimamente con Israel y el sionismo, como otro Montonero, Mario «Pascualito» Montoto, gran vendedor de armas. La vinculación de Bullrich con Israel es porque su pareja de muchos años, Guillermo Yanco, israelí, han «cerrado varios negocios» no siempre claros con Israel, como la compra de seis lanchas artilladas a un precio seis veces superior que si se construían en los astilleros argentinos.

Volviendo al atentado, la Corte Interamericana condenó al Estado Argentino por negligencia. En las primeras horas del día 18 después del atentado, mientras el primer sospechoso de comandar el operativo, Salman El Reda, se toma un avión para no volver, la CIA sacaba fotos a otros de los presuntos implicados, como Rabbani cuando iba a la mezquita. El problema del gobierno en ese momento y los «servicios» es que a las 48 horas se encontraron con la necesidad de una versión falsa. Hubo una versión unificada de lo sucedido que debían presentar a la opinión pública: o sea la acusación inmediata a Irán, Hezbolá y la conexión local. Todavía no hay ninguna prueba evidente para hacer una acusación formal. Incluso los documentos desclasificados de EEUU solo revelan sospechas. Lo único es que se afirma, sin pruebas evidentes, que fue Hezbolá con financiamiento iraní. O sea, se mata dos pájaros de un tiro. En Argentina había una presión enorme por acusar a Irán, el propio Canciller Guido Di Tella señaló que lo forzaban a acusar sin pruebas.

Vamos a otro dato. En el avión que vino de Israel trayendo un equipo de rescate, vino un alto diplomático, exembajador durante la dictadura, Dov Schmorak, con la misión expresa de coordinar una versión unificada para la opinión pública.

Y la pregunta es: ¿se podrá saber algún día la verdad? Es muy difícil. Lo cierto es que hubo una decisión política del máximo nivel, una decisión de Estado que involucró a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La instalación de un juicio en ausencia, como quiere Bullrich para congraciarse con Israel, es una aberración jurídica que no tiene consistencia alguna y que puede incluso agravar las tensiones diplomáticas a niveles sin precedentes.

Sin voluntad política y judicial no será posible revelar la verdad. Por ejemplo: hay dos atentados contra la misma colectividad, supuestamente cometidos por las mismas personas, pero las investigaciones se tramitan por separado, ¿por qué?

En nuestro país, la Justicia es como muchos piensan que es Dios: la mayoría cree que existe, pero nadie sabe dónde está. Pero también hay otras historias que más adelante vamos a relatar.

 

 

  • José Petrosino

    Es UN DISPARATE ya a priori que Irán fuera a bombardear 2 veces en 28 meses
    la Capital del más estrecho amigo que tuvo en la región hasta el atentado AMIA.
    Justamente para romper esas estrechas relaciones que Menem heredó de Alfonsín y estrechó más todavía a pesar de que ya no eran funcionales a los yankis en su “guerra fría” por la implosión de la URSS, sino todo lo contrario, primero sus enemigos Israel y USA nos metieron el 1er. atentado/mensaje en la emba de Israel, y como éste siguió estrechando esas relaciones, nos metieron el 2do. atentado/mensaje en la AMIA, más alevoso y que tenía implícito que de hacer falta un 3ero. sería en la Rosada y con él adentro, no hizo falta porque luego de hablar con EL ENVIADO SECRETO DE RABIN que le cantó la justa(googlear: “La InfAMIA – A 10 AÑOS – EL ACUERDO MENEM-RABIN PARA NO INVESTIGAR”), pronunció una de sus “frases célebres”: “existe semi-plena prueba de la participación de Irán en el atentado AMIA”, las realciones con Irán estrechas hasta ahí, se deterioraron hasta casi la ruptura y obio ¡NO HUBO MÁS ATENTADOS/MENSAJES”.
    LA VERDAD OCULTADA en los bombazos en Baires en 1992 y 1994, la pueden ver en: https://federaciondebasespatriagrande.blogspot.com/2012/08/el-autoatentado-de-amia-y-el-espionaje.html, que es un resumido de LA ÚNICA pista/hipótesis que se sotiene a esta altura para estos.

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